Estudiando los Salmos con C. H. Spurgeon.
Salmo 41
El gran tema de este Salmo es, evidentemente, Jesucristo, traicionado por Judas Iscariote; pero no creemos que sea el exclusivo. Él es el antitipo de David, y todos los suyos son en cierta medida como Él, por lo que las palabras atribuidas al Gran Representante son aplicables a todos los que están en él.
Los que reciben oprobio como recompensa de su bondad hacia los demás pueden leer este Salmo con mucho consuelo, porque verán que, por desgracia, es común para el mejor de los hombres el ser recompensado con crueldad y desprecio por su caridad; y cuando han sido humillados por haber caído en el pecado, se ha sacado partido de su condición abatida, se han olvidado sus buenos hechos y se les ha mostrado el vilipendio más ruin.
Salmo 42
Siempre edifica el escuchar la experiencia de un santo muy afligido y dotado de gracia. Aunque no se menciona a David como el autor, este Salmo tiene que ser de su pluma; es tan davídico que huele a él; lleva las marcas de su estilo y sus experiencias en cada letra. Podríamos, más bien, poner dudas sobre la paternidad de la segunda parte de El Peregrino que poner en duda el nombre de David como autor de este Salmo.
Este salmo es el grito de un hombre apartado de las ordenanzas y culto externo de Dios, suspirando por la casa de su Dios, tan amada; y, al mismo tiempo, es la voz de un creyente espiritual deprimido, que anhela la renovación de la presencia divina, luchando con dudas y temores, pero, con todo, manteniéndose firme en su fe en el Dios vivo.
Salmo 43
A causa de la semejanza de la estructura de este Salmo con el Salmo 42, se ha supuesto que es un fragmento separado por equivocación del cántico precedente; pero siempre es peligroso dejar cabida para teorías sobre errores en la Escritura, y en este caso sería difícil mostrar motivos para esta admisión.
El lema del mundo es: «Pájaro en mano», «Dame hoy», y «Mañana veremos». Pero la palabra de los creyentes es spero meliora: mis esperanzas son mejores que las posesiones presentes.
Salmo 44
«San Ambrosio observa que en Salmos anteriores hemos visto una profecía de la pasión resurrección y ascensión de Cristo, y de la venida del Espíritu Santo, y que aquí se nos enseña que hemos de estar preparados para luchar y sufrir para que aquellas cosas nos sean provechosas. La voluntad humana debe obrar conjuntamente con la gracia divina» (Chris-topher Wordsword).
Salmo 45
Para un canto tan divino son asignados cantores especiales. El Rey Jesús merece ser alabado por los mejores coristas, no al azar o de modo descuidado, sino con la música más dulce y suave.
Algunos ven aquí a Salomón y la hija de Faraón solamente: son cortos de vista; otros ven a Salomón y a Cristo: ven doble, son bizcos; los ojos espirituales bien enfocados sólo ven a Cristo, o si Salomón está presente en algún punto, ha de ser como las sombras borrosas de los que pasan por delante del objetivo de la máquina fotográfica y apenas son visibles en el paisaje fotografiado. «El Rey», Dios, cuyo trono es para siempre, no es mero mortal, y su dominio perdurable no está limitado por el Líbano ni el río de Egipto. Esto no es un canto epitalámico de unas bodas terrenales, sino el de la esposa celestial y su Esposo elegido.
Salmo 46
Suceda lo que suceda, el pueblo de Dios es dichoso y está seguro; ésta es la doctrina del Salmo, y para ayudar a nuestra memoria podría ser llamado «El Cántico de la Santa Confianza», si no fuera que por el amor del gran reformador a este himno conmovedor probablemente seguirá recordándose como el Salmo de Lutero. «Cantamos este Salmo en alabanza a Dios porque Dios está con nosotros y poderosa y milagrosamente preserva y defiende a su Iglesia; a su Palabra contra todos los espíritus fanáticos, contra las puertas del infierno, contra el odio implacable del diablo y contra todos los asaltos del mundo, la carne y el pecado» (Martín Lutero).
Salmo 47
Hay muchos cánticos dedicados a este director del coro, pero no le sobraban. El servicio de Dios es un deleite tal que nunca puede cansarnos; y lo mejor del mismo, el canto de sus alabanzas, es tan placentero que podemos sacar mucho gozo del mismo. «Algunos han aplicado este Salmo a la ascensión de Cristo, pero habla de su segunda venida. El Poderoso está sentado pacíficamente en su trono. Se nos indica el Salmo 45» (Andrew A. Bonar).
Salmo 48
Un cántico de gozo y un Salmo de reverencia. ¡Ay!, no todo cántico es un Salmo, porque no todos los poetas han nacido del cielo, y no todo Salmo es un cántico, porque al acudir delante de Dios hemos de expresar confesiones penosas lo mismo que alabanzas exultantes.
