Una visión profética de los últimos días.

Lecturas: Luc. 21:22-31; Ef. 5:15-17.

Quisiera considerar cuatro prioridades que están en el corazón del Señor para esta generación, considerando la agitación actual. A la luz del hecho de que estamos en la última era de la historia del mundo, ¿cuáles son las prioridades del Señor? Primero está la obra del evangelio; en segundo lugar, la preparación de la novia; tercero, presentar a todo hombre perfecto en Cristo; y cuarto, la salvación de Israel. Ahora, déjeme decirle directamente que Dios removerá cielos y tierra para cumplir estas prioridades. Su corazón está centrado en estas cuestiones, y si usted quiere alcanzar el propósito del Señor, toda la gracia del Señor Jesús y todo el poder del Espíritu Santo, estarán disponibles para usted. Usted y yo no tenemos excusas.

La obra del evangelio

Mateo 24:14 dice: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin». Ahora, algunas personas dicen: ‘Este no es el evangelio de la salvación; este es el evangelio del reino’, como si el evangelio de la gracia salvadora de Dios y el evangelio del reino fuesen cosas diferentes. Sin embargo, el evangelio que el Señor Jesús predicaba, y el que los apóstolos predicaban, era el evangelio del reino. En otras palabras, era la declaración de que Dios es absolutamente soberano, que nada puede frustrar a Dios, que él opera todas las cosas de acuerdo con el consejo de su propia voluntad, y que Dios manda que los hombres en todo lugar se arrepientan, porque él nos ha dado un Salvador en la persona de nuestro Señor Jesús. Este es el evangelio del reino. Este debe ser predicado en todo el mundo, como testimonio a todas las naciones, y sólo entonces vendrá el fin. Marcos 13:10 dice: «Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones».

¿Cuál es tu corazón en lo concerniente a la obra del evangelio? Yo no sé con relación a nosotros aquí, pero me parece muy interesante que aquellos que se centran en las cosas más profundas, frecuentemente tienen muy poco tiempo para el evangelismo. Es como si, al ver la iglesia, y el eterno propósito de Dios, nosotros hubiésemos sido eximidos de predicar el evangelio. ‘Nosotros debemos centrarnos en la edificación de la iglesia’. Ahí hay un tipo de implicación, un tipo de inferencia: ‘Esto es sólo la obra del evangelio. Es elemental. Dejamos esto años atrás’. ¿Cómo puede una congregación de hijos de Dios caminar con el Señor, que murió para salvar al mundo, y no tener ninguna carga por esta obra? Hay ahí alguna cosa terriblemente errada.

Yo voy de un grupo a otro, de una congregación a otra, y percibo que la mayoría de las personas están bastante confortables. Rara vez encuentro a alguien con carga por la línea de avanzada. Yo viajo por todo el mundo, y veo siervos de Dios en los lugares más extraordinarios –en las selvas tropicales, en las montañas, etc.–, enfrentando los poderes de las tinieblas sin nadie que les auxilie, que ore por ellos. No es de sorprenderse que muchos primeros serán postreros, y muchos postreros, primeros.

Cuando me acuerdo de aquellos que he visto cuidando leprosos –lavándolos, dándoles de comer, llevándolos al sanitario– sin ningún dinero venido de alguna parte, me siento muy triste. O cuando pienso en algunas de las personas que yo conozco que están abocadas a la traducción de una lengua que jamás ha sido escrita y todo lo que ellas necesitan son mil dólares para un procesador de textos, me pregunto qué está errado con nosotros. Es vergonzoso si no tenemos el corazón vuelto hacia un mundo que está muriendo.

Se dice en Joel, y también hay una cita en Hechos: «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo…» (Joel 2:31-32a).Yo creo que esta profecía significa que bien cerca de la venida del Señor, muchas personas serán salvas. Esto se dice nuevamente en Joel 3:14: «¡Muchos pueblos en el valle de la decisión!». En otras palabras, cuando todo esté siendo removido, cuando haya enormes juicios divinos en las naciones, aun así habrá aquellos que serán salvos. Asimismo en el libro de Apocalipsis, se nos dice que una innumerable multitud vendrá de la tribulación, habiendo lavado sus ropas en la sangre del Cordero.

«Porque … todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!» (Rom. 10:13-15).¿Cómo pueden las personas invocar el nombre del Señor si jamás han oído lo que es el nombre del Señor? ¿Cómo pueden invocar Su nombre? Ellos no sabrán lo que él ha hecho a menos que alguien les predique. «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Rom. 10:17). Pero, ¿cómo tendrán la palabra de Cristo a no ser que alguien vaya a ellos?

