Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas».

– Mateo 25:3-4.

¿Cómo quiere Cristo hallar a la iglesia? Como una virgen. Eso quiere decir que esta novia no se ha contaminado con el mundo, con ningún tipo de ídolos, ni con el pecado. Toda la atención de ella está en el Amado, y se prepara para él como las vírgenes prudentes. Las vírgenes prudentes tenían no solamente la lámpara: tenían también el aceite para las lámparas.

¿Qué significan las lámparas en las manos de las vírgenes prudentes? La lámpara es la salvación, y la salvación la tenemos. Hemos sido rescatados de la potestad de las tinieblas y trasladados al reino del Amado Hijo. Hemos nacido de Dios. Entonces, puede decirse que somos vírgenes que tienen las lámparas en sus manos.

Pero, qué tremendo sería tener solamente la salvación, conformarse con ella, y no tener el aceite para la lámpara. Porque esta lámpara tiene que arder. Y las vírgenes prudentes están representadas en la lámpara y en el aceite. Nosotros necesitamos el aceite de la unción, necesitamos cada día ser llenos del Espíritu Santo, necesitamos cada día renovar nuestra consagración por el poder del Espíritu Santo de Dios.

No podemos vivir de las experiencias pasadas. Si en el principio fuiste lleno del Espíritu Santo, y una y otra vez recuerdas esa experiencia, tal vez estás viviendo con lo que queda de ella. Quiero decirte que es posible que el aceite esté bajando de nivel, o bien que ya no quede nada. Y tal vez has hablado tanto de esa experiencia, que ya es como una lucecita que se está apagando. Y, ¿dónde hallaremos el aceite, sino en Dios mismo, en su Espíritu? Queremos ser como las vírgenes prudentes, que tienen las lámparas y tienen el aceite.

¿Estamos permaneciendo en una comunión viva con el Señor, o estamos viviendo descuidadamente? Si estamos viviendo descuidadamente, hermanos, significa que el aceite está escaseando. Porque cuando la lámpara está llena de aceite de lo único que hablamos es del Señor Jesús, lo único que llena nuestro corazón es la bendita persona del Señor Jesucristo. No hay otros amados, como en el caso de Israel (Oseas 2:7). No va el corazón tras los ídolos, no va el corazón tras las cosas que el mundo le pudiese ofrecer. El corazón está firme en el Amado, y está esperando en él.

Las vírgenes que se van con el Señor son las que tienen sus lámparas llenas. No seamos insensatos. Las otras vírgenes no actuaron con sensatez. Y, cuando llegó el momento en que el esposo se acercaba, y oyeron el rumor, las cinco vírgenes prudentes tomaron sus lámparas con aceite y fueron a recibir al esposo. Y las otras, recién ahí, después de haber vivido una vida totalmente descuidada, empezaron a tener cuidado de ese encuentro maravilloso que se iba a producir. Pero no pudieron estar con el esposo.

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