Las profecías de nuestro Señor tocante a Israel tienen directa relación con el futuro de la Iglesia. ¿Qué es lo que Dios ha estado haciendo en los últimos años con Israel, y qué es lo que hará en los días que vienen?
Lectura: Mateo 24:32-35.
En el evangelio según Mateo el Señor hizo pronunciamientos proféticos de dos diferentes maneras: mediante la acción y mediante las palabras. El Señor actuó y maldijo a la higuera. En esta acción, el Señor estaba prediciendo el futuro del templo de Dios, y también el futuro de la nación de Israel. Así fue como, en el año 70 d.C., cuando los soldados romanos se apoderaron de Jerusalén, la nación de Israel desapareció del planeta.
Pero también tenemos que recordar esta otra profecía de nuestro Señor: «De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas».
Esta profecía se ha cumplido. El 14 de mayo de 1948 todo el mundo observó el renacimiento de la nación de Israel. Entonces sabemos que nuestro Señor regresará muy, muy pronto. En verdad, desde el 14 de mayo de 1948 muchas profecías han sido cumplidas. Cuando estudiamos las palabras proféticas de Cristo, nosotros estamos muy seguros de que la venida de nuestro Señor está muy cercana, especialmente después del 11 de septiembre de 2001. Desde esta fecha, no solamente Nueva York está cambiada: los Estados Unidos ya no son los mismos. Y todo el mundo ya no es el mismo. El 11de septiembre ha sido un llamado a despertar para muchos cristianos, que nos lleva a recordar las palabras proféticas de Cristo.
La línea de tiempo de Dios
En la eternidad pasada, Dios tenía un propósito, un plan. De acuerdo a este plan Él entonces empezó a trabajar. Y cuando Dios empezó a trabajar, entonces el universo empezó a moverse. Ahora bien, cualquier físico va a decirnos lo que es el tiempo. La razón por la que nosotros tenemos el tiempo es por el movimiento de este universo. El universo es causado por la obra de Dios.
Entonces, cuando Dios comienza a trabajar, el tiempo comienza. Hoy nosotros tenemos el tiempo. Nosotros ahora podemos entender. Tiempo para nosotros es algo entre dos paréntesis. Nosotros tenemos la eternidad pasada, y tenemos también el futuro eterno. Entre estas dos eternidades está nuestro tiempo. Entonces, cuando nosotros tenemos el tiempo, significa que Dios está ocupado en su obra. ¡Gracias a Dios! Recordemos: Dos mil años atrás, él nos dio a su Hijo unigénito, quien murió por nosotros en la cruz. Nuestro Señor completó la maravillosa obra de la redención. Todo esto es parte del obrar de Dios. Todo esto es parte del propósito eterno de Dios. Ahora nosotros sabemos que éste es el significado del tiempo.
Ahora, hagámonos una pregunta: ¿Cuál es el porcentaje de la obra de Dios que ya ha sido completado? Si vamos a nuestras Biblias, veremos que Dios ha puesto su línea de tiempo allí, la cual nos dice: «Dios va a hacer esto», o «Va a hacer aquello». Agradó a nuestro Padre revelar su maravilloso plan a través de la Palabra de Dios. Por esa razón, estudiando las profecías en la Biblia podemos aprender algo: cuánto de la obra de Dios ya ha sido realizado de acuerdo a la línea de tiempo de Dios. Yo recuerdo cuando mi hija se iba a casar. Ella tomó todo un año para preparar su matrimonio. Yo quería darle un regalo. Yo le quise comprar un software para que ella pudiera planear su matrimonio. Y aquel software es muy interesante, porque ayudaría a mi hija a realizar todo su plan. Cada vez que ella encendiera el computador, éste le diría: «Quedan solamente 217 días hasta su matrimonio». Y de esta forma ella podría planear su boda, porque tenía muchas cosas que hacer. Aquel software haría una lista de cada una de esas cosas que ella tenía que hacer hasta su boda. Al hacer esto, en verdad ella estaba haciendo una predicción.
Aquella profecía en verdad nos dice que ella estaba trabajando hasta llegar a realizar su boda. Después de un cierto tiempo, ella iría a chequear cuánto tenía listo. Ahora, supongamos que sólo la mitad del trabajo había sido hecho, ello significaría que tenía aún la mitad por hacer. En tal caso, uno podía saber que el matrimonio estaba aún lejos. Pero, supongamos que el 95% del trabajo ya había sido hecho, entonces uno podía estar seguro de que el matrimonio iba a ocurrir muy, muy pronto.
