Una alerta sobre la amenaza nuclear en el Oriente Medio.
Nada tiene sentido en la historia humana, reciente o pasada, sino es a la luz de lo que está escrito en la Biblia. Pasan los años y los siglos, se suceden los gobiernos y las agrupaciones políticas de distinta índole a través del mundo; oscilan como un péndulo las distintas corrientes de pensamiento que parecen guiar a las naciones, pero inexorablemente se cumple la palabra profética en el tiempo y lugar que Dios ha establecido, involucrando en su cometido a las naciones y sus destinos, teniendo como eje central a la nación de Israel. Esto ha sido y será así, porque quien lleva en último término las riendas de la historia en la Tierra es su propio Creador.
Uno de los asuntos más candentes en la política mundial con que terminó el año 2005 y se inició el 2006, el cual compromete a muchos países de oriente y occidente, incluido Israel, es el acelerado plan de desarrollo nuclear que lleva adelante Irán, sin someterse a regulación alguna, por medio de un peligroso y agresivo gobierno, recientemente elegido. Al momento de iniciarse este artículo (11 de enero), agencias de noticias internacionales señalaban la preocupación mundial porque Irán rompió los sellos que habían sido colocados en sus instalaciones nucleares hace más de dos años, violando así sus compromisos con la supervisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Con ello Irán continúa contra viento y marea con su plan de enriquecimiento de Uranio, aunque los iraníes aclaran que sólo con “fines científicos”.
Uno de los inmediatos peligros de esta firme política nuclear de Irán, radica en dos hechos que parecieran aislados, pero que perfectamente podrían no serlo; por una parte, el presidente iraní ha venido mostrando desde su reciente elección una alta violencia verbal hacia Israel, y por otra, ha revelado reiteradamente su tozudez al mundo, disponiéndose a proseguir con el programa nuclear que podría conducir a la consecución de la bomba atómica a muy corto plazo. Un reciente estudio realizado por expertos nucleares del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington, indica que Irán podría disponer en un plazo máximo de tres años su primera bomba atómica (de aquí al 2009). El informe señala que a partir de ese momento, Irán sería capaz de llegar a producir de 25 a 30 bombas por año.
Israel borrado del mapa
En una reciente conferencia proferida a unos 4000 estudiantes de Teherán, el nuevo presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha pedido que el estado hebreo sea borrado del mapa. El sólo título de su conferencia anunciaba que el discurso se venía violento: «El mundo sin el sionismo». Aunque las relaciones diplomáticas entre Irán e Israel se rompieron en 1979 tras la revolución islámica, es la primera vez, a juicio de comentaristas internacionales, que un dirigente tan destacado propugna públicamente la destrucción del Estado de Israel. «La nación musulmana no permitirá que su enemigo histórico viva en su mismo corazón», proclamaba el presidente iraní ante una enorme asamblea de estudiantes radicales que gritaban: «¡Que muera Israel!».
¿Por qué gran parte de occidente ha acusado fuertemente el golpe de la amenaza iraní? Las razones son varias y poderosas. Por una parte, existe coincidencia entre los expertos en política internacional que las eventuales consecuencias de esta agresión no son sólo contra la existencia del Estado de Israel, sino también contra la seguridad de Europa y Estados Unidos, quienes han propiciado en mayor o menor medida el mantenimiento del frágil equilibrio de fuerzas en Oriente Medio por más de medio siglo.
Por otro lado, estas amenazas que penden sobre Israel en la actualidad, (las que hablan de «borrarla del mapa»), no pueden ser catalogadas como frases retóricas, ni tampoco exageradas, producto de una elección presidencial a efectuarse en un país enemigo de Israel. Muy por el contrario, provienen de un presidente iraní recientemente electo, quien lo ha repetido al menos en tres ocasiones desde que asumiera el mando de esa nación en junio de 2005. Es una amenaza proferida por alguien que ya tiene experiencia en actividades terroristas, considerando que existen fotografías que lo delatan como participante del secuestro de la comunidad diplomática norteamericana en Teherán, durante la presidencia de Jimmy Carter en EE.UU. Por ello, a fines de noviembre pasado, el primer ministro británico Tony Blair, hablando en nombre de la presidencia de turno de la Unión Europea, expresaba su «repulsión» ante las afirmaciones del presidente iraní, y aseguraba que «jamás» se había topado con un dirigente que hubiera expresado el deseo de «borrar a otro país de la faz de la tierra». Desde luego, las armas atómicas ya han demostrado que pueden literalmente borrar del mapa grandes extensiones geográficas.