Yo nací en Gran Bretaña. ¿Cómo pudo haber llegado a existir una iglesia británica si no hubo personas que negaron sus vidas para predicar el evangelio cuando aún no había ningún cristiano allí? ¿Y qué decir de China? ¿Cómo es que el evangelio alcanzó a China? ¿Será que las personas se afincaron al otro lado del tierra y dijeron: ‘Oh, bien, Dios hará eso. Tal vez no sea su propósito salvar a los chinos. Tal vez a él no le gusten los chinos; tal vez debemos olvidar a los chinos y acomodarnos en casa’. No; no importa lo que ellos hayan hecho, Dios los llamó, y ellos oyeron y renunciaron a sus vidas. Hoy, el mayor grupo étnico de cristianos en el mundo se encuentra en China, y todo eso a causa de la predicación del evangelio.

No todos nosotros somos llamados a las partes más remotas de la tierra, pero, ¿cómo justificamos no estar sosteniendo a los siervos de Dios que son llamados? ¿O qué decir de nuestra asamblea local? ¿Existen siervos de Dios que están intentando alcanzar a los drogadictos, buscando a los alcohólicos, a los desesperados? ¿Por qué despreciamos eso, como si fuese un jardín infantil, como si eso fuese algo que dejamos hace tiempo atrás? ‘Nosotros somos muy espirituales para involucrarnos en cosas como estas’. ¿Qué está errado con nosotros? ¿Quién fue la persona más espiritual que anduvo sobre la tierra? El Señor Jesús – y él fue hallado entre los publicanos y pecadores. ¿Dónde están los publicanos y pecadores? Algunos cristianos están tan separados del mundo, que nunca ven a un publicano o a un pecador. Ellos caminan hacia el cielo, y todo lo que hacen es cantar himnos y leer la Biblia. Ellos no tienen contacto con publicanos y pecadores, pese a que eso es una prioridad para Dios. Este evangelio primero necesita ser predicado en toda la tierra antes de la venida del Señor.

Esto es una prioridad. No es algo de lo cual puedes excusarte. Tú eres responsable delante de Dios a causa de esta prioridad. Un día, el Señor pedirá cuentas. Aun si tú no fuiste llamado para ir, ¿tienes corazón para ello? ¿Tú oras por ello? ¿Has ayudado financieramente? Nosotros somos responsables. Que el Señor nos dé gracia.

La novia

La segunda prioridad es la novia. ¿No es impresionante que la Biblia comience con una boda, termine con una boda, y en el medio de la Biblia, haya otra boda? (ver Génesis 2, Apocalipsis 21, y el Cantar de Salomón). ¿No parece eso bastante significativo? ¿No es notable que, cuando Jesús comenzó su ministerio, la primera señal que realizó fue en una boda? Cuando Juan el Bautista habló de su ministerio, él dijo: «Yo soy el amigo del novio». Cuando Pablo habló de las iglesias que él había establecido, dijo: «Busco presentaros como una novia pura al novio». Esto es una cosa tremenda.

En Apocalipsis 19, en medio de todas estas visiones terribles, oímos súbitamente este clamor: «¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado» (Ap. 19:6b-7). Esto es algo notable. Al llegar al segundo capítulo de la Biblia, vemos una boda. Esto es temporal. Esto se da entre dos seres humanos –Adán y Eva–, y se origina en la muerte. Al llegar al final de la Biblia, en correspondencia con Génesis 2, vemos otra boda, entre el Cordero y la esposa del Cordero; eso es para siempre. ¡Es tremendo! Al mirar toda la Biblia, es una historia impresionante. No es una coincidencia; hay un orden divino aun entre los libros de la Biblia.

¿Recuerdan cómo esta cuestión fue introducida en Génesis 2? Adán se encontraba solo. Entonces se dice: «…mas para Adán no se halló ayuda idónea para él». Entonces el Señor llamó a todos los animales y dijo a Adán: ‘Adán, dales nombres a ellos’. De niño, yo me preguntaba por qué el Señor pidió a Adán que pusiese nombres a los animales. Dios los creó, ¿por qué él mismo no les dio nombres? ¿Qué estaba intentando hacer el Señor? Adán estaba sin pecado, pero no estaba completo. Dios estaba intentando decir: ‘¿Adán, tú sientes alguna soledad? ¿Puedes vivir con el elefante, o con la jirafa, o con el hipopótamo?’. Entonces vio al orangután. Adán podría haber dicho: ‘¿Yo podría compartir mi vida con eso? No; eso es un orangután’. El orangután se fue. Entonces se dice: «…mas para Adán no se halló ayuda idónea para él». Dios lo hizo caer en profundo sueño, abrió su costado, tomó carne y hueso, y creó a la mujer. Cuando Adán despertó, él no dijo: ‘¡Oh, eso es la mujer! ¡Hasta luego!’. Él dijo: ‘Yo soy un hombre; esta es la mujer’. En hebreo, eso es ish, ishah. La Escritura dice: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne».

