La figura de Ana, la profetisa, en Lucas 2, es muy hermosa como tipo de la iglesia. Veamos algunos rasgos relevantes:
- Era una profetisa. La iglesia tiene el ministerio profético, pues ella testifica al mundo acerca de su pecado, y de la voluntad de Dios en Cristo. Como profeta, tiene una palabra que denuncia, advierte y muestra el camino de Dios.
- Era una mujer noble. Pertenecía a la tribu de Aser, una de las diez tribus desaparecidas. El hecho de que ella haya conservado su linaje habla de su nobleza.
- Era una mujer bella. Una tradición rabínica habla de la belleza de las mujeres de la tribu de Aser, muchas de las cuales se casaban con sumos sacerdotes. La iglesia es bella porque tiene la belleza de Cristo. Ella está siendo lavada, y preparada para el día de las bodas, mediante «el lavamiento del agua por la palabra».
- Era una mujer mayor. Como la iglesia, tenía una larga historia, pero era joven en su espíritu, diligente y piadosa. La edad y la juventud van juntas en la iglesia, porque tiene la vida de Dios.
- Era viuda. Una viuda lo es porque su esposo ha partido. Así también la iglesia, no porque su Esposo esté muerto, sino porque ha partido, y está momentáneamente lejos de ella. Por causa de su viudez, ella muchas veces ha sido perseguida y humillada.
- Había tenido un solo marido, y era fiel a su memoria. La iglesia tiene un solo esposo, el cual es Cristo. Ella no se ha vuelto a casar. La verdadera iglesia no ha fornicado con los reyes de la tierra, sino que se ha mantenido fiel a Cristo, pese a la oposición generalizada del mundo.
- Desempeñaba un oficio espiritual. Ana no se apartaba del templo, ministrando al Señor. Así la iglesia ministra en las cosas celestiales, en el Santuario celestial.
- Estaba atenta al mover de Dios, pues andaba en el Espíritu. Ana se presentó en el momento justo para ver al niño Jesús, y alabar a Dios por Su salvación. No necesitó de un acuerdo o un aviso humano, pues el Espíritu la condujo al templo.
- Daba testimonio de Cristo. Ana daba a todos testimonio del niño Jesús. La iglesia solo tiene un tema, y este es Cristo. Su palabra y su vida es Cristo.
- Esperaba la redención. Ana era una mujer que no se conformaba al tiempo y situación presentes, sino que esperaba el rescate. Ella miraba más allá de las descorazonadoras circunstancias presentes, al día en que vendría el Redentor. Así también la iglesia se llena de esta expectación, de este «espíritu de arrebatamiento». La iglesia ama la Segunda Venida, y espera por el Amado.
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