Cuando Dios puso a Adán para que guardase el huerto, estaba reconociendo la existencia de un enemigo de quien el huerto debía ser guardado. Satanás rondaba el huerto de Adán, y éste debía defenderlo.
Así también, hoy, Satanás ronda el huerto de los hijos de Dios, para herirlos de nuevo. La herida puede venir –otra vez– sobre la mujer, puede venir sobre los hijos o sobre los bienes. Pero sea como fuere, es preciso estar conscientes de esto: el huerto de cada hijo de Dios está en la mira de Satanás.
Muchos dolores sufren las familias hoy en día por falta de cobertura espiritual paterna. Muchas desgracias familiares, accidentes, robos, etc., que atribuimos a causas naturales, son obra de fuerzas malignas enviadas para destrucción de las familias cristianas. Y estas cosas suceden porque los varones han descuidado el ejercicio de su autoridad en el cuidado de su huerto.
Hijo de Dios: Atiende a tu ejercicio como sacerdote de tu familia. Satanás y sus secuaces maquinan en lo secreto en contra de tu esposa y tus hijos. Tú no podrás luchar con él confiando en ti mismo. Nada impedirá que te hiera, sino resistirlo firmemente por medio de la oración. Si tan solo te levantas cada día para someterte a Dios, y para resistir al diablo, entonces él huirá de ustedes (Stgo. 4:7). Todas sus estratagemas fracasarán. Si tan solo te pones firme, saldrás victorioso.
Muchos hijos de Dios piensan que Dios les guardará aunque ellos ignoren al enemigo. Sin embargo, la sabiduría de Dios ha dispuesto las cosas de otra manera. Él ha dejado todos sus recursos en manos de sus hijos, para que éstos procedan contra el enemigo. «Tomad toda la armadura de Dios…», nos dice Pablo (Ef. 6:13), para luego detallar cuál ha de ser nuestra actitud y cuáles son las armas de nuestra milicia. «Al cual (al diablo) resistid firmes en la fe», nos enseña Pedro en 1ª Pedro 5:9. Dios no reemplazará al padre de familia en la defensa de su casa. Dios ha delegado su autoridad sobre el padre, y no la retirará.
La desarticulación de las obras de Satanás contra nuestro hogar, está en manos de todo padre de familia. Los intentos que despliegue Satanás sobre los hogares cristianos, pueden ser neutralizados, si el varón toma conciencia de la autoridad que Dios le ha dado, y la ejerce. Así como él mismo está perfectamente protegido por su Cabeza, que es Cristo, la mujer y los hijos pueden estarlo, si él se conduce con la dignidad de quien es cabeza de su familia.
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