¿Cómo fueron los hogares de los grandes hombres y mujeres de Dios del pasado?

D. Kenaston

Esta es una mirada a la niñez de Catherine Booth, y cómo influyó su madre en Catherine. Ella fue la esposa de William Booth, y fue quien empezó el movimiento denominado «Ejército de la Salvación» a fines del siglo XIX.

La madre de Catherine

Estoy agradecido de que no es perfecta la herencia de cada hogar, porque esto permite que usted y yo podamos alcanzar la meta. Aun con todos nuestros fracasos, Dios puede levantar una cosecha piadosa de nuestros deseos sinceros y obediencia firme. Así fue la vida de Catherine. No todo era bueno en su hogar.

Cuando su madre era aún la señorita Milward, fue una miembro fiel de la Iglesia Anglicana. Aunque tenía una buena moralidad, era religiosamente perdida. Como la mayoría de gente en esta condición, no se daba cuenta de su condición peligrosa. En medio de su vida ciega, Dios, que es rico en misericordia, le tocó para que abriera sus ojos espirituales.

Había un joven en su vida quien pidió su mano en matrimonio. Todo parecía bien en su noviazgo, y el día de la boda fue planificado. Pero un día antes de aquel día tan especial, un informe le llegó acerca de su novio, el cual reveló que era infiel y mentiroso. Como era una joven de principios, paró los planes de la boda. Todo esto puso a Catherine en el lecho de la aflicción durante seis semanas.

Por medio de esta tragedia emocional y física, ella cayó bajo convicción de pecado. Antes era moral y espiritualmente ciega, pero ahora se vio a sí misma pobre y vil.

Había en el pueblecito donde vivía una de esas iglesias nuevas y «fanáticas» (como muchos de esa época las llamaban): los metodistas. La señorita Milward supo que muchos recibían allí el perdón de sus pecados, y su corazón anhelaba asistir a esas reuniones. Pero no podía levantarse de su cama, así que pidió a su papá que invitara al ministro de los metodistas que viniera a visitarla. Dios había preparado el camino anteriormente, y después de la visita, ella creyó a Dios por el perdón de sus pecados, por medio de la sangre de Jesucristo. Mientras Dios sanaba su alma enferma, su cuerpo se sanó a la vez, casi inmediatamente. Se levantó de su cama, se vistió y entró otra vez en la vida de su hogar.

Desde aquel momento, la mamá de Catherine cambió totalmente, y nunca volvió a sus hábitos mundanos y religiosos. La salvación produjo un cambio en cada parte de su vida. Poco después, un dedicado predicador de los metodistas vino al padre de la Señorita Milward para pedir su mano en matrimonio.

El padre

John Mumford fue un predicador ambulante muy conocido en aquellos días. Ganó muchas almas para el reino de Dios y trabajaba muy duro. Al principio, uno de los padres (un miembro de la Iglesia Anglicana) no quiso dar su bendición al matrimonio de John y su novia, pero al fin la recibieron. Cinco hijos les nacieron después, de los cuales Catherine fue la única mujer. Tres de los hombres se murieron cuando eran bebés; esto era común aun en la Inglaterra de aquella época.

Después de esto no hay mucho escrito acerca de John. Desapareció de los registros. En los primeros días de su matrimonio sintió el llamado de Dios para predicar y servir. Con todo, él resistió esta llamada por seguir los deseos de ganar dinero. Poco a poco su celo se enfrió, y por fin puso completamente a un lado el predicar y, después, su testimonio de tener la salvación.

Antes, John promovía fuertemente la causa de la templanza en cuanto del alcohol. Pero al enfriarse su vida espiritual, a su mente le pareció lícito tomar un poquito de vino para calmar sus nervios después de un duro día de trabajo en su negocio. Después, necesitó algo más fuerte; y la mamá y la hija miraban con pena a Juan perdiendo todo poder contra el demonio de la bebida.

El leer y estudiar esta historia para escribirla causa mucha pena a mi alma. Se alejó John de una vida y ministerio poderoso para ganar un poco de dinero y lo que éste pudiera comprar. Aunque esto es una tragedia, sin duda, miremos otra vez estas circunstancias. Al parecer este padre nunca abandonó su hogar (esto es, no abandonó a su familia), sino que seguía más o menos como un papá poco funcional.

