…tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar».
– Eclesiastés 3:7.
Es tiempo de decirlo casi a gritos,
es tiempo de vocearlo en todas partes:
que Cristo, el Verbo, la Palabra, era
la misma esencia del eterno Padre.
Que, en él, la vida y la verdad son una,
y que en la eternidad Jesús ya estaba,
de antes de la fundación del mundo,
en el principio de la aurora inmensa,
cuando el átomo dormido no existía,
y la palabra era un pensamiento.
¡Es tiempo de anunciar la vida en Cristo!
Decir que nos amó desde el principio,
que por su Espíritu nos fue aclarado
que en su linaje fuimos escogidos.
Es tiempo de decirlo casi a gritos:
que Dios, en el Amado Hijo, quiso
sacar del cautiverio a su rebaño,
–a todos los creyentes en el Logos–
romper los fríos muros religiosos
y hacernos compartir su misma gloria.
¡Es tiempo de anunciar la vida en Cristo,
es tiempo de decirlo casi a gritos!