Sería inútil dogmáticamente atribuir este canto a algún suceso de la historia judía. Su autor y fecha son desconocidos. Registra la retirada de ciertos reyes confederados de Jerusalén, cuando les falló el coraje antes de dar un golpe.
Salmo 49
La generalidad de los hombres da culto al éxito, no importa cómo se consiga. No importa el color del caballo que gana; basta con que gane. «Cuida el número uno» es la filosofía del mundo proverbial, y el que presta atención a él es «listo», «un hombre de negocios capaz», «un individuo astuto y con sentido común», etc. El banquero se pudre como el limpiabotas, y el noble como el pobre. ¡Ay!, pobres riquezas, que son los colores del arco iris en una burbuja, el arrebol de la niebla matutina, sin sustancia alguna.
El tema de este Salmo es consolador para el justo; lleno de advertencia al mundano. Escucha, oh, rico. Escucha, oh, pobre. Prestad vuestro oído al mismo, vosotras naciones de la tierra
Salmo 50
Este es el primer Salmo de Asaf, pero no sabemos si fue la producción de este eminente músico o meramente era dedicado a él. Los títulos de doce Salmos llevan su nombre, pese a lo cual no sabemos si hemos de adscribirle la paternidad a él, porque varios de estos Salmos son de fecha demasiado tardía para haber sido compuestos por el mismo autor que los otros.
Desde el versículo 7 al 15 va dirigido directamente a los que profesan pertenecer al pueblo de Dios. Se dirige claramente a Israel, en primer lugar, pero es aplicable igualmente a la iglesia visible de Dios en todas las épocas. Declara la futilidad del culto externo cuando la fe espiritual está ausente y reposa meramente en las ceremonias externas.
Desde el versículo 16, el Señor se dirige de modo manifiesto a los malos entre su pueblo; y los tales existían incluso en los lugares más elevados de su santuario.
Si los formalistas morales han sido reprendidos, ¿cuánto más aquellos que pretenden, a pesar de su inmoralidad, participar en la comunión con el cielo? Si la falta de corazón echa a perder la adoración de los que son decentes y virtuosos, ¿cuánto más las violaciones de la ley, cometidas a las claras, corromperán los sacrificios de los malos?
Salmo 51
Apropiado para la intimidad de la penitencia individual, este Salmo incomparable se adapta también para una asamblea de pobres en espíritu. David nunca insinúa ninguna forma de atenuante a su pecado. Cuando recordamos su pecado, insistamos principalmente en su penitencia y en la larga serie de castigos que siguieron y que hicieron del resto de su vida una historia tan luctuosa.
Salmo 52
Un Salmo con instrucción. Incluso la malicia de un Doeg puede proporcionar instrucción a un David. David era el objeto principal del aborrecimiento extremo de Doeg y, por tanto, la persona más apropiada para sacar del incidente la lección que lleva incluida en sí.
Salmo 53
La palabra Mahalat al parecer significa «enfermedad», y verdaderamente este Salmo es «el canto de la enfermedad del hombre»: la mancha mortal, hereditaria, del pecado. La naturaleza malvada del hombre se presenta aquí ante nuestra vista por segunda vez (la primera en el Salmo 14) y, casi, en las mismas palabras inspiradas. Las repeticiones no son innecesarias. Somos lentos en aprender y hemos de ir línea tras línea. David, después de una larga vida, halló que los hombres no eran mejores entonces de lo que eran en su juventud.
Salmo 54
De los versículos 1 al 3, cuando la palabra Selah hace una pausa, el Salmista suplica a Dios; y luego, en el resto del Salmo, poniendo a un lado toda duda, canta un himno de triunfo gozoso. El vigor de la fe es la muerte de la ansiedad y el nacimiento de la seguridad.
Salmo 55
Sería inútil intentar establecer el tiempo y ocasión para este Salmo de modo dogmático. Da la impresión de haber sido escrito al tiempo de Absalón y Ahitofel.
Una oración del Hombre Cristo en su humillación, despreciado y rechazado por los hombres, cuando él fue hecho pecado por su pueblo, para que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en él, cuando él estaba a punto de sufrir su castigo, pagar su deuda y satisfacer su rescate (John Noble Coleman).
Salmo 56
Tenemos aquí los cánticos del siervo de Dios, que se regocija una vez más por su retorno del destierro, y abandona los lugares peligrosos en que se había visto obligado a refugiarse y callar, incluso ante lo bueno. Hay un conocimiento tan profundo y espiritual en este Salmo, que podríamos decir de él: «Bienaventurado eres, David hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado carne y sangre».
