Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.
– Isaías 58:11.
No dudamos de que Dios pueda hablar a los hombres ahora por medio de un sueño o una visión nocturna; pero consideramos que la manera verdadera y apropiada de que un hijo de Dios sea guiado, es por la palabra y por el Espíritu de Dios. Es un terreno muy inseguro ser guiado meramente por sueños o por las impresiones de la mente humana. Preferimos con mucho la palabra firme e inalterable de Dios.
Es de temer que muchos confundan sus propias intenciones con las inspiraciones del Espíritu de Dios. ¡Sería un error terrible! Se necesita mucho quebranto, negación de sí mismo y sencillez de mirada para discernir y seguir las preciosas indicaciones del Espíritu Santo.
Como regla general, deberíamos decir que cuando la gloria de Cristo es el objeto exclusivo de cualquier acto al que nos sentimos guiados, podemos concluir que es el Espíritu quien nos mueve. El Señor es tan misericordioso que podemos contar plenamente con Él para guiarnos, guardarnos y utilizarnos cuando el corazón es humilde.
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