Es por esta razón que tenemos que estudiar profecías. No para satisfacer nuestra curiosidad. Las palabras benditas de Cristo no tienen como objetivo principal satisfacer nuestra curiosidad. Sus palabras proféticas son para que podamos saber de su obra, para que podamos tener las respuestas acerca de cuánto Dios ya ha realizado de su obra.
¿Cuál es la última etapa de la obra de Dios?
Ahora, oigan cuidadosamente: Si ustedes van a la Biblia, encontrarán más de 1800 profecías. Eso es casi el 27 % de toda la Biblia. De estas 1800 profecías, uno descubre que sólo hay 737 eventos independientes. De éstos, hay 590 eventos principales. Ahora bien: Si la Biblia está llena de profecías, entonces ¿cuál es el porcentaje de cumplimiento de esas profecías? De acuerdo a los eruditos bíblicos, de los 590 principales, 570 de ellos ya se cumplieron. En toda la Biblia quedan solamente 20 eventos que no se han cumplido. La tasa de cumplimiento es de más del 97%. Y esto nos prueba que de verdad la Biblia es la Palabra de Dios. ¿Qué más significa esto? Que nuestro Dios casi está alcanzando el final de su obra. Cuando Dios termine su obra, entonces el tiempo terminará. Entonces, ésta la última parte de la historia humana. Así que, esta estadística nos dice dos cosas: La Biblia verdaderamente es la Palabra de Dios. Y segundo: Dios ya está casi terminando su obra.
Ahora, una pregunta más: ¿Cuál es la última etapa de la obra de Dios? Antes de que nuestro Señor regrese, nosotros no podemos darnos el lujo de perder nuestro tiempo. Tenemos que hacer juntos la obra de Dios. Yo les hago una pregunta: ¿Están ustedes haciendo la obra de Dios, o ustedes están haciendo su obra para Dios? Hay una gran diferencia aquí. Nosotros estamos demasiado ocupados hoy en día.
Había un hombre anciano que había perdido a su esposa. Pero su hija de verdad conocía el corazón de su padre. No importaba cuán ocupada estuviera, ella estaba siempre allí para comer con su papá. Pero diez días antes de Navidad ella desapareció. Ella se fue de casa y su padre quedó muy solitario. Él echó mucho de menos la presencia de su hija. Entonces, la noche de Navidad ella volvió con un maravilloso regalo para su papá. Ella había ocupado diez noches intentando hacer un chaleco para él. Entonces su papá lloró, y le dijo: «Te agradezco lo que tú has hecho por mí, pero cuán grande era mi deseo de que tú estuvieras conmigo cada atardecer.» ¡Oh, hoy nosotros estamos muy ocupados!
Según nuestro Señor, había un padre que tenía un hijo pródigo que se fue de casa, y un día retornó. Pero no debemos olvidar que el padre tenía dos hijos. No solamente el hijo pródigo es hijo pródigo. También el hijo mayor es un hijo pródigo. Un hijo pródigo lejos, otro hijo pródigo en casa. Él estaba muy ocupado en los campos, tanto, que no pudo simpatizar con el corazón de su padre cuando éste estaba tan contento porque su hijo menor había regresado a casa. Debemos recordar: El hijo mayor estaba muy ocupado, sí, pero nunca entró en el regocijo de su padre.
Entonces, hermanos y hermanas: Si Dios en verdad va a completar su obra – y si nosotros no estamos engañados- tenemos que descubrir cuál es la última etapa de la obra de Dios. Así que, cuando nosotros estudiamos las profecías podemos conocer algo acerca de la voluntad eterna de Dios. Es una tragedia para los obreros que estén tan ocupados con la obra de Dios que no conocen el tiempo de la obra de Dios. Y ellos pierden la fase final de la obra de Dios. Entonces, hermanos, ¿cuál es la fase final de la obra de Dios? ¿Por qué nuestro Señor profirió algunas profecías referentes a Israel? Ahora bien, las profecías acerca de Israel son muy importantes.