Pienso que podemos ganar ánimo en esto. La mamá de Catherine crió a los hijos sola, en condiciones peores de las que podemos imaginarnos. ¡Qué podemos obtener! John no peleaba contra lo que hizo la mamá; pero es claro que no hizo su parte. ¡Qué podemos obtener en situaciones difíciles! No te desmayes si tu hogar no es lo que debe ser. Levántate en el espíritu de Caleb diciendo: «¡Quiero ese monte!» (Josué 14:12).

Los años primeros de disciplina y educación

Ver la flor mientras todavía es un retoño es el secreto del visionario. Ver un árbol alto y grande cuando se tiene solamente un arbolito de un metro de altura es lo que mueve al hacer, en el cuidar y en las horas de enseñar. La mamá de Catherine vio la semilla de una sierva dedicada a Dios en su pequeña hija, y empezó temprano a fertilizarla con cuidado.

Las dos, mamá e hija, llegaron a ser muy amigas mientras que la dedicación de la madre se pasó a la hija. La madre de Catherine fue muy estricta, pero a la vez llena de ternura y compasión. Al compararse las historias de los hogares de este estudio, se ha aclarado que esta combinación de estrictez mezclada con ternura y compasión tiene los mejores resultados en los niños. Había reglas que obedecer, y lo bueno y lo malo fueron definidos a una edad temprana.

Este método, guiado por un corazón tierno, produjo una conciencia sensible, la cual es un regalo precioso para cualquier niño. Había muchas confesiones con lágrimas y oraciones antes del acostarse por la noche; la hija estaba abriendo su corazón a su mamá.

En este hogar, la Biblia fue el Libro Supremo de sabiduría y enseñanza. Fue leído y explicado a los niños en sus respectivos niveles desde el principio de su entendimiento. Fue el libro de texto principal para aprender a leer, y también la razón principal para aprender a leer. Catherine tenía cientos de recuerdos de estar en pie al lado de su mamá escuchando, leyendo o recitando de este Libro. Antes de llegar a los doce años, había leído por completo la Biblia entera ocho veces. No nos admira entonces que en los años posteriores Catherine sorprendió a muchos con su entendimiento sobre la Palabra de Dios. No se necesitaba una escuela bíblica porque su vida entera como niña, su hogar, fue un seminario lleno de revelaciones santas.

Catherine fue un «árbol plantado junto a corrientes de aguas» (Sal. 1:3) Su mamá nunca perdió el celo de su entrada al reino de Dios. De hecho, parece que mientras más su marido se enfriaba y buscaba otras cosas, crecía más el celo de ella. Esto vino a suplir la falta que tenía el hogar al perder al papá en el alcohol. Este amor y fervor, con la Biblia en el primer lugar, creó un ambiente para el Espíritu en el hogar. Como dice la Biblia en 1 Corintios 7:14, la madre creyente santifica a los hijos, aunque el padre no lo sea. Catherine dio este testimonio en su años postreros: «No puedo recordar ni una sola época en mi vida cuando yo no haya tenido deseos intensos hacia Dios».

Eran los años de la década de 1830 en Inglaterra y la gente migraba a las ciudades en gran número. Los niños jugaban en las calles, y no fue buena la influencia de ellos a los otros niños, los cuales tuvieron padres con metas altas. La mamá de Catherine fue una de las pocas que dijo en su tiempo, «el que se junta con necios será quebrantado.» (Prov. 13:20). El mundo y sus pecados ella no los permitió en su casa.

Catherine no tuvo muchas amigas. No había acompañantes aceptables, y por esto madre e hija eran muy amigas. Tenía que ser así, porque no había otra opción. William Booth dijo muchas veces de su suegra: «Ella es la mujer con los principios más firmes que yo conocí». Fue como los puritanos: lo justo es justo, no importa el costo de vivirlo o decirlo.

Estas opiniones de la separación del mundo afectaban cada parte de sus vidas. A mí me parece que es como la separación bíblica. ¡Debe ser así! ¿Piensas que esto tuvo algo que ver con el testimonio claro de la no-conformidad que tenía «El Ejercito de la Salvación» durante muchos años?