Ahora, vengamos a la cruz. Después que Jesús acabó la obra de nuestra salvación, después de haber lanzado aquel grito triunfante: «¡Consumado es!», entonces se dice que un soldado vino con una lanza y traspasó el costado de Jesús. De allí salió sangre y agua. Entonces Juan dijo: «Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero» (Juan 19:35), como si eso fuese sumamente importante.

‘Oh’, dices tú, ‘eso tiene que ver con la salvación, no es lo mismo’. Claro que sí, eso tiene que ver con la salvación; pero, realmente, nuestra salvación ya estaba ganada. ¿Qué es eso? Es el segundo Hombre. Dios lo hizo dormir, abrió su costado, tomó sangre y agua, y creó la novia. Más tarde, Juan escribió eso en 1a Juan 5:8: «Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre». El Espíritu Santo estaba tomando la sangre y el agua y creando a la iglesia.

Al abrir la Biblia en la mitad, hallamos un pequeño libro, el Cantar de los Cantares. Hay otra boda en el centro de la Biblia. Fue una visión dada a Salomón, que revela el amor de Dios por los suyos. Todo lo que quiero transmitir es que hay una boda al inicio, una boda al final y una boda en el centro de la Biblia.

En el pequeño libro de Eclesiastés, todo lo que se dice es: «Vanidad, vanidad, todo es vanidad. Vacío, vacío, todo es vacío. Inútil, inútil, todo es inútil». Cuando llegamos al Cantar de Salomón, todo tiene un propósito. En otras palabras, Dios tiene un propósito. Si tú y yo no nos apegamos a este propósito suyo, todo es vacío, todo es vano, todo es inútil. Cuando, habiendo sido salvos por la gracia de Dios, permitimos que el Señor nos entrene y nos traiga a la madurez, entonces todo es precioso. Cada circunstancia, cada problema, cada dificultad, dejan todo por cuenta de Dios.

Tenemos cuatro evangelios. Tres de ellos son historia – Mateo , Marcos, y Lucas. Sin embargo, Juan es una interpretación. El evangelio de Juan está construido sobre ocho señales y ocho declaraciones. ¿Cuál fue el primer milagro que Jesús realizó? Fue en una boda; él transformó el agua en vino – no vino en agua, como algunos cristianos preferirían, sino agua en vino. Jesús inició su ministerio con una señal, y eso fue en una boda.

¿Cómo Juan el Bautista se describía a sí mismo? Él decía: «Yo soy el amigo del novio». ¿Sabes cómo el apóstol Pablo habló sobre eso? Él dijo: «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella … a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga». Luego dijo: «Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia» (Ef. 5: 31-32). Adonde quiera que miremos, ocurre lo mismo.

Al final de la Biblia, aquella novia es originada de apenas tres materiales – oro, piedras preciosas, perlas. ¿No es eso impresionante? Aquella novia también es llamada una ciudad capital – la nueva Jerusalén, la ciudad celestial. Yo hallo eso extraordinario. Yacen aquí dos ideas bien diferentes que fueron unidas – la novia y la ciudad. Nadie jamás me presentó a su esposa diciendo: «Esta es mi ciudad capital». Nadie pensaría en eso. Nadie pensaría en llamar a su novia o a su esposa una ciudad capital. Pero cuando la Biblia termina, concluye con una novia. La novia es la ciudad capital y la ciudad capital es la novia, como si el Señor estuviese diciendo: «Yo quiero a aquellos que crecieron, que alcanzaron pleno conocimiento, a aquellos que puedan reinar conmigo, que puedan administrar la voluntad de Dios». La ciudad capital es donde se concentra el gobierno, donde todo es establecido. Es como si el Señor dijese: «Yo no quiero sólo un servicio civil eterno; no quiero sólo una burocracia; yo quiero un compañero que permanezca en una calidad de amor llamada primer amor».

Hay entre algunos cristianos la idea de que todos, queriéndolo o no, iremos a reinar. Podemos no llegar nunca a ese crecimiento. Nosotros podemos ser bebés aun cuarenta años después de haber sido salvos, mas de alguna forma, nosotros igual vamos a reinar con Cristo. Que el Señor nos ayude. Algunas personas no consiguen siquiera gobernar sus cosas; no logran ni aun gobernar sus animales regalones, criar sus cachorros. ¿Cómo van a reinar? No lo sé. La idea es que, por ser nosotros hermosos – como un tipo espiritual de Marilyn Monroe, con un aspecto general grato, con lindas pestañas, bellos ojos, lindos cabellos, manos hermosas, cuerpo bonito – y nada entre una oreja y otra, y que eso es todo lo que el Señor quiere. Ellos sólo desean sentarse con Él en el trono, de manera que todos digan: ‘¿No es hermoso?’. Pero no es eso lo que el Señor quiere. Él quiere a alguien que lo haya seguido, que haya estado totalmente comprometido con él y que, a través de muchas tribulaciones, haya entrado en el reino. Es eso lo que el Señor Jesús busca. Nosotros necesitamos crecer.

