Las epístolas de Pablo son eminentemente cristocéntricas. Efesios, en particular, es una de ellas. Especialmente en los tres primeros capítulos –los llamados doctrinales o revelacionales, que es la mitad de la epístola–, el énfasis está en Cristo.
Nada está referido directamente al creyente, si no es en Cristo. Dios no se entiende con el hombre, sino por medio de Cristo y en Cristo. Esto queda claramente manifiesto a través de frases como: «En Cristo», «en él» (Cristo), «delante de él» (Cristo), «por medio de Jesucristo», «en el Amado» (es decir, Cristo), «en quien» (Cristo), «en el Señor Jesús», «de él» (Cristo), «de Aquel» (Cristo), «juntamente con Cristo», «juntamente con él», «con Cristo Jesús», «en sí mismo» (Cristo), «de Cristo», «en Cristo Jesús», «en el Señor», «de quien» (Cristo), «a Cristo», «en Jesús», «del Señor».
Estas expresiones aparecen repetidas en varios casos a través de toda la epístola, y aplicadas a las más diversas cuestiones. ¿Qué significa esto? En especial, de la lectura de los tres primeros capítulos, podemos apreciar que Dios hizo en Cristo y por Cristo todas aquellas cosas que luego son otorgadas al creyente y a la iglesia. El creyente no tiene ningún protagonismo allí, sino simplemente recibir.
En estos capítulos hay dos oraciones de Pablo a favor de los creyentes. Ellas expresan el deseo de Dios de que ellos sean favorecidos con dones adicionales a todos los ya recibidos. Nótese que no son demandas, ni exhortaciones, sino oraciones del apóstol, para que ellos recibieran algo.
En la primera (1:15-23) se pide espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Cristo, respecto a la esperanza, la herencia y el poder que hay en él. Todo esto, para conocer el alto llamamiento del creyente y de la iglesia. Pablo pide que los creyentes sean trasladados de la esfera de lo humano a lo divino, a fin de comprender el propósito de Dios. La segunda oración (3:14-21) contiene el deseo de Pablo de que ellos sean fortalecidos de tal manera que Cristo pueda habitar por la fe en sus corazones. Así podrán comprender las dimensiones cósmicas y el amor del Hombre celestial (Cristo y la iglesia).
Estas dos oraciones expresan lo que Dios desea que ellos reciban en el futuro, pues todo lo demás ya está hecho en Cristo a favor de ellos, y por lo tanto, es de ellos. Nótese que las frases citadas anteriormente dan paso en estos dos pasajes al «vosotros» (1:16) «os dé» (1:17; 3:16) y «vuestro» (1:18), «vuestros»(3:17). En el pasado, Dios hizo algo a favor de ellos en Cristo; ahora, él desea hacer algo más en ellos, y por eso es que el apóstol ora. No es algo que el apóstol hará, él solo ora para que Dios haga en ellos. ¡Cuánta gracia en Dios, mediante Jesucristo, para nosotros!
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