Israel es una parábola
Cuando uno escudriña la Biblia surgen muchas preguntas acerca de Israel. Cuando volvemos a las palabras proféticas de Cristo, encontramos una frase muy importante: «De la higuera aprended la parábola». Recordemos: Cualquier cosa relacionada con Israel no es otra cosa sino una parábola. ¿Cuál es la lección tras esa parábola? Si usted sabe cómo responder a esta pregunta, entonces está muy cerca de entender cuál es la última etapa de la obra de Dios. Entonces va a responder a su llamamiento y seremos uno con su obra. Especialmente cuando el tiempo es muy, muy corto. ¿Por qué nuestro Señor dijo: «De la higuera aprended la parábola»? ¿Habrá profecías acerca del futuro de Israel detrás de eso? Sí, pero Dios desea enseñarnos algo mucho más profundo. Algo que va a intentar tocar nuestro corazón.
Si ustedes conocen bien la Biblia, verán que Abraham habría de tener dos clases de descendientes. Unos serían como la arena a orillas del mar. Los otros serían como las estrellas de los cielos. Y esto representa el pueblo terrenal de Dios y el pueblo celestial de Dios, respectivamente. Dios tiene un pueblo terrenal, Israel, pero Dios tiene también su pueblo celestial, la iglesia. Cristo ama su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Cristo no sólo los ama a ustedes y me ama a mí. La iglesia es el cuerpo de Cristo. Ella está siempre muy profundo en el corazón de nuestro Señor Jesucristo. Ahora, ¿cuál es el futuro de Israel? Esa parece ser nuestra preocupación. Pero si uno verdaderamente conoce la voluntad eterna de Dios, va a surgir en seguida otra pregunta: ¿Cuál es el futuro de la Iglesia?
¿Usted piensa que la iglesia tiene un mañana? Vamos a ser honestos, ¿cuál es la verdadera condición de la iglesia hoy? Según la Biblia, Cristo amó a la iglesia, y él va a lavar su cuerpo con su palabra, y un día va a presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa. Ahora bien, ¿no es esto una profecía? Pero miremos alrededor, leamos la historia de la Iglesia, y veamos, ¿cuál es nuestra historia? ¿Nosotros nos atrevemos a decir «la iglesia tendrá un mañana»? Cuando nuestra carne está sentada en el trono, las divisiones son inevitables. Pero, ¿no es verdad que el Señor se va a presentar a sí mismo una Iglesia gloriosa? ¿Estamos nosotros trabajando en esta dirección? ¿Una iglesia que vaya a satisfacer el corazón de Dios? No solamente va a satisfacer nuestro corazón. Es por eso que la Biblia dice que él se va a presentar a sí mismo una iglesia gloriosa, santa y sin mancha. Vamos a hacernos de nuevo la pregunta: ¿Tiene la iglesia un mañana? Nuestro tiempo está acabando. El Señor está regresando muy pronto.
Ahora, ¿cuál es la etapa final de la obra de Dios? La respuesta es la siguiente: Vamos a aprender la parábola de la higuera. El principio aquí es muy sencillo. Si miramos el Antiguo Testamento veremos cómo Dios ha tratado con su pueblo terrenal; si miramos el Nuevo Testamento, nosotros vamos a aprender cómo Dios trata con su pueblo celestial. Entonces vamos a descubrir una ley espiritual: que del mismo modo cómo él ha tratado con su pueblo terrenal él trata con su pueblo celestial. Cuando miramos la historia del pueblo terrenal y la comparamos con la historia del tratamiento a su pueblo celestial, nos llevamos una sorpresa: Usted va a descubrir que las dos historias corren paralelas. Las profecías acerca de su pueblo terrenal son las mismas profecías acerca de su pueblo celestial.
Si usted estudia la profecía, va a descubrir que hay una línea de interpretación. Todos los estudiantes de la Biblia saben que la profecía bíblica tiene el llamado «cumplimiento doble». Hay muchas profecías en que vamos a encontrar el cumplimiento inmediato y también el cumplimiento remoto. Pero más que eso, «cumplimiento doble» significa que las mismas reglas deben aplicarse al pueblo terrenal y al pueblo celestial. Cuando uno mira la historia de los dos pueblos, ellas son paralelas, y si uno mira a su futuro, ellos también son paralelos.