Necesitamos permanecer vigilantes, no sonámbulos a lo largo de nuestra vida aquí, y en comunión unos con otros. Sin embargo, ¿qué son nuestras asambleas? A menudo, son una rutina de sonambulismo. Podemos asistir a todas ellas adormecidos. Entramos; nos sentamos; inclinamos nuestra cabeza; levantamos nuestra cabeza. Alguien nos da un himnario; cantamos el himno; lo cerramos. Cantamos otro himno, y lo cerramos. Cualquiera puede pasar por la rutina. Hasta la misma mesa del Señor es una rutina. Podemos entrar adormecidos, encontrar nuestro lugar, sentarnos, y no despertar ni siquiera una vez. Podemos oír una hora entera de predicación, adormecidos. Esto estimula nuestro cerebro como un sueño. Entra y sale. Son verdades maravillosas; con todo, tan rápido como entran, se van. Es una rutina de sonambulismo. Podemos pasar toda nuestra vida de esa forma.

¿Qué significa ser iglesia? Significa que le pertenecemos al Señor Jesús y nos pertenecemos unos a otros. Nosotros amamos al Señor Jesús, y nos amamos. Nuestro mayor problema es el relacionamiento – cómo permanecer juntos. La mayor parte del tiempo nos aburrimos unos con otros, y existen personas con quienes no hablamos. ‘Si fulano está sentado aquí, yo me voy a sentar allí’; pero entonces tenemos la mesa del Señor y fingimos ser todos uno. El ser la novia, tiene que ver con relacionamientos muy prácticos.

Déjenme ponerlo de esta manera: Jacob era el mayor tramposo en el Medio Oriente. Él era muy experto y, de muchas formas, muy espiritual, pero era un embaucador. Sin embargo, él no lo sabía. Él estaba haciendo lo que se le ocurría naturalmente. Claro, él amaba a Dios. Él amaba el derecho de primogenitura; él amaba la bendición; con todo, era un mentiroso. Su propio nombre en hebreo significa «engañador». Él no podía evitarlo. ¿Entonces qué hizo Dios? Lo envió al segundo mayor engañador del Oriente Medio – su tío Labán. El tío Labán y su sobrino Jacob se engañaron mutuamente por veinte años hasta que, al final, Jacob despertó. Él se vio a sí mismo en su tío Labán; se vio a sí mismo en la vida de su esposa Lía; se vio a sí mismo en su amada Raquel; y recién entonces estuvo listo para una experiencia de vida transformada. El ángel del Señor nunca podría haber luchado con Jacob antes de aquel punto. Esto fue un designio divino. Esto es la iglesia. La iglesia es Betel, «casa de Dios». Cuando Jacob inició su jornada, él puso su cabeza sobre una piedra, y la llamó Betel, «casa de Dios.» Cuando retornó, él ungió la misma almohada. Toda su experiencia fue compelida por la casa de Dios.

Esta es una prioridad – y una muy importante. ¿Dónde estás tú en relación a la novia? ¿Estás preparado para seguir al Señor todo el camino? Que el Señor nos ayude. Que él alcance nuestros corazones.

Presentando a todo hombre perfecto en Cristo

Existen dos prioridades más para con Dios de las cuales quiero hablar. La tercera cosa eres tú, personalmente.

«…a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre» (Colosenses 1:27-28).

¿Qué significa presentar a todo hombre perfecto en Cristo? Tú puedes ser un hijo de Dios; puedes haber sido salvo por la gracia de Dios; puedes haber nacido del Espíritu de Dios; con todo, tú no estás plenamente crecido. Necesitas proseguir hasta ser plenamente crecido. Dios no hace nada instantáneo. Nosotros tenemos café instantáneo, crema instantánea, tortas instantáneas, todo instantáneo. Todos queremos tener salvación instantánea, santidad instantánea, crecimiento pleno instantáneo. Pero crecimiento es crecimiento.

Muchos años atrás, créanlo, yo tenía el tamaño de un bebé. ¿No es esto impresionante? Yo era apenas un pequeño, y ahora soy un hombre plenamente crecido. ¿Cómo ocurrió eso? ‘Bueno’, me dirás, ‘tú fuiste a la universidad’. No, no, no. ‘Tu madre te dio un libro’. No; yo no sabía leer. ‘Ella te colocó frente a la televisión, con un programa educacional’. No; eso no significaría cosa alguna para mí. Yo respiré, bebí, comí; y cuando comencé a gatear, pasé a andar; y cuando comencé a andar, pasé a correr. Heme aquí hoy, muchos años después y, salvo por las ropas, todo vino de aquella pequeña medida de carne y sangre.

