Proverbios 9:1 nos enseña que las siete columnas de la casa de Dios están asociadas a la sabiduría. Esta sabiduría no es un atributo de Dios, sino una Persona: Jesucristo. En Proverbios 8:12 ella se revela personificada: «Yo, la sabiduría, habito con la cordura», y Proverbios 9:10 nos dice que la inteligencia es «el conocimiento del Santísimo». En él, la casa ya está edificada y las columnas ya están labradas.

Todo lo que es del hombre es hecho de barro mezclado con paja; hecho del polvo de la tierra, del mismo material que vino el hombre. Tiene el mismo formato, y es mezclado con las obras de la carne (la paja), que es usada para unirlos (Ex. 5:7). Las cosas de Dios son de piedra, que es extraída del monte y después labrada (Dan. 2:45). Jesús es una piedra labrada, piedra viva, y todo hijo de Dios también lo es (1 Ped. 2:4-5).

La primera columna de su Casa es el temor: «El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia» (Prov. 9:10). Es el principio, la primera cosa. Si no hubiese temor, la iglesia caería en toda obra mala. La segunda columna es la palabra de Dios: «Porque el Señor da la sabiduría; de su boca es que viene el conocimiento y el entendimiento» (Prov. 2:6). Si no hubiese palabra de Dios no habría salvación (Rom. 10:14-17), ni regeneración, y mucho menos santificación (Juan 17:17).

La tercera columna es la cordura: «Yo, la sabiduría, habito con la cordura, y hallo la ciencia de los consejos» (Prov. 8:12). Si no hubiese cordura en su casa, no habría en ella disposición, paciencia o longanimidad. La cuarta columna es el consejo: «Conmigo está el consejo y el buen juicio» (Prov. 8:14). Si no hubiese consejo en la casa de Dios, los errores y las herejías permanecerían para siempre. Tenemos un Admirable Consejero (Is. 9:6).

La quinta columna es la humildad: «Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría» (Prov. 11:2). La humildad es un rasgo claro de nuestro Señor (Mat. 11:29). Si no hubiese humildad en ella, la iglesia sería resistida por Dios (Stgo. 4:6). La sexta columna es la salvación: «El que confía en su propio corazón es necio, mas el que camina en sabiduría, será librado» (Prov. 28:26). Sin salvación no habría casa de Dios. Siendo ella una de las columnas, podemos tener esperanza en la salvación que aún está en proceso, preparada para revelarse en el último tiempo (1 Ped. 1:4).

La séptima y última columna es la disciplina: «La vara y la corrección dan sabiduría» (Prov. 29:15). Si en la Casa no hubiese disciplina para sus hijos, nunca llegaríamos al varón perfecto y participante de Su santidad (Heb. 12:5-11).

Mas todo esto es una persona: Cristo. Las siete columnas son todo lo que él es, y todo lo que el hombre no es. Y es para esto que cada uno de nosotros ha sido labrado por Dios, para que seamos también piedras vivas, y juntos, el edificio de Dios. Cristo siendo todo y en todos.

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