Palabra clave: Vida / Versículo clave 20:31.

Juan complementa a los demás evangelios, aclarando toda duda sobre la divinidad de Jesús como Hijo, no solo de Abraham y de Adán, sino de Dios. Juan vivió hasta la época en que surgían las primeras herejías. Tal como Moisés confrontó las herejías acerca de la creación y llevó al hombre de regreso a su fuente en Dios, así también Juan confrontó todas las herejías sobre el Cristo, obrador de milagros y hombre perfecto, al declarar que en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios.

El Verbo es el título atribuido al Señor Jesús, como la perfecta expresión de la mente de Dios, lo visible revelando lo invisible. La naturaleza divina, eternamente existente en forma de espíritu, mostrada en la creación, es plenamente manifiesta en forma corpórea en la persona de Cristo.

Juan no polemiza, sino que rebate, indirectamente, las herejías de su época, en especial el gnosticismo, y completa las narrativas de los otros evangelios.

Este evangelio toca el corazón de Cristo; nos lleva más allá del velo, al Lugar Santísimo, lo más íntimo del templo, la gloria de Dios. El gran tema es la manifestación divina en Cristo, así como en los escritos de Pablo el tema principal es la reconciliación divina a través de Cristo.

Este libro es un profundo vislumbre de la verdad y persona de nuestro Señor. Hay preciosos registros de sus discursos y metáforas. La oración intercesora es uno de sus rasgos característicos.

La vida a través del creer es declarada como el fin práctico de este libro, y desde la primera mención de Vida (1:4), hasta la última (20:31), hay un desarrollo gradual de este tema, donde cada nueva referencia envuelve un nuevo pensamiento.

Divisiones:

  1. Jn. 1:1-18 Introducción. Prólogo.
  2. Jn. 1:19-12:50 Manifestaciones a los judíos, samaritanos y galileos.
  3. Jn. 13-19 Pasión y muerte de Cristo.
  4. Jn. 20-21 Resurrección y epílogo.