Muchos cristianos creen que por pertenecer a un grupo de creyentes, ellos serán vencedores en forma instantánea; serán transformados en santos completos. ‘¿A dónde vas tú?’. ‘Voy a tal y tal lugar; ellos tienen profundidad allí, buen saber; conocen la Biblia; tienen una gran historia’. Sin embargo, tú no ganas nada. De hecho, cuando el Señor te pida cuentas, él dirá: ‘¿Dónde estabas tú?’. ‘Oh, yo estaba en tal y tal lugar, Señor’. ‘Entonces, ¿por qué no creciste? ¿Cómo pudiste estar en tal compañía y no haber crecido?’.

Tú apenas te sentaste en una silla o en un banco de iglesia, y lo calentaste agradablemente por una hora, pero eso fue todo lo que hiciste. Mientras estabas sentado allí, tú pensabas en la comida que habría más tarde. O pensabas: ‘Lo primero que necesito es comprar aquellas mercaderías mañana temprano’.

Tú no puedes ocultarte en la experiencia y en la fe de los otros. Aun cuando hubieses conocido al hermano Watchman Nee, tú no podrías esconderte en su experiencia. Es necesario que tengas tu propia experiencia, tu propio crecimiento; tú mismo necesitas conquistar la victoria. Tú eres el que requiere tomar decisiones según principios. De esa forma, entonces, tú creces.

Existen sólo tres materiales de los cuales la novia es producida, de los cuales la ciudad capital es producida – oro, piedras preciosas y perlas. Estos tres materiales son extremamente preciosos, y todos ellos hablan de una vida singular.

Tú no sabes cuánto va a durar eso; normalmente, gira en torno a los setenta años. No obstante, en esa vida singular, tú necesitas ser salvo, necesitas ser lleno del Espíritu Santo, necesitas entregar tu vida, necesitas ser mudado a la imagen del Señor Jesús, debes aprender a andar con el Señor, necesitas mantener el primer amor. En esa pequeña vida, ese oro del Señor Jesús ha de ser descubierto por ti; necesita volverse puro, ser purificado en ti. Eso precisa volverse tú, y entonces entrará en la ciudad. Esa piedra preciosa requiere ser descubierta, explotada, cortada, pulida, debe ser creado algo de ella de belleza increíble – y todo en esa pequeña vida. En su vida diminuta, un pequeño grano necesita ser transformado en perla mientras se reviste constantemente.

Muchos cristianos tienen la idea de que ese oro es hermoso, ya formado, y el Señor ya lo tiene listo. ‘Ven’, dice él, ‘el oro ya está listo. Ven, aquí está la piedra preciosa; ya está lista. Aquí está la perla; ella ya está lista’. Pero no es así como funcionan las cosas.

Tú necesitas encontrar el oro, y el oro está frecuentemente donde menos esperas encontrarlo. En Génesis 2, es necesario seguir el río, así encuentras el oro. Procede de la tierra de Havila, que en hebreo significa «arena». Si tú vas a un lugar arenoso, hallarás el oro enterrado en el lecho del río, y tendrás que cernirlo. Al encontrarlo, requerirá ser fundido, purificado.

Siguiendo por ese río, encontrarás el ónice. El ónice era la piedra que estaba en los hombros del sumo sacerdote. Habían doce piedras preciosas –una por cada tribu– en su pecho, pero en sus hombros, todas las doce fueron reunidas en una única piedra preciosa. ¿Dónde encuentras esa piedra? Está oculta en la oscuridad. Si yo pusiera aquí un gran zafiro en su estado natural, tal vez alguno diría: ‘No traigas esa piedra a la casa’. Yo podría traer incluso un enorme diamante, y tú muy probablemente no lo reconocerías como tal. Si yo tuviese un zafiro enorme en su estado bruto, no pulido, y lo mantuviera así toda la vida, tú dirías: ‘¿Para qué tienes esa piedra? Ella parece inútil’. De cualquier modo, enterradas en tus problemas, en tus circunstancias, en la aparente catástrofe de tu vida, existen piedras preciosas, existe oro.

Supongan ustedes que yo trajese una pequeña partícula de un grano sin valor, y les dijese: ‘¿Ven este pequeño grano? ¿Alguien lo quiere?’. Todos ustedes dirían que tienen bastante de aquello en el saco y que no lo necesitan. ¿Tú sabes que en el corazón de toda perla genuina hay una pequeña partícula de grano insignificante? Algunas veces, un problema, una enfermedad, llega a tu vida, y tú pides al Señor te libre de ese problema. No obstante, él te dice: «Bástate mi gracia». Entonces se forma una capa sobre el grano, y después otra, y otra, hasta que la perla es producida.