Irán prosigue sin trabas su desarrollo nuclear
Habría al menos tres poderosas razones por las cuales Irán tendría vía libre para proseguir con su carrera nuclear. La primera de ellas es que se ve difícil que EE.UU. se plantee un ataque militar a Irán (como lo hizo con Irak), aún considerando la posesión por parte de Irán de potencial nuclear para la fabricación de armamento. La administración Bush no tiene el piso político suficiente para ello en su país, no cuenta con el respaldo internacional necesario para una invasión, económicamente no está en las mejores condiciones luego de la extensa invasión a Irak, y la nación iraní es lejos más poderosa militarmente que Irak.
La segunda razón, son las represalias petroleras que impondría Irán. Los europeos propusieron en septiembre pasado al Ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía Nuclear (AIEA) llevar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el programa atómico iraní, pero sin plantear sanciones. A pesar de esta suavidad de trato, Teherán respondió de inmediato amenazando con retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN) y con fuertes represalias petroleras a quienes intenten impedir su desarrollo atómico.
La tercera razón, tal vez la de mayor peso, es que Irán cuenta con el poderoso respaldo directo de Rusia (e indirecto de China) para continuar con su programa nuclear. Irán tiene actualmente en funcionamiento una central nuclear en la ciudad de Natanz y además tiene en proyecto construir una segunda central nuclear en la provincia de Juzistán, al suroeste del país. El 5 de diciembre pasado, el Gobierno iraní señaló que construirá esta segunda planta nuclear, a pesar de la preocupación internacional. Considerando la presión que el mundo ha ejercido sobre Teherán, Rusia le ha ofrecido a Irán su propio territorio para que desarrolle su programa nuclear, pero hasta ahora Irán no ha considerado esta opción e insiste en hacerlo en su territorio. No obstante el ofrecimiento queda latente.
Intentando apelar a la diplomacia para detener a Irán, EE.UU. envió en octubre pasado a Condoleezza Rice, su máxima representante diplomática, quien se reunió con el Presidente ruso Vladimir Putin, luego de haber tenido una larga entrevista con el Ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguei Lavrov. A ambos personeros intentó convencerles que el objetivo final de los dirigentes iraníes es enriquecer uranio para fabricar la bomba atómica. Al final de esos encuentros, todo quedó igual. Moscú insiste en que el objetivo de Irán es el uso civil de la energía atómica, por tanto no se le ha de impedir. Sabido es que Rusia es un aliado muy antiguo de Irán y además tiene intereses estratégicos y económicos en la zona. Por otra parte, la Unión Europea ha llamado a Teherán en numerosas ocasiones a que detenga sus actividades nucleares. Las llamadas a Irán se intensificaron especialmente desde el pasado agosto, cuando el Reino Unido, Francia y Alemania rompieron las negociaciones con Irán, tras anunciar éste que seguiría adelante con la reconversión de uranio.
La pesadilla atómica
Actualmente existen en el mundo alrededor de 20.000 cabezas nucleares (lo suficiente para destruir al planeta), número que podría considerarse un gran logro de los países que poseen armas atómicas, teniendo en cuenta que se llegó a tener unas 65.000 ojivas en tiempos de la llamada “guerra fría”. También aparece como un importante logro el que no se hayan utilizado armas atómicas durante casi 60 años, después del holocausto de las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki. Los países poseedores de estas cabezas nucleares en la actualidad son ocho: EE.UU., Rusia, China, India, Pakistán, Israel, Gran Bretaña y Francia. La mayoría de estos países ha mantenido un delicado equilibrio en su accionar bélico durante estos últimos 60 años, en procura de evitar el desastre nuclear. Sin embargo, muy peligrosamente este equilibrio relativamente responsable de fuerzas pareciera estar llegando a su fin. Además de Irán, un segundo país también políticamente poco seguro, como lo es Corea del Norte, está corriendo en tierra derecha hacia el dominio de la tecnología nuclear y la eventual construcción de armamento atómico.
Estas dos administraciones no ofrecen la relativa seguridad de los 8 países mencionados anteriormente, y por ello, aumentan en forma drástica las probabilidades de construcción y posterior uso de armas atómicas. Por tanto, el argumento de que sólo pueden disponer de un arsenal nuclear los países responsables ya no se sostiene. La transformación de uranio enriquecido está hoy al alcance de muchos estados, incluso podrá estar en manos de ciertos grupos terroristas, quienes anhelan disponer de armas atómicas más pequeñas y manejables, pero no por ello menos destructivas.
Cumplimiento profético
¿Cómo se relaciona esta peligrosa coyuntura mundial provocada por Irán, con la profecía bíblica? Recapitu-lando los últimos 57 años de la historia humana, en particular la de Israel, es posible observar el cumplimiento de varias profecías, las cuales están señaladas en el libro de Ezequiel. En 37:21-22 de este libro leemos: «Así ha dicho Jehová el Señor: Yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron; los recogeré de todas partes y los traeré a su tierra. Haré de ellos una sola nación en la tierra…». Esta profecía fue cumplida en 1948 cuando gran parte de la diáspora de Israel que habitaba en distintas partes del mundo, fue reunida en Palestina, producto de la Resolución 181 de las Naciones Unidas que creó el Estado de Israel. Por primera vez en muchos años, los hebreos volvieron a ser una nación y varios millones regresaron a su tierra, procedentes de muchas naciones. Este regreso no puede confundirse con el que ocurrió desde Babilonia en el año 536 AC., porque Babi-lonia era una sola nación.
Sin embargo, la parte profética que señalaba lo de la nación próspera (Ezequiel 38:12-13) y rica que sería (desarrollada en términos actuales), una vez que se estableciera como tal, no se cumplió de inmediato. Israel desde su gestación como nación ha debido extremar sus recursos y emplear toda su inteligencia para defenderse de los numerosos enemigos externos y, al mismo tiempo crecer y desarrollarse. En la Guerra de los Seis Días, llevada a cabo en 1967, a causa de un bloqueo egipcio, Israel atacó a Egipto, Jordania y Siria, y al cabo de una victoriosa campaña relámpago, del 5 al 10 de junio, ocupó los altos del Golán (Siria), Cisjordania, Jerusalén este, Gaza y la península del Sinaí (Egipto). En junio de 1981, Israel realizó un espectacular ataque aéreo relámpago sobre la ciudad de Osirak en Irak, destruyendo la planta nuclear que se desarrollaba allí. Considerando que Saddam Hussein no vaciló en usar armas químicas contra países vecinos y contra su propio pueblo en varias ocasiones, tampoco habría dudado en usar armas atómicas contra quienes consideraba sus enemigos. No obstante estar rodeada de enemigos, en menos de 50 años Israel ha llegado a ser un país poderoso y desarrollado.
