Una mirada a los principales temas que ocupan al mundo en los días que corren.
Cuando cerrábamos nuestra edición anterior de «Aguas Vivas», estaba en pleno desarrollo la 13ª Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático desarrollada en Bali, Indonesia. En aquel momento –principios de diciembre– las perspectivas de lograr un acuerdo eran poco alentadoras, pues las posiciones de Estados Unidos y la Unión Europea estaban bastante radicalizadas.
Sin embargo, los resultados de la Cumbre fueron bastante más auspiciosos, pues, tras arduas negociaciones, finalmente se aprobó un plan para negociar un nuevo acuerdo sobre el calentamiento global antes de 2009. «Es un paso realmente importante, una oportunidad real para la comunidad internacional de combatir con éxito el cambio climático. Las partes han reconocido la urgencia de tomar acciones contra el cambio climático y ahora han ofrecido la respuesta política necesaria a lo que los científicos venían diciendo que era necesario», manifestó el ministro indonesio de Medio Ambiente, Rachmat Witoelar, quien presidió la conferencia. Con estas esperanzadoras palabras se dio por finalizado el acuerdo, en medio de calurosos aplausos, con lo cual se sella un compromiso entre países ricos y pobres sobre políticas climáticas.
Para que esto fuera posible, Estados Unidos hubo de abandonar su oposición a un plan comprometido, y romper así el punto muerto entre naciones ricas y pobres. «Nos uniremos al consenso», aseguró Paula Dobriansky, quien encabezó la delegación estadounidense. Su comentario despertó los gritos y aplausos de muchos asistentes al encuentro.
El nuevo Plan incluye establecimiento de una hoja de ruta para las negociaciones, que tendrán lugar en los próximos dos años a fin de establecer un nuevo régimen climático. Este nuevo tratado de régimen climático entraría en vigor en el año 2013, tras el fin de la primera fase del Protocolo de Kyoto. La hoja de ruta de Bali fue aprobada mediante consenso de los 190 miembros de las parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC).
La decisión incluye una agenda transparente para los asuntos clave que deberán negociarse hasta 2009, entre los que figuran:
1) Acciones para la adaptación a las consecuencias negativas del cambio climático, tales como las sequías y las inundaciones.
2) Maneras de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero,
3) Maneras de extender el uso de tecnologías respetuosas con el medio ambiente, así como propuestas para la financiación de las medidas tanto de adaptación como de mitigación.
A principios de este año, el Panel Intergubernamental de expertos de la ONU en Cambio Climático (IPCC, sigla en inglés), emitió un informe según el cual, si no se pone remedio, las temperaturas medianas del planeta podrían aumentar hasta 6 grados centígrados para finales de siglo, provocando daños irreversibles en las economías, las sociedades y los ecosistemas de todo el mundo.
Como se puede apreciar, se ha dado un paso importante, pero la amenaza continúa.
Escepticismo generalizado
En otro frente informativo, tras la firma del acuerdo de Anápolis (USA), en noviembre del año pasado, no hay mucho optimismo entre israelíes y palestinos. Más bien hay escepticismo y recriminaciones veladas, especialmente en los sectores más radicalizados.
Recordemos que según aquella declaración conjunta, israelíes y palestinos acordaron retomar las negociaciones de paz para lograr un acuerdo definitivo al 31 de diciembre de 2008, que cerrara un largo conflicto de 60 años.
Pese al pesimismo generalizado, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, tras una entrevista a mediados de febrero en Jerusalén, acordaron proseguir sus reuniones en el futuro «en un ambiente de discreción».
Según Mark Regev, portavoz del primer ministro israelí, ese fue el principal resultado de la cita, que se celebró en medio del escepticismo de representantes palestinos e israelíes por el retraso que arrastra el proceso de paz. «Los dos líderes volverán a reunirse en quince días, pero lo harán en un ambiente de discreción para garantizar el éxito del proceso, algo que desean los dos», afirmó Regev, que no quiso revelar el contenido de las conversaciones entre ambos interlocutores.
La división de Jerusalén, en cuya parte este los palestinos quieren fijar la capital de su estado independiente, es un asunto delicado tanto para el primer ministro israelí como para Abbas.
Olmert se enfrenta a la amenaza del partido Shas de abandonar su ejecutivo –lo que le dejaría en minoría parlamentaria–, si accede a dividir la ciudad; en tanto Abbas no puede renunciar públicamente ante los palestinos a tratar sobre Jerusalén, por una cuestión de prestigio.
A la divergencia en el discurso del primer ministro israelí y el presidente palestino se había sumado en los últimos días el pesimismo expresado por las personalidades de las dos partes, por la ausencia de progresos en el proceso de negociación.
El primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Salam Fayad, expresó sus dudas acerca de la posibilidad de que se pueda alcanzar un acuerdo de paz antes de que finalice el año. En una comparecencia ante un foro de dirigentes estadounidenses de organizaciones judías, Fayad manifestó en Jerusalén que «mi sensación es que no se ha hecho lo suficiente en los últimos tres meses que pueda sugerirme que un tratado sea posible a fines de 2008».
Tampoco el presidente de Israel, Simón Peres, se mostró optimista al declarar el domingo que «la gente está perdiendo fe en la paz», porque en Oriente Medio «todo el mundo habla, pero nadie actúa» para acabar con el largo conflicto que permanece enquistado en la región.»El modus operandi en Oriente Medio consiste principalmente en prometer de boquilla en vez de poner cosas en marcha», agregó Peres.