Todos nosotros queremos ir a grandes reuniones, y en ellas esperamos obtener oro, piedras preciosas y perlas. Queremos tener experiencias espirituales tremendas. ¿Significará que, de repente, el Señor nos dará oro, piedras preciosas o perlas en ese estado perfecto? ¡No; no es así! Tú tienes apenas una única vida, y en esa vida, encontrarás el oro en su estado bruto. Es el oro de Cristo. Hallarás piedras preciosas en su estado bruto. Es el carácter del Señor Jesús. Tú encontrarás la perla; no, tú encontrarás el grano, y Dios hará la perla, en tu vida tratada.

Generalmente, yo digo a las personas alguna cosa así. Cuando yo era niño, los cumpleaños parecían estar a un milenio de distancia. Cuando tenía tres o cuatro años de edad, iba donde mi madre y le decía: ‘¿Cuándo va a ser mi próximo cumpleaños?’. Ella respondía: ‘Tú ya tuviste tu cumpleaños’. Yo insistía: ‘¿Cuándo será mi próximo cumpleaños?’. Me decía: ‘De aquí a un año’. De ahí yo sabía que habría que esperar, y eso me parecía eterno. No es así ahora. Los cumpleaños vienen y van tan rápidos. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo todo solía ser tan lento y ahora todo es tan rápido?

Todos nosotros somos el pueblo del ‘mañana’. ‘Mañana me pondré a cuentas con el Señor. Mañana haré del Señor la primacía en mi casa. Mañana haré que él sea lo primero en mis negocios. Soy muy joven; necesito tener un poco de experiencia en este mundo. Mañana…’. Luego, te casas, y vienen todos los problemas del matrimonio. Entonces dices: ‘Esperaré a ser un poco más viejo’. Cuando te haces un poco más viejo, llegas a la tercera edad. No puedes ser incomodado. Te vuelves ascético: ‘Yo ya vi todo eso’. Y dices: ‘Cuando me establezca, me entregaré completamente al Señor’. Sin embargo, cuando te estableces, no logras oír y no logras ver. ¡Cuán experto es el enemigo! Mañana, siempre mañana. El mañana nunca llega. Dios dice: «Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones».

Esta es una prioridad – tú. La prioridad de Dios es que tú crezcas a la estatura completa. ¿Deseas permitir que él sea lo primero en todas las cosas para que tú puedas presentarte perfecto en Cristo?

Israel

La última prioridad es Israel, y eso es, quizás un poco, como increíble. En Lucas 2, encontramos un anciano piadoso, Simeón. El Espíritu Santo le había revelado que él no moriría hasta que de hecho viese con sus propios ojos al Mesías. En esa ocasión sorprendente, él entró en el templo, y vio un pequeño bebé en los brazos de una mujer joven acompañada de un hombre más viejo, y él sabía, en su corazón: «Este es el Mesías». Al levantar la criatura, él dijo: «Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel».

Yo no dudo que Simeón fuera un hombre piadoso y que Dios le había mostrado muchas cosas. Él tenía un entendimiento claro de la posición central que el Mesías había de ocupar. Él había pasado mucho tiempo meditando y ponderando las Escrituras del Antiguo Testamento. Si no, ¿por qué él dijo «…tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles» primero, y, después «…gloria de tu pueblo Israel»? Si seguimos la teología cristiana normal, Jesús vino a los judíos. Jesús nació judío. Lo dice así Romanos 9:5: «… de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén». ¿Por qué Simeón no dijo: ‘Tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos, es la gloria de tu pueblo Israel y la luz para iluminar a los gentiles’, o sea, el Mesías vino primero a los judíos? El propio Señor Jesús dijo: «La salvación es de los judíos». Entonces, ¿por qué Simeón no entendió que, primero, la iglesia primitiva serían todos judíos? Así fue. Todos los doce apóstoles no eran mitad judíos, no eran un cuarto judíos – eran todos judíos. Todos los líderes de la iglesia primitiva, aquellos grandes nombres griegos: Esteban, Felipe, Apolos, Bernabé, Timoteo, eran judíos. ¿Por qué él no dijo: ‘Jeshua, él es la gloria de su pueblo Israel’? En cambio, dijo: «…luz para revelación a los gentiles» –como si la principal obra en esta era había de ser entre los no judíos– «y gloria de tu pueblo Israel». Jesús jamás fue la gloria de los judíos; él lo ha sido desde el punto de vista de Dios, mas no desde el punto de vista de los judíos.