Salmo 57
Esta petición es una oración compacta, llena y breve, y digna de ser el emblema de un cántico sacro. David había dicho: «No le destruyas», con referencia a Saúl, cuando lo tenía en su poder, y ahora él se complace en emplear las mismas palabras en su súplica a Dios. Podemos inferir por el espíritu de la oración al Señor que el Señor nos eximirá a nosotros si nosotros eximimos a nuestros enemigos. Hay cuatro «No destruyas» en los Salmos, a saber: en el 57, el 58, el 59 y el 75.
Salmo 58
Éste es el cuarto de los Salmos del «Secreto áureo» y el segundo de los «No destruyas». Estos nombres, si no sirven para nada más, son útiles para ayudar a la memoria. Los hombres dan nombres a sus caballos, joyas y otras posesiones, y estos nombres no significan más que una distinción para reconocerlos, y en algunos casos exhiben la alta estima del poseedor sobre este tesoro; de la misma forma, el poeta oriental da un título al canto que ama, y con ello ayuda a su memoria y expresa su estimación del mismo. No siempre hemos de considerar que haya un significado en estas inscripciones; basta con tratarlos como títulos de poemas o nombres de tonos.
Sin duda, a la vista de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim destruidos, los ángeles vieron motivo para regocijarse y cantar: «Aleluya». La maldad fue barrida; la tierra fue aliviada de una carga; la justicia, la justicia de Dios, fue exaltada; el amor a sus otras criaturas fue desplegado al librarlas de la proximidad de contaminaciones infernales. Bajo el mismo principio (aunque entre más profundamente en la mente del Padre y simpatice de lleno en su justicia), el mismo Señor Jesús, y cada uno de sus miembros, exclamará «Aleluya» sobre las huestes destruidas del anticristo (Andrew A. Bonar).
Salmo 59
A quien Dios guarda, Satanás no puede destruirlo. El Señor puede incluso preservar las vidas de sus profetas por medio de cuervos, que suelen, por su naturaleza, arrancar los ojos de otros. David siempre halló un amigo para ayudarle cuando su situación era en extremo peligrosa, y este amigo se hallaba en la misma casa de su enemigo; en este caso se trataba de Mical, la hija de Saúl, como en otras ocasiones había sido Jonatán, el hijo de Saúl. «Mictam de David». Este es el quinto de los «Secretos áureos» de David. El pueblo escogido de Dios tiene muchos de ellos.
Salmo 60
Aquí tenemos un título largo, pero nos ayuda mucho a exponer los Salmos. «Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Mictam de David». El Salmo cuarenta y cinco era sobre los lirios y representaba al guerrero victorioso en su hermosura yendo a la guerra; aquí le vemos dividiendo los despojos y dando testimonio de la gloria de Dios.
Salmo 61
Este Salmo es una perla. Es corto, pero precioso. A muchos que estaban enlutados les ha proporcionado expresión cuando la mente no podía hallar palabras para hacerlo. Fue compuesto evidentemente después que David hubo llegado al trono (vers. 6). El versículo 2 nos lleva a creer que fue escrito por el Salmista durante su exilio forzado del tabernáculo, que era la residencia visible de Dios. Si es así, se ha sugerido que el período que corresponde a su creación es el de la rebelión de Absalón. Delitzsch lo titula correctamente «Oración y acción de gracias de un rey expulsado, a su regreso al trono».
Salmo 62
Éste es el segundo Salmo dedicado a Jedutún, o Etán; el primero es el 39, un Salmo casi gemelo de éste en muchos aspectos, que contiene en el original la palabra traducida como «sólo» cuatro veces, comparada con seis aquí. «No hay en él una sola palabra (y esto es una ocurrencia rara) en que el profeta exprese temor o abatimiento» (Moses Amyraut). Atanasio dice de este Salmo: «Contra todos los intentos sobre tu cuerpo, estado, alma, fama, tentaciones, tribulaciones, maquinaciones, difamaciones, repite este Salmo».
Salmo 63
Este salmo fue escrito probablemente cuando David huía de Absalón; ciertamente en el tiempo que lo escribió, era rey (vers. 11) y está apurado por los que procuraban matarle.
La palabra distintiva de este Salmo es «temprano». Cuando la cama es más blanda, nos sentimos tentados de levantarnos tarde, pero cuando no hay comodidad, y la cama es dura, si nos levantamos más temprano para buscar al Señor, tenemos mucho que agradecer a la aspereza o al desierto. «Hay salmos propios para el desierto o la soledad; y tenemos razones para agradecer a Dios que es el desierto de Judá el lugar en que estamos, no el desierto de pecado».
Salmo 64
La vida de David estaba llena de conflictos, y raramente terminaba un Salmo sin mencionar a sus enemigos; en este instante sus pensamientos están completamente ocupados en oración contra ellos. «El clamor del elegido de Dios cuando es perseguido por causa de la justicia» (Arthur Pridham).
Extractado de «El Tesoro de David».