En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará».

– Salmos 23:2.

La Palabra usa figurativamente las ovejas para describirnos. La oveja es el animal más frágil y asustadizo de todos. Dios tiene sus razones al describirnos como ovejas, pues en algunos aspectos somos como ellas. La oveja no sólo es frágil, sino muy tonta. Los hábitos de una oveja son muy especiales y adecuados para describirnos. Por ejemplo, hay varias circunstancias en las cuales ellas no consiguen descansar.

La primera de ellas es que la oveja se atemoriza con gran facilidad; es muy nerviosa, nunca se siente segura. Ante el menor ruido o movimiento a su alrededor, independientemente de la causa, ellas salen corriendo. Cuando una de ellas empieza a correr, las demás también hacen lo mismo, sin saber el motivo.

La oveja no sólo se asusta fácilmente, sino que además su reacción al temor trae consecuencias inmediatas a su fisiología. Por ejemplo, si una hembra en período de gestación tiene un pequeño sobresalto, puede abortar inmediatamente.

La oveja es asimismo muy frágil; por eso, para darles verdadero reposo, el pastor debe renunciar a su propio descanso. El pastor vigila toda la noche, con el arma en las manos, y al menor ruido, él se hace presente. Con sólo ver la sombra del pastor, la oveja se tranquiliza de inmediato; todos sus temores se van.

La segunda circunstancia que les impide descansar son las discordias. Normalmente las ovejas gordas y fuertes atropellan a las más débiles para quedarse con el mejor alimento. Las débiles comen poco y, en consecuencia, no consiguen descansar. Sin embargo, lo maravilloso es que cuando el pastor entra al corral, los ojos de todas las ovejas se vuelven a él, olvidando las discordias entre ellas. Hoy, en medio de los hijos de Dios, si deseamos reparar el daño causado por las discordias, sólo tenemos una vía: la propia presencia del Señor.

La tercera circunstancia en la cual las ovejas no encuentran reposo es causada por la molestia de los insectos. En verano, el tiempo es caluroso y sofocante, y aparecen moscas y parásitos que perturban a las ovejas, haciendo que ellas no tengan descanso. Entre los hermanos, muchas veces nuestra carne es como insectos o parásitos localizados en las partes más sensibles, que nos hacen perder el descanso.

La cuarta circunstancia que impide el descanso de la oveja es el hambre. Para tener reposo, ella necesita estar satisfecha, por eso el pastor busca los pastos verdes. El pastor necesita tomar muchas providencias para cuidar bien de sus ovejas. La oveja debe estar bien alimentada para estar satisfecha y tranquila.

Hoy, las personas sienten hambre, tienen una insatisfacción interior, y no consiguen obtener descanso. Pero los creyentes podemos descansar, porque el buen Pastor ya trabajó para nosotros, preparando pastos verdes. En él, no hay motivo para sentir hambre, todas nuestras necesidades son satisfechas. «El Señor es mi pastor; nada me faltará» (Sal. 23:1).

De «A Vida Mais Abundante», Christian Chen.

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