Entonces Simeón dijo algo más interesante: «He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel» – como si la caída viniese primero, y la ascensión viniese después. ¿Recuerdan que en la iglesia primitiva había una enorme controversia? Todo tenía que ver con la salvación de los gentiles, y la cuestión era qué hacer con los gentiles. ¿Deberían hacer de ellos judíos primero? ¿Deberían aquéllos observar toda la ley de Moisés? ¿Deberían ser circuncidados? Muchos en la iglesia primitiva creían que deberían hacerlo. Hubo, pues, una gran discusión. ¿Deberían los judíos que vieron al Señor mantener el kosher? (alimentos preparados según las leyes judaicas). En otras palabras, ¿deberían mantener la ley del kosher? No era sólo una cuestión de legalismo; era una cuestión de cualidad. ‘Nosotros podemos invitarlos a una comida para tener comunión con ellos, ¿pero qué haremos si nos retribuyen? No sabremos lo que ellos estarán preparando en la cocina’. Este era un gran problema.

Así, los líderes de la iglesia se juntaron para una gran conferencia, y he aquí como terminó: «Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído» (Hech. 15:13-16a).

¿Por qué Jacobo usó la palabra «primero»? Nadie logró explicarme eso adecuadamente. ¿Por qué él dijo: «Simón (Pedro) ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles»? Él debió haber dicho: ‘…cómo Dios visitó primero a los judíos para tomar un pueblo para su nombre, y ahora él salvó a los gentiles’. Pero él no dijo eso, sino: «Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído».

Lo que trato de decir es lo siguiente: El principal foco de Dios en toda esta era o dispensación han sido los gentiles. Es verdad que el evangelio fue primero predicado a los judíos y después a los griegos, es verdad que la iglesia primitiva fue un remanente de Israel que fue salvo. Pero entonces, el principal foco de la obra del Espíritu Santo ha sido para con todas las naciones, empezando en Jerusalén, yendo hasta Judea, después a Samaria, y así hasta las partes más remotas de la tierra. A pesar de ello, es una falacia cuando los cristianos creen que Dios ha terminado con los judíos (Ver Romanos 11:24-26a, 28-29).

El punto focal de la obra del Espíritu Santo en esta era ha sido el de llamar de entre los gentiles un pueblo para Su nombre. Mas, cuando esta obra se aproxime a su conclusión, Dios se volverá otra vez a los judíos, y él tocará la ceguera y el endurecimiento de ellos, y los salvará. Ustedes son testigos de la re-creación de Israel, la higuera de vuelta a su territorio original. Esa es una evidencia de que estamos en aquellos días.

¿Tú crees que Dios obró todos esos milagros en el Medio Oriente físicamente y tan sólo para lo físico? ¿Crees que él ha re-creado la fertilidad del desierto, del pantano, de la erosión de los cerros, sólo por la fertilidad? ¿Crees que él restauró la ecología nacional de la tierra prometida, la única ecología nacional en el mundo que ha sido restaurada; crees que él trajo de vuelta físicamente a los judíos de noventa y dos naciones diferentes después de 1.900 años de exilio, y eso es todo? ¿Crees que las ciudades que estaban en ruinas por 2.000 años han sido reconstruidas en nuestros días y en nuestra generación? Si tú estudias a los profetas, verás que ese es el cumplimiento preciso de las profecías. ¿Crees que el hebraico, que dejó de ser usado como una lengua oral por 1.700 años, renacerá como una lengua viva, y eso es todo, que Dios está sólo interesado en esos milagros físicos? ¿Crees que Israel ha sido preservado en seis guerras en 47 años, y más en lo por venir, y eso es todo? Si es así, tú has interpretado erróneamente el corazón de Dios.

El último capítulo de la historia de amor

La historia del pueblo judío es una historia de amor. Se inició con Abraham, y Dios jamás dejó de amar a su pueblo. Tú eres parte de esa historia de amor. Yo soy de la simiente física de Abraham. Tú eres de la simiente espiritual de Abraham. Él es el padre de todos los que creen.

El propósito de Dios para la iglesia no puede ser cumplido sin los judíos. Estamos en el último capítulo de la historia de amor, casi el último párrafo. Que nuestros ojos puedan verlo. Que podamos vivir para ver el mayor de todos los milagros, la salvación del pueblo judío. Esta será la última porción de evidencia que Dios pondrá delante de las naciones – que, finalmente, el pueblo judío se volverá al Señor Jesús y lo reconocerá, y Él se volverá a la gloria del pueblo de Dios, Israel. ¿Comprendes que eso es una prioridad? No era una prioridad antes de este siglo, pero ahora es una prioridad. El pueblo de Dios no puede andar con el Señor sin reconocer esta prioridad.

Dios está sacudiendo este mundo, reduciéndolo a pedazos. Él ama tanto a los judíos que él trastornó al Kremlin de principio a fin, porque no querían dejar al pueblo judío volver a casa. Un millón volvió a su hogar. Otro millón ha visto. Nosotros tenemos sólo que ver a Zhirinovsky o a algún otro humano antisemita llegar al poder, y todos ellos vendrán. Esto será el fin del así llamado proceso de paz. Sí, aún hay más guerra por venir, más problemas y sufrimientos para los judíos, pero eso culminará en la salvación de ellos, pues el Señor ha confirmado su amor sobre ellos y no serán defraudados.