Déjeme ilustrar esto. Vayamos a la historia de Israel. ¿Cuántas veces Israel estuvo en cautiverio? Dos veces. Una, 500 años a.C., cuando fueron llevados cautivos a Babilonia. Después, en el año 70 d.C., el pueblo de Israel fue llevado cautivo una vez más. Esta vez no fue cautivo a Babilonia, sino cautivo a toda la tierra. El pueblo de Israel fue dispersado, y recién después de 1800 años, el 14 de mayo de 1948, ellos empezaron a retornar de todos los extremos de la tierra. Ahora, 500 años antes de Cristo, luego que habían sido llevados cautivos a Babilonia, regresaron de Babilonia. En 1948, habiendo estado cautivos en el mundo, regresaron de 104 naciones de todo el mundo. Entonces, hay dos cautiverios y dos regresos a su tierra. Esta es la historia del pueblo de Israel. ¿Qué decir acerca del pueblo celestial?
Si ustedes estudian la historia de la Iglesia, van a ver que cuando la Iglesia estaba en el tiempo de las tinieblas, fue llevada cautiva a Babilonia. Pero cuando Martín Lutero y Juan Calvino fueron levantados por el Señor, ellos sacaron a los cautivos de Babilonia. Desde entonces nosotros tenemos una Biblia abierta, y tenemos la verdad de la justificación por la fe. ¡Gracias al Señor! Ahora, si volvemos a la historia de la Iglesia, a los siglos XIX y XX, uno descubre que la Iglesia ha estado cautiva en todo el mundo. No solamente cautiva en un sistema. El pueblo de Dios está dividido. Entonces Dios tiene que llamarlos de vuelta de los cuatro extremos de la tierra para que regresen a su voluntad.
Si nosotros estudiamos la historia del pueblo celestial vamos a descubrir que es exactamente la misma. Luego que la Iglesia fue llevada cautiva a Babilonia hubo solamente un sistema, un sistema falso, pero después la Iglesia fue separada de Babilonia. Todo está de acuerdo a la Biblia. Sin embargo, nosotros hoy estamos divididos. Si nosotros somos honestos ¿dónde está el pueblo de Dios hoy? Nosotros hemos sido dispersados. Nosotros somos como los huesos secos desparramados por todo el mundo. No hay más vida. La iglesia debería ser el cuerpo de Cristo, pero la muerte entró en el cuerpo, porque nuestra carne está en el trono.
Tenemos división tras división. Entonces nos hacemos una pregunta: ¿Tiene la iglesia un mañana? ¿En verdad creemos que un día Cristo se la va a presentar como una Iglesia gloriosa? Nuestro único aliento, nuestra única esperanza, viene de la palabra profética de Cristo. Por esta razón, cuando nosotros estudiamos las profecías de Israel, estamos estudiando las profecías de la Iglesia. Todo lo que ha ocurrido con el pueblo terreno, también va a ocurrir con el pueblo celestial. No tengo tiempo para pasar por esto punto por punto, pero permítanme intentar resumir esto rápidamente. Vamos a intentar descubrir lo que va a suceder con el futuro de Israel y con el futuro de la Iglesia.
Cuatro significados de la higuera
Cuando hablamos del renacimiento de la nación de Israel, la Biblia compara a Israel con la higuera. Si volvemos al Antiguo Testamento, y hacemos un estudio completo acerca de la higuera vemos que la higuera representa a la nación de Israel. Pero no sólo eso. (Le voy a dar solamente la conclusión. No tenemos tiempo para probar esto). La higuera también representa la tierra de Israel, la ciudad de Jerusalén, y el templo en Jerusalén.
Algunas veces nosotros hacemos demasiado simple esta higuera. Una vez que nos acostumbramos a interpretar la higuera sólo como la nación de Israel, entonces el cumplimiento de esta profecía está limitado solamente a lo que ocurrió el 14 de mayo de 1948. Pero la higuera también se refiere a la tierra de Israel. ¿Qué significa eso? Que no solamente la nación de Israel va a renacer otra vez, también el pueblo de Israel va a regresar a su propia tierra. Esto es muy importante.
Así que, tenemos aquí, al menos, dos significados. Uno es el renacimiento de la nación; otro es el regreso del pueblo de Israel de nuevo a su tierra. En el principio, los creadores del movimiento de Sion tenían un sueño, ellos deseaban crear su nación en Sudamérica, en Argentina. Ellos deseaban tener su propia nación. Ellos sabían que era imposible regresar a Israel, entonces ellos deseban recrear su nación dentro del territorio argentino. Pero eso nunca aconteció. De acuerdo a las profecías de nuestro Señor, no solamente la nación de Israel iba a renacer, sino que ellos tendrían que retornar a su propia tierra. El gobierno de Inglaterra les hizo una sugerencia: «No regresen al Medio Oriente. Nosotros les vamos a dar un territorio muy grande en Uganda. Ustedes pueden construir su nación allá.» Eso tampoco aconteció. Ahora nosotros todos sabemos, el pueblo de Dios regresó de más de 100 naciones, y algunos de ellos regresaron de Chile, y otros incluso regresaron de China. La profecía ha sido maravillosamente cumplida.
Pero más que eso, la higuera representa también la ciudad de Jerusalén. ¿Eso qué significa? Significa que la ciudad de Jerusalén algún día tendría que retornar al seno de Israel. Por casi dos mil años durante cada una de las Pascuas ellos se han saludado unos a otros: «El próximo año en Jerusalén». Esto ha sido un sueño de los israelitas por más de 1900 años. En el año 1967, en la Guerra de los Seis Días, para sorpresa de todo el mundo, la ciudad de Jerusalén retornó al seno de Israel.
Pero hay más. Sabemos que el templo de Dios fue destruido; hoy no tenemos ningún templo sobre el monte Moriah. Pero tenemos que recordar que, como parte de la restauración de Dios, vamos a ver que finalmente, antes del regreso del Señor, el templo será reconstruido. Amados hermanos y hermanas, esta higuera involucra estos cuatro aspectos.
La reconstrucción del templo
Ahora, vamos a hacer una pregunta. ¿Es posible que algún día sobre el monte Moriah no haya ninguna mezquita, sino que esté allí el templo? Ustedes saben muy bien, que si algo como eso ocurre, eso significaría una guerra santa en todo el mundo. La quinta parte de la población humana nunca permitiría que eso ocurriera.
Durante la Guerra del Golfo algunas personas oraban porque supieron que Hussein iba a usar misiles para atacar a Israel, y como suponían que esos misiles no tendrían mucha precisión, ellos oraban para que cayeran sobre el monte Moriah. Así el problema se habría resuelto. Pero no es tan sencillo. Este es un problema que ninguno hoy en día puede resolver.
El monte Moriah es un monte en Jerusalén. Ahora, si el mundo es tan grande, ¿por qué los descendientes de Isaac y los descendientes de Ismael están peleando por ese único monte? Por algunos hallazgos arqueológicos, ellos descubrieron que dentro de la mezquita se encuentra una gran roca que ellos piensan es el lugar donde Abraham ofreció a Isaac. Pero hay algo más sorprendente aún: los arqueólogos descubrieron que sobre aquella roca hay una depresión rectangular que tiene el mismo tamaño de las dimensiones del arca. Y eso significa que aquel pedazo de roca sería el fundamento del Lugar Santísimo. Si algún día el templo de Dios tiene que ser reconstruido, el Lugar Santísimo debería quedar sobre esa roca. Así que tenemos que escoger, o tenemos la mezquita o tenemos el templo. O lo uno o lo otro.
Así que, las cosas son más complejas aún. Ellos no sólo luchan por la misma área de la cumbre de la montaña, sino también por la piedra. Por esta razón, algunos años atrás, con la ayuda de los Estados Unidos, ellos intentaron encontrar una solución. Israel estaba dispuesto a entregar hasta el 92% de los territorios que los palestinos deseaban, pero las conversaciones de paz fracasaron.
Hay solamente dos puntos invo-lucrados. Eso tiene siempre algo que ver con la higuera. ¿Cuáles son los dos puntos? Primero, Arafat desea hacer de Jerusalén su capital. Segundo, él desea ser representante del mundo musulmán, para así recuperar la soberanía del monte del templo. Como ustedes pueden ver, eso se torna un problema muy difícil. Es por eso que hoy tenemos un conflicto tan cerrado.
Cuatro movimientos de restauración
Así que, hermanos, hay cuatro movimientos de restauración de Dios con Israel. Primero, la nación; segundo, la tierra; tercero, la ciudad, cuarto, el templo.
