1 Usted tiene una única arma: la Palabra de Dios.
2 La Palabra de Dios no necesita aliados.
3 Usted necesita confiar sólo en la Palabra de Dios: no confíe en su propia sabiduría, ni en la de otras personas.
4 No se apoye en sus propios sentimientos de responsabilidad, sino siempre en un texto definido y en un mandamiento de las Escrituras.
5 Pertenezca completamente a Él, quien le pertenece completamente.
6 Él no comparte con nadie Su poder de comandar.
7 Ningún castigo humano puede eximirlo del deber de hablar y dar reconocimiento a Dios.
8 No se olvide que el mundo odia la Palabra de Dios más que nada, pero necesita de ella más que nada.
9 En cada derrota recuerde esto: El Dios que resucitó de los muertos, Aquel que fue crucificado, tuvo Su victoria en la derrota.
10 Toda y cualquier batalla que pueda venir ya fue vencida por Él.
11 Usted está del lado de Cristo; no se sorprenda, pues, si fuere tratado como un paria.
12 Nunca piense que Dios necesita de un hombre con las cualidades de usted; es usted quien necesita de Dios.
13 No confunda los mandamientos de Dios con las propuestas de paz del mundo.
14 Hay un gran futuro delante de usted – ¡el futuro de Dios!
Lo que Dios enfatiza
1 Dios enfatiza lo que somos, más que lo que hacemos.
2 La verdadera obra es la que emana de la vida.
3 El servicio que tiene valor es siempre la manifestación de la vida de Cristo.
4 Consagrarse a Dios no es trabajar para Dios, sino ser trabajado por Dios.
5 Aquellos que no permiten que Dios trabaje en ellos, nunca podrán trabajar para Dios.