La higuera y los últimos días

¿Cómo sabemos que estamos en los últimos días? El Señor Jesús dio muchas señales. Así, ¿cómo podemos comprender esas señales? Él resumió ese discurso principal de los suyos en una frase: «De la higuera aprended la parábola». Hay algo específico, algo particular sobre la higuera. Las otras señales son inútiles cuando la higuera no está presente. Pero, una vez que la señal de la higuera está presente y las otras señales están presentes, entonces sabemos que hemos pasado a la última fase de la historia. Espero haber sido capaz de darles una evidencia sólida de que la higuera es Israel. La higuera estaba por desaparecer de su hábitat natural, como si nunca hubiese habido una higuera allí, pero Jesús dijo que antes de Su retorno, la higuera estaría de vuelta en su hábitat original – no como una antigüedad, no como un fósil, no como una mera ilustración, sino como un árbol vivo.

Hay algo acerca de la pequeña Israel: ella no está muerta. Todo el mundo ha oído hablar de ella. Todo el mundo comenta sobre la pequeña Israel, con apenas seis millones de personas, en una minúscula faja de territorio. No es mayor que el Estado de New Jersey, o que Tasmania, no es mayor que la Isla del Norte de Nueva Zelanda, un poco menor que el Kruger National Game Park en África del Sur, del tamaño del País de Gales en el Reino Unido o Portugal o Hungría en Europa. Es tan pequeña, tan diminuta, sin embargo todo el mundo sabe que Israel está vivo. Ha ocupado repentinamente el centro de la atención del mundo, exactamente como el profeta Zacarías dijo que acontecería. Él dijo tres veces: «Todas las naciones de la tierra se juntarán contra Jerusalén». ¿Por qué las naciones del mundo se juntarían contra Jerusalén? Cien años atrás, Jerusalén no era sino una pequeña aldea con 38.000 habitantes, antihigiénica, decrépita, estropeada, casi arruinada, la capital de ninguna cosa, incrustada en un lugar montañoso en la provincia siria del Imperio Otomano.

¿Por qué las naciones se rebelarían contra Jerusalén? No hay petróleo allí, no hay gas, ni carbón; muy pocos recursos naturales, y el agua es escasa. ¿Porque ellas se sublevarían contra ese minúsculo territorio? Sin embargo, hoy, todo el mundo comprende. Hubo seis guerras en 47 años, y todas éstas han sido en Jerusalén. De repente, acontece algo que cambió todo el escenario. Aparentemente, de las cenizas, como el ave fénix, se irguió de entre los muertos y ocupó el centro del escenario mundial. Ahora comprendemos al profeta Zacarías y sobre lo que él estaba hablando. Un día, los pies del Mesías estarán otra vez sobre el Monte de los Olivos y, por eso, comprendemos que la higuera está muy viva y de vuelta a su lugar original. La señal está allí y, al mismo tiempo, ha habido dos guerras mundiales que quebrantaron a todo el mundo, y desde entonces hay guerras y rumores de guerra.

Así comprendemos que el Señor está removiendo todas las cosas, de acuerdo con los profetas Hageo y Zacarías y de acuerdo con el escritor de la epístola a los hebreos. Dios dijo que él conmovería a todas las naciones; él sacudirá la tierra, la tierra seca, y el mar. Él quebrantará a todas las naciones, y el Deseado de las naciones emergerá. El escritor a los Hebreos dijo que todo que puede ser removido, Dios lo removerá.

Recibiendo un reino inconmovible

Si la vida de los hijos de Dios se centra demasiado en lo que es removido, ellos serán quebrantados. Si estamos recibiendo un reino que no puede ser conmovido, si nuestras vidas están centradas en Aquel que es inconmovible, no seremos conmovidos ni nos moveremos. Pero, ¿cuánto del reino hay en nuestra vida? ¿Qué lugar tiene el inconmovible Rey de la gloria en nuestra vida? ¿Qué lugar tiene él en nuestra familia, en nuestros negocios? ¿Qué lugar tiene él en la vida de la iglesia? Si él tiene el lugar que Dios le dio, nosotros seremos inconmovibles, tan invencibles como el Rey, tan inmutables como el Rey. Jesús dijo: «Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Pero, si nuestro corazón está en el lugar errado, entonces veremos un monte de dificultades en nuestras vidas. Perderemos mucho. Sufriremos. He aquí por qué esta cuestión es tan importante.

Redimiendo el tiempo

El apóstol Pablo dijo: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos