¡Palabra, Verbo, Principado, Reino!
Trigal arcano, albura aglomerada;
untado pan, Hijo de Dios deseado;
delante de tu mesa me he sentado,
temblando con el alma, al acercarme
a compartir tu vida y tu sustancia
en medio de tu Casa reunida.
¡Teniéndote, Jesús, lo tengo todo!
Creyente soy, para saber ahora
que, en ti, fui contemplado por el Padre;
que me sacó de ruinas doctrinales
y nada mío abrigo en este instante.
Hoy vivo en la Verdad desintegrado,
sellado en el poder de tu amasijo,
en la frecuencia de tu Casa abierta,
fundido entre los santos escogidos.
¡Teniéndote, Jesús, lo tengo todo!
¡Varón perfecto, Verbo Jesucristo!
¡Hijo de Dios, en carne y sangre visto,
aurora cósmica del tiempo eterno,
resucitada almendra de la gloria!
¡Señor Jesús, de Dios eres el Cristo!