Pero una vez que Israel hubiera llegado a ser una nación próspera, la palabra profética de Ezequiel 38 afirma que ésta sería invadida por un enemigo de los confines del norte y muchos pueblos estarían con él (v. 8-9). Lo cierto es que esta última profecía aún no ha sido cumplida, aunque los eventos que empiezan a ocurrir en Oriente Medio parecieran indicarnos que comienza a armarse el escenario histórico para el cumplimiento de esta invasión. Una invasión similar a la descrita en Ezequiel se describe igualmente en el libro de Apocalipsis (20:8), la cual pareciera ser la misma que la de Ezequiel, dado que también menciona a Gog y Magog. Sin embargo, no se trataría de la misma batalla (Henry 1999), debido a que la invasión a Israel señalada en Apocalipsis (después del milenio) no tiene por líder de las fuerzas enemigas a Gog y Magog sino a Satanás (Ap. 20:7-8), mientras que en la invasión de Ezequiel, es Dios quien le ordena atacar a Israel para el reconocimiento de su Gloria: «Al cabo de muchos días serás visitado (la Biblia de las Américas traduce «recibirás órdenes» en vez de «serás visitado»); al cabo de los años vendrás al país salvado de la espada, contra gentes recogidas de entre muchos pueblos… subirás tú y vendrás como una tempestad; como un nublado que cubra la tierra serás tú con todas tus tropas, y muchos pueblos contigo» (Ezequiel 38:8-9). Pareciera entonces más probable que las profecías bíblicas descritas en Ezequiel 38 y 39 tendrían un doble cumplimiento, antes de la época del Milenio, y un cumplimiento total al término del Milenio.
Ezequiel profetizó respecto a las naciones invasoras (Ezequiel 38:2, 5-6) por sus nombres antiguos (Magog, Persia, Cus, Fut y Gomer). Estos nombres se refieren a las naciones del norte y este de Jerusalén. ¿Cuáles serían estas naciones? El historiador Flavio Josefo identificaba a Magog con el país de los escitas, al norte y noreste de los mares Negro y Caspio, respectivamente; zona geográfica ocupada actualmente por Rusia (Henry 1999). Los países que acompañarían esta invasión serían: Persia, que corresponde al Irán actual, Cus es actualmente Etiopía, Fut corresponde a Libia, y Gomer a la parte oriental de Turquía y Ucrania.
El área geográfica que ocupa China no es mencionada en la profecía de Ezequiel, aunque sí podría estar considerada en el segundo cumplimiento de ésta, en la invasión descrita en Apocalipsis 20:8, en donde se señala que el ataque vendría desde los cuatro ángulos de la tierra.
Por tanto, la invasión predicha en Ezequiel 38 y 39 sería una confederación de países, los que en la actualidad presentan una filosofía musulmana en su mayoría fundamentalista, siendo liderados por Rusia. Como hemos visto, actualmente Irán lidera un fuerte movimiento musulmán dentro de cuyos objetivos está el eliminar a su enemigo no islámico más importante que es Israel. Sin embargo Rusia no es musulmana (¿o sí?).
Se refuerza el euroasianismo
El pueblo ruso, que paradójicamente hasta hace algunos años no comulgaba en su mayoría con la religión, se está llenando de una creciente comunidad islámica. Walter Laqueur, Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Washington en su artículo «El problema islamista de Rusia» (La Vanguardia 26/10/2005) afirma que mientras Rusia ve cómo su población va en franca declinación, la población musulmana dentro de Rusia crece rápidamente, calculándose una densidad actual de entre 16 y 20 millones de musulmanes. Tatarstán, Bashkortostán y otros grandes núcleos musulmanes, que poseen importantes reservas (incluido el petróleo), si bien no quieren independizarse de Rusia, aspiran a un grado mucho mayor de autogobierno. Laqueur agrega que últimamente se ha propuesto que la vicepresidencia rusa debería ser desempeñada por un musulmán. Pero esta alianza musulmana con Rusia, en donde una parte importante ya se declara también islamista, incluye además una alianza con China. Laqueur señala en su artículo que: «El mando militar ruso y el FSB (antiguo KGB) viven en un mundo de fantasía llamado euro-asianismo, el cual es un concepto geopolítico acuñado en los años veinte del siglo pasado, que incluye la alianza de Rusia con China y determinadas partes del mundo musulmán frente a la amenaza de Occidente». Por cierto que se podría agregar también frente a la amenaza de Israel, que es el único país del Medio Oriente que cuenta con un nivel de armas nucleares similar a la de las grandes potencias. Israel es la única potencia nuclear en la inmensa área que va desde Francia a Pakistán (Se calcula que cuenta con unas 2000 cabezas nucleares), razón más que suficiente para cultivar enemigos en sus alrededores.