Una escuela en el hogar para Catherine

A causa de sus convicciones sobre el peligro en asociarse con amigos negligentes, la enseñanza en el hogar fue la única opción. Estos principios pasaron a Catherine, y siguió el ejemplo de su mamá, enseñando a sus ocho hijos en el hogar. «Una escuela es un mundo pequeño», dijo ella muchas veces.

Catherine empezó a aprender antes de los tres años, y según su madre, ella supo las letras y pudo leer palabritas sencillas poco después de sus tres años. Imagina en tu mente este dibujo, la pequeña Catherine, ni siquiera a sus cinco años, al lado de su mamá leyendo en voz alta para su querida mamá. Esto es la escuela del hogar y lo mejor. La madre de Catherine era su profesora a los doce años, seguido por dos más en una escuela de niñas con una profesora muy piadosa. Después de esto, la mala salud forzó a Catherine a regresar a su hogar otra vez; pero el aprendiz le siguió. Esta parte última de su educación fue más teológica que académica.

El programa de estudios fue muy importante; porque la verdad vence y hace un niño santo, pero el error trae una vida descuidada y sin restricciones. La madre de Catherine fue muy selectiva en el escoger cuáles libros pudieran leer sus hijos.

Fue tan cuidadosa que no quiso que sus hijos aprendieran el idioma francés, porque muchos de los escritores franceses fueron infieles. Y por la razón que su mamá amaba tanto la verdad, no se permitía leer fantasías o novelas. Solamente las formas puras de la verdad se permitieron. ¡Las novelas de romance de hoy claramente no se habrían permitido! La historia del mundo y la geografía fueron estudiados junto con muchas charlas acerca de Su historia; cómo se aplicó a aquel día. Las biografías también se usaron para inspirar y guiar las mentes de los estudiantes hacia lo bueno y recto. Algunas de las vidas fueron buenas, y otras malas. Pero todo estaba bien, porque la mamá estaba cerca para charlar sobre todo.

Las tragedias, influencias poderosas

Hubo tres grandes experiencias negativas que Dios usó para formar a esta joven soldado en sus años formativos. ¡Oh, tanto queremos proteger a nuestros queridos hijos de las cosas duras y las penas que muchas veces sobrevienen en esta vida! Pero Dios las usará en maneras profundas y poderosas si damos buen consejo por medio de ellas. Así pasó con Catherine. Tres de sus hermanos murieron cuando eran pequeños. La niñita nunca olvidó los sentimientos solemnes que trae la muerte al que mira con asombro. Tres veces miró a un bebé muerto en las manos de su mamá. Tres veces miró la cara de su mamá con lágrimas fluyendo. Dios usó estos tiempos para ponerle un sentido profundo de la certeza de la muerte, que quedó en ella toda su vida.

El dolor más grave en la niñez de Catherine sin duda fue el ver a su propio papá enfriarse espiritualmente, y poner a un lado su ministerio de la predicación, y empezar a tomar bebidas alcohólicas. Se sentía mucho más cerca de él y gastó más tiempo con él que su mamá en los primeros años. Catherine era más afín a su padre que a su madre. ¡Qué dolor en el corazón al ver a su querido papá perderse en el mundo, a plena vista de ella! Su padre se había puesto fuerte en la causa de la templanza, haciendo reuniones para esto en su propio hogar.

¿Tragedia? Sin duda, sí, ¿pero cual fue el resultado de esta experiencia continua de dolor? La madre puso esfuerzos dobles a enseñar a los niños correctamente. Se puso más ferviente en el orar, y llegó a conocer a Dios en una manera dulce e íntima. Madre e hija se acercaron una a otra, y el vínculo espiritual fue irrompible. Catherine odió el alcohol todos los días de su vida, y peleaba contra el diablo por las almas perdidas y atadas por él.

