Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”.
– Proverbios 16:3.
Busca depender enteramente de Dios para todo. Ponte a ti mismo y a tu trabajo en Sus manos. Cuando pienses en cualquier nueva iniciativa, pregúntate: “¿Es esto agradable a la voluntad de Dios? ¿Es para Su gloria?”. Si no es para Su gloria, no será para tu provecho, y no deberías tener absolutamente nada que ver con ello. Recuerda siempre esto.
Después de haber determinado que cierto plan es para la gloria de Dios, comiénzalo en Su nombre, y continúalo hasta el final. Empréndelo en oración y fe, y nunca te des por vencido. Ora, ora y ora.
No albergues iniquidad en tu corazón. Si lo haces, el Señor no te escuchará. Ten esto siempre presente. Luego confía en Dios y depende solo de Dios. Espera en él, cree en él y espera grandes cosas de él. No desmayes si la bendición tarda. Ora, ora y ora.
Y, sobre todo, confía sólo en los méritos de nuestro adorable Señor y Salvador, y no en los tuyos. Entonces, las oraciones que ofrezcas y el trabajo que hagas serán bendecidos.
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