Rusia ha apoyado casi siempre a los enemigos de Israel en el pasado. Ella fue quien proveyó de armas y aviones a Irak, Siria, Egipto e Irán en sus respectivas guerras contra Israel. Además, las bases religiosas de los hebreos indignaron en el pasado a una Rusia principalmente atea. El historiador inglés Paul Johnson (1991) relata en su libro «Historia de los judíos» que el maltrato a los israelitas fue sistemático en la Rusia zarista desde sus inicios, tratándolos con «hostilidades implacables». Señala que la discriminación era meramente religiosa y agrega que Rusia era el único país europeo de la época que tenía el antisemitismo como política oficial de gobierno. Durante todo este periodo se asesinó a judíos sistemáticamente, llegando a su máximo en la revolución bolchevique. Por todo ello es que Dios señala estar en contra de esta nación del norte en Ezequiel 38:1-3, porque sistemáticamente se ha ganado a través de la historia la enemistad de Dios al violentar a su pueblo escogido.
En la actualidad, Rusia aspira a retomar su posición dominante en el mundo. El presidente Putin ya ha advertido que Rusia se convertirá en la primera potencia nuclear del mundo. «Se trata de armas sin comparación respecto a las otras naciones con capacidad nuclear», ha comentado el presidente ruso. Se trataría de misiles móviles Topol-M, con un alcance de 10 mil km, que no tienen equivalente en el mundo, los cuales podrían ser entregados al ejército en el presente 2006. Según expertos citados por la agencia Itar Tass, su velocidad y maniobrabilidad les permiten atravesar un escudo antimisiles (el proyecto «estrella» de defensa norteamericano).
La defensa no atómica de Israel
Israel se ha tomado en serio la amenaza iraní, y ha desarrollado un programa secreto de ataque a objetivos claves en Irán, en caso de que la diplomacia fracase en sus intentos por detener el programa nuclear iraní. Pero de acuerdo a la profecía, esta confederación de países que atacará a Israel, liderados por la nación del norte, y secundados por Persia (Irán) y otras naciones de los alrededores del mar Negro, mar Caspio y norte de África, superará con mucho las posibilidades de defensa de los hebreos, aunque ellos parecen estar confiados y seguros con las ojivas nucleares con que cuentan. Sin embargo, el libro de Ezequiel señala que Dios defenderá a su pueblo como en la antigüedad, usando para ello las fuerzas de la naturaleza en contra de los invasores, y haciendo que los invasores peleen entre ellos, sin que los hebreos tengan que disparar ni un tiro: «En todos mis montes llamaré contra él a la espada, dice Jehová, el Señor; la espada de cada cual estará contra su hermano. Yo litigaré contra él con peste y con sangre, y haré llover sobre él, sobre sus tropas, y sobre los muchos pueblos que están con él, una lluvia impetuosa y piedras de granizo, fuego y azufre» (Ezequiel 38: 21-22).
En esta batalla futura, Israel obtendrá la victoria sobre los ejércitos invasores, la cual estará en las manos del Señor, quien luchará en beneficio de Israel. Pero el fin último de esta victoria no será el beneficio de Israel, sino que será para que el mundo conozca al Dios de Israel: «Entonces seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy Jehová» (Ezequiel 38:23).
El temible escenario que se está presentando en el Medio Oriente, el cual tiene a muchos países en alerta, pareciera estar destinado a afectar al mundo en un futuro cercano, probablemente más cercano de lo que podamos imaginar, considerando la serie de eventos que se están concate-nando. Estos eventos parecieran converger hacia lo que la Biblia ya había predicho en Ezequiel 38 y 39 hace más de dos milenios.
Bibliografía
Diario la Vanguardia, Barcelona, España (varias ediciones). EFE (Agencia). Johnson P. 1991. La historia de los judíos. Prod. Verlap S. A. Buenos Aires. Henry M. 1999. Comentario bíblico. Editorial Clie, Barcelona. Laquear W. 2005. «El problema islamista de Rusia». Diario La Vanguardia de Barcelona, 26 de octubre. Reina Valera. 1960. Santa Biblia, revisión 1995. The Washington Post (varias ediciones). Washington / Viena (Agencias).