Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas”.
– Génesis 7:17-18.
Durante el diluvio, el nivel del agua sobre la tierra llegó a crecer gradualmente hasta hacer imposible la sobrevivencia humana. Toda alma murió. Creció unos siete metros por encima de la montaña más alta. Pero a medida que el nivel de las aguas crecía haciéndose más peligroso y mortal, el arca donde se encontraba Noé también se elevaba y se movía sobre ellas. Flotaba sobre ellas.
Noé se movía al vaivén de las aguas destructoras; siempre estuvo sobre ellas; y a pesar de que no podía verlas, pues el arca estaba muy cerrada, sin vista al exterior, sabía que Dios estaba ejecutando Su juicio, pero que a él y a su familia les estaba librando al mismo tiempo. Sabía que Dios lo estaba paseando sobre aguas mortales pero que estaba completamente seguro.
De igual manera, no importa la altura de sus angustias, lo muy elevadas que puedan estar las aguas tormentosas en su vida, pues en el arca de Dios… ¡siempre usted va a estar por encima de ellas!
No puedo decir si durante esos cuarenta días Noé tuvo miedo o no, pues la Biblia no lo dice, pero conociendo un poco la naturaleza humana, y sabiendo que el miedo forma parte de la misma (aunque sea como una forma instintiva para la conservación de la especie), me atrevería a asegurar que algo de temor debió haber en su corazón; pero también estoy seguro de su gran confianza en Dios.
Así que es normal que pueda también usted sentir algo de temor o preocupación al verse afectado por tribulaciones y dificultades, pero todo eso debe desaparecer cuando recuerde que su vida, dentro del arca de Dios, “flotará sobre la superficie de todos sus problemas”.
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