Yo estaba arrodillado delante del Señor mi Dios cuando un pajarillo se posó cerca de mi ventana y me habló así:
“Oh, solemne hombre, mírame y aprende alguna cosa, si no la lección más profunda, al menos una verdadera.
“Tu Dios me hizo a mí tal como soy; si tú no entiendes eso, al menos ámame y cuídame.
“Tú estudiaste sobre el Señor en los grandes problemas que te oprimen y te confunden: mas perdiste de vista una parte de los caminos de él.
“Aprende a ver a tu Dios no sólo en los grandes misterios, sino también en mí.
“La carga de él sobre mí es ligera, y el yugo es fácil, mas tú te creas yugos y cargas muy difíciles de soportar para ti mismo.
“Tú meditas en exceso sobre las cosas profundas, como el infierno; y las elevadas, como el cielo, pero no meditas lo suficiente sobre los lirios.
“Si tú pudieses ser como un lirio delante de Dios, por lo menos por una hora de las veinticuatro que tiene el día, eso te haría bien: quiero decir, si tú pudieses dejar de afanarte y pensar, y sólo ser.
“Piensa en esto: sin duda, el lirio es de Dios, tal como tú, y él es la imagen de alguna cosa en él – alguna semejanza que también debería estar en ti.
“Tú te afanas por el crecimiento, mas el lirio crece sin afán; sí, sin ni siquiera pensar o ansiar, y él crece y es hermoso para Dios y para los hombres”.
John Pulsford