¿Es posible que el tercer templo vaya a ser reconstruido? La respuesta es muy sencilla. ¿Fue posible que ellos se constituyeran en una nación independiente el 14 de mayo de 1948? Aquello era casi imposible. Era un milagro que la nación de Israel habría de renacer. Lo mismo se aplica al pueblo que regresaría a la tierra. Pero, ¿qué ocurrió en 1967? Jerusalén volvió a ser el centro de la nación de Israel. Y a menos que Dios cambie su dedo nada va a ocurrir. Dios está intentando enseñar al pueblo de Israel que todo es por gracia, que todo es una obra milagrosa de Dios.
Entonces, ¿cómo es posible que un día el templo de Dios pueda ser reconstruido? Desde el punto de vista humano eso es casi imposible. Pero amados hermanos y hermanas, si ustedes entienden la parábola de la higuera, aprendan la lección: antes del regreso de nuestro Señor, aunque hayamos estado cautivos en este mundo, aunque estemos divididos, él se va a presentar a sí mismo una iglesia gloriosa. Ahora bien, el templo de Dios siempre tipifica la iglesia. Si el templo de Dios puede ser reconstruido, si esto es verdad con el templo terrenal de Dios, va a ser verdad con el templo celestial de Dios. Nosotros debemos regocijarnos, porque Dios no fracasará.
El templo de Dios representa la iglesia; Jerusalén representa el testimonio de Dios; la tierra representa las insondables riquezas de Cristo; la nación de Israel representa el reino de Dios que vendrá sobre la tierra. Hermanos y hermanas, de nuevo tienen que ocurrir estos cuatro movimientos de la restauración de Dios. Y eso va a cubrir la última etapa de la obra de Dios.
Entonces, la iglesia significa el templo y la ciudad significa el testimonio de Dios. Cuando Cristo se presente a sí mismo su iglesia gloriosa, entonces tendremos un testimonio para este mundo, y es esto lo que Jerusalén representa. En las cartas del apóstol Pablo, la tierra representa las riquezas insondables de Cristo. Si tan sólo creemos en la obra que Dios está haciendo hoy, la iglesia nunca debería estar en pobreza. Cuando nosotros nos reunimos tenemos que descubrir las insondables riquezas de Cristo. Un día, cuando la iglesia esté en su condición gloriosa, entonces vamos a descubrir que solamente Cristo estará sentado sobre su trono. Cuando Cristo es la Cabeza de la iglesia, cuando Cristo está sentado en el trono, eso es el cielo en la tierra. Es el reino de los cielos sobre la tierra.
Todo está conectado con Israel. Un día, esto será cumplido en la Iglesia. Por esta causa, si nosotros volvemos a la Biblia, vamos a descubrir algunas profecías más que se van a cumplir en Israel y que, al mismo tiempo, se van a cumplir en la iglesia. Esto es lo que Dios va a hacer. Esto es la última etapa de la obra de Dios.
Hermanos y hermanas, nuestro tiempo está contado. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos ¿somos nosotros uno con la obra de Dios, o nosotros estamos involucrados con nuestra obra? ¿Estamos trabajando para Dios o estamos trabajando en la obra de Dios? Si nosotros estamos trabajando en la obra de Dios, entonces nosotros tenemos que conocer cuál es la última etapa de Su obra.
Sí; toda la carne alrededor de nosotros nos va a desilusionar; la condición espiritual de la iglesia nos va a desanimar y vamos a desistir; pero gracias a Dios, sólo Dios puede hacer Su obra. Si nosotros intentamos trabajar, nosotros sin duda vamos a fracasar. Pero Dios nunca fracasará. Nosotros no somos indispensables. Sólo Cristo es indispensable. Si nosotros vemos esto, entonces por causa de las profecías de Cristo nosotros vamos a ser animados. Sabemos que, finalmente, Cristo se presentará a sí mismo una iglesia gloriosa.
Que el Señor pueda hablar a nuestros corazones. Yo estoy muy animado, porque, aunque hoy estamos divididos, por la Palabra del Señor nosotros sabemos que él se presentará a sí mismo una iglesia gloriosa.
Síntesis de un mensaje compartido en el Retiro de “Ranchillo”, Chile, en enero de 2003.