Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas».
– Heb.1:3.
¡Gloriosa realidad de los creyentes:
vivir en Cristo que ha vencido
al ángel principal, al dios de muerte,
al de la garra hostil y envenenada!
¡Gloriosa realidad vivir en Cristo!
¡Vocead su nombre en toda la galaxia:
tremendo, poderoso, incomparable!
Bendito nombre fiel; muralla alzada;
feliz abrevadero del sediento.
Oh, tiempo de tumultos y cohetes,
de muerte y pestilencia en el espacio,
la noche está avanzada en el planeta;
vestigios de dolor y decadencia
abruman a la raza irreverente!
¡Jesús: consolación y aliento nuestro,
gran vencedor de la mortal mentira;
del miedo silencioso que destruye;
de la injusticia y del temor que aplastan!
¡Jesús: epígono glorificado;
morada de gorriones; Dios ungido;
tremenda realidad de los creyentes,
exaltación profunda, en las Alturas!