La independencia de Kosovo y el temido efecto dominó
La declaración unilateral de independencia de Kosovo el pasado domingo 17 de febrero de 2008, ha encendido una nueva chispa de impredecibles consecuencias y amenaza en convertirse en un nuevo foco de tensión en los Balcanes, una región con una larga historia de conflictos internos.
La medida provoca un enconado cisma en el apoyo de las principales potencias mundiales. El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reproduce las divisiones sobre el reconocimiento de Kosovo, con el apoyo de EE.UU., Francia y el Reino Unido, y el rechazo de Rusia y China, contrarios a que se convierta en el 193° Estado del mundo.
El máximo órgano de decisiones de la ONU escuchó al presidente de Serbia, Boris Tadic, quien pidió que la decisión sea declarada «nula e inválida» y advirtió que ese reconocimiento tendrá «efectos impredecibles». El desacuerdo se basa en la interpretación legal de la resolución 1244, que recoge el plan de paz internacional para Kosovo, y garantiza a Serbia la soberanía y la integridad territorial.
Francia, Alemania, Italia, Alemania, el Reino Unido y otra docena de miembros de la Unión Europea ya han reconocido a Kosovo. Taiwán también anunció el reconocimiento, en un paso que aumenta la tensión con China, con la cual Taipei mantiene un litigio independentista.
En cambio, España, Chipre, Rumania, Grecia y Eslovaquia no reconocerán una independencia que sería un precedente a los separatismos, por ejemplo del País Vasco y Cataluña.
En ese sentido, las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur anunciaron que pedirán a Rusia, a la postsoviética Comunidad de Estados Independientes y a las Naciones Unidas que reconozcan su independencia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que la independencia de Kosovo tendrá «consecuencias» sobre las relaciones de Rusia con la UE.
Otras regiones del mundo quieren seguir el ejemplo
Tras la declaración unilateral de independencia de Kosovo (sudeste de Europa), ocurrió lo que muchos temían. Que la separación de esa ex provincia serbia quede como precedente, desatando una ola separatista en todo el mundo. Los casos más destacados son los de Osetia del Sur y Abjasia, en Georgia, Transnistria en Moldavia y el norte de Chipre, pero también el País Vasco en España.
Sin ir más lejos, nacionalistas y separatistas vascos reclamaron desde ya su derecho a la autodeterminación. La vocera del gobierno vasco, del Partido Nacionalista Vasco (PNV), expresó que Kosovo es «un nuevo ejemplo de vigencia del derecho democrático a la libre determinación plasmado en la legislación internacional».
Aunque nadie duda que el gobierno español entiende también que el caso de Kosovo puede dar alas a las proclamas independentistas en el País Vasco, el ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, se ha encargado de aclarar dudas.
Tras una reunión de la Unión Europea, Moratinos dijo que «España rechaza la independencia de Kosovo», ya que cree que este proceso es «ilegal» (es unilateral y no está avalado por las Naciones Unidas) y puede «abrir la Caja de Pandora» en la región.
El presidente de otro Estado ‘de facto’, la República Turca del Norte de Chipre, también ha expresado su entusiasmo por el precedente creado en los Balcanes. «Pido a quienes se oponen a la independencia de Kosovo que tengan en cuenta que ningún pueblo puede ser forzado a vivir bajo el poder de otro», afirmó Mehmet Alí Talat. «Se debe respetar la voluntad del pueblo de Kosovo y se debe ayudar al nuevo Estado», agregó.
Tarat pidió que la Unión Europea «actúe con un alto sentido de sus responsabilidades» en el caso de Kosovo y expresó su convencimiento de que la UE «no repetirá los mismos errores que aún estamos pagando con el problema de Chipre».
Dos terceras partes de Chipre pertenecen a la República de Chipre, miembro de pleno derecho de la UE y Estado reconocido internacionalmente como soberano de la totalidad de la isla, mientras que el tercio norte restante corresponde a la República Turca del Norte de Chipre, existente desde 1974 y reconocida sólo por el Gobierno de Ankara y por los 57 Estados que conforman la Organización de la Conferencia Islámica.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán se mostró «encantado» por la independencia de Kosovo y calificó de «realmente admirable» la determinación del «pueblo kosovar», que «ha insistido en un ideal en el que creía, como es la búsqueda pacífica de la independencia sin amenazas ni miedos», según informó la agencia oficial de noticias CNA.
Según Taipei, el derecho a la autodeterminación está reconocido por Naciones Unidas y es el pueblo «quien debe ser dueño del destino de su nación». «De ningún modo una nación debería negar la independencia a otra», manifestó.
El caso de Taiwán es similar en muchos aspectos al de Kosovo. Oficialmente denominada ‘República de China’, mantiene una independencia ‘de facto’ desde 1945 que no ha sido reconocida por la República Popular China, que la considera parte inalienable de su país.
Un contraejemplo muy significativo es el de Sahara Occidental. El delegado del Frente Polisario en Madrid, Buchraya Beyun, recordó que el proceso de descolonización saharaui «lleva más de 30 años en la Comisión de Descolonización de la ONU» y sigue sin resolverse, «a pesar de las resoluciones» del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que establecen el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
En cambio, «todos están corriendo desaforados para apoyar la independencia de Kosovo» a pesar de que su caso «ni siquiera estaba en la Comisión de Descolonización», prosiguió. «Esto demuestra una vez más que existe una doble vara de medir y que todo depende de los intereses de las potencias», añadió.
El actual escenario político mundial se ve bastante complejo y vuelven a despertarse viejos temores que tensionan la convivencia que se creía consolidada tras el término de la llamada guerra fría. Observaremos con atención el desarrollo de estos acontecimientos.