Un Hombre hay en la gloria que vive para mí;
es puro, santo y fuerte, poderoso adalid.
Su amor y su ternura no se pueden medir.
Su vida allá en la gloria será mi vida aquí.
Un Hombre hay en la gloria que vive para mí;
a Satán ha vencido, obligándolo a huir.
Vive y reina, supremo, con realeza sin fin,
y su vida en la gloria será mi vida aquí.
Un Hombre hay en la gloria que vive para mí;
dolencias y flaquezas no lo pueden herir;
de fortaleza lleno, es potente y feliz
y su vida en la gloria será mi vida aquí.
Un Hombre hay en la gloria que vive para mí.
Su paz es permanente, su paciencia, sin fin.
Radiante y glorioso, desde allí espera ver
cómo su vida en gloria en mí vivida es.
Ruth Paxson
Tomado de «Ríos de Agua Viva»