La tercera situación que afectará la vida de la jovencita llegó a los catorce años. Después de dos años hermosos en la escuela normal, se enfermó con una fea enfermedad espinal. Tuvo que regresar a su casa, y acostarse en cama permanentemente. Ella era una joven activa y esto le causó muchas dificultades. A la dirección de su madre, y por su insaciable deseo por aprender, empezó a estudiar en su hogar otra vez. Pero, esta vez el programa de estudio consistió mayormente de asuntos cerca de las cosas espirituales. Muchas horas invirtió en estudios bíblicos, teología e historia de la iglesia. Leyó de los escritos de John Wesley, John Fletcher y Charles Finney. También le agradó meditar en el libro de la profecía de Newton y en El Progreso del Peregrino, de John Bunyan. El escribir siguió, lo cual le ayudó a formar lo que creía. La Escuela Bíblica de Dios siempre es perfecta. La escuela de Cristo es la escuela más efectiva que hay, y esto lo descubrió Catherine.

Carácter piadoso

Carácter, o sea las cualidades morales y éticas, fue una meta alta en la lista de las prioridades de la madre de Catherine para su hija. Y las buscó desde una edad temprana en sus hijos. Puso en sus hijos desde temprano el regalo precioso de una conciencia sensible y alumbrada. Siempre les enseñó a decir la verdad; que cada cristiano debe vivir honradamente en cada asunto.

El sonido bello de una niña llorando por sus fracasos diarios fue como música a los oídos de la madre. Con persistencia empezó a moldear el barro fresco y nuevo, el cual se rindió fácilmente a la voluntad de la mamá. La madre creyó que esto era el llamamiento para una madre. No hay otra persona capaz de recibir esta responsabilidad tan grande; no puede ser un «asalariado» quien haga el trabajo igual al de una mamá, nunca. Puso a un lado muchas actividades poco importantes para dedicarse a moldear un alma eterna.

La madre de Catherine le inculcó muchas de las cualidades morales, moldeando un alma para que sea una herramienta que Dios pudiera usar. Catherine odiaba cualquier cosa vil, a veces temblaba por las escenas de la mala sociedad que tenía por vecinos. Desde sus primeros años, la compasión fue una parte dominante de su personalidad.

Esto sucedió de dos maneras. Primero, por la ayuda de su mamá a que fuera conciente de las grandes necesidades de sus vecinos. Y segundo, por la enseñanza de cuidado cariñoso hacia los animales. Estos quehaceres fueron usados para enseñarle sobre la diligencia, lo que le bendijo en toda su vida. Catherine fue conocida como una vida de trabajo diligente y constante. Se notó la humildad en su vida cuando inició la escuela formal a sus doce años. Ella consideraba a la competencia un peligro, y muchas veces la vieron ayudando a otras niñas a tener mejores notas que a sí misma.

«Haz lo correcto» le decía su madre, «no importa el costo». Y esta cualidad se encontraba muchas veces mientras se asociaba con otros niños de la misma edad. No disminuía la meta. Hay muchas más cualidades que podríamos notar, pero el asunto es claro: prosigamos celosamente las mejores formas de desarrollar el carácter en nuestros hijos para el reino de Dios.

Actividades santas para la niñez

Todos sabemos que el proceso enseñanza-aprendizaje es el método más rápido y efectivo de aprender. Es una cosa oír a alguien enseñarnos, pero es mucho más profundo cuando ponemos nuestras propias manos en el trabajo, aprender haciendo.

El maestro sabe que su estudiante necesita saber cómo hacerlo, luego ver el hecho y por fin levantarse y hacerlo con sus propias manos. De esta manera nuestro Señor y Maestro enseñó a sus siervos, y esto es el mejor método de enseñanza para nuestros hijos. Parece ser que la madre de Catherine lo supo perfectamente, porque llenó a su hija con actividades buenas, las cuales podía confiar en sus propias manos. Haciendo listas de actividades para nuestro provecho, tomando estos principios, y aplicándolos, ganaremos mucho en el asunto de la enseñanza a los niños.

Charlas a la mesa

Estas charlas en la mesa familiar se usaron con el propósito de educar y fortalecer a los hijos. Los temas eran profundos y a veces difíciles de entender. Los hijos menores eran animados por la mamá a participar de ellas. Muchos domingos por la tarde Catherine se encontró sentada con los adultos, hablando de los asuntos apremiantes de aquellos días. Debemos animar a nuestros hijos a hacer así. Si esto va a pasar con nuestros hijos, primero tenemos que atraerlos a las charlas, y luego prestarles nuestra atención cuando hablen.

Jugando con muñecas

Algunos piensan que esto no tiene importancia, pero el mundo y el diablo no dicen así. Fíjate y nota las muchas maneras que usa el diablo en moldear las mentes de esta generación en homicidas, rameras y derrochadores de tiempo. En el juego de muñecas, Catherine consumió mucho del tiempo de su niñez. Tuvo que alimentarlas, vestirlas, orar con ellas y acostarlas en la cama. Tuvo que darles castigos con la vara, así como también coser ropas para ellas. Esto pasó día tras día con orden y resolución. No hay duda; Dios usó esto para preparar a Catherine a una vida muy ocupada como futura madre de ocho hijos.
Cartas al redactor

La causa de la templanza crecía rápidamente en aquellos días, y la mamá animó a Catherine entrar en esto. Catherine se sentó con los adultos y escuchaba lo que hablaban, también se sentó y leyó todos los escritos de aquel tiempo sobre este asunto; y aun más, se sentó y escribió cartas a los editores de revistas. Muchas veces en las tardes se fue a su cuarto y compartió la carga de su corazón, escribiendo. (Sin duda la condición de su papá le animaba mucho a este proyecto). ¿Estaba jugando? No. Cultivar la capacidad de expresarse con lápiz y papel es una ventaja muy apreciada en cualquier vida. ¿Sabes cuántos escritos hizo ella para la revista del Ejército de Salvación?

La sociedad de la templanza de jóvenes

Los niños quieren ser parte de todas las cosas. Van a buscar una manera de ser «hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores» (Stgo. 1:22) Catherine fue secretaria de este pequeño grupo de jóvenes a la edad de doce años. Su tiempo se llenó planeando reuniones, vendiendo las revistas de la causa de la templanza y pidiendo dinero para la causa. Como dice la canción: «Otros, Dios, sí, otros»; parece que esto fuera la meta de sus años formativos. El pobre borracho en la calle, los desempleados y aun los perdidos de lugares lejanos atrajeron la atención de su corazón.

La pequeña misionera

Catherine muchas veces se había sentado a escuchar con interés los relatos de la miseria de los perdidos de lugares lejanos. «¿Cómo puedo obtener más dinero para esta causa?», pensaba. Se negó a sí misma de muchas cosas poco necesarias, y luego dio esos ahorros a las misiones. Se negó a comer dulces, y lo dio a la causa. Se fue a otros, buscando ayuda para los perdidos y se sorprendió a veces de cuánto podía alcanzar. ¿Cómo podían negarse a una niña con tanto celo y compasión?

Conclusión

Al ver otra vez los puntos de este escrito acerca del enseñar a los niños, estoy maravillado. Todo esto pasó en un hogar sin un papá que sirviera de soporte. Este hombre no se oponía a la esposa, sino simplemente no hizo la parte suya y vivió una vida carnal, relajada en los vicios y placeres. Pero, fíjate en lo que pasó en este hogar. Muchas veces el padre o la madre que se sienten solos en sus deseos por tener un hogar bendecido se desanima y no trata de hacer nada. Otras siempre molestan, pelean o ‘predican’ al esposo negligente. Esto lo hace aun peor, e infecta el hogar con la amargura; y los niños se corrompen. Animémonos y crezcamos en fe, diciendo como Caleb: «Dame, pues, ahora ese monte». Llena tu hogar con amor; no permitas la amargura.

Por fin, para los que no saben toda la historia del William Booth y su esposa Catherine, debemos fijarnos en lo bueno que hicieron ellos. Miles de personas se convirtieron por su ministerio. Hoy en día en los Estados Unidos y otros países (después de más de cien años), aunque se ha perdido mucho del énfasis de la salvación, sigue trabajando «El Ejército de la Salvación» en buenas obras. Sin duda, la enseñanza y el ejemplo de la mamá de Catherine afectaron mucho en todo esto. Sin esto, ¿qué hubiera pasado? Hermanos, en su hogar, ¿hay un niño o niña que Dios podrá usar? ¡El futuro de la iglesia está en su hogar! ¡Adelante, preparándolos para la gloria de Dios!

(Adaptado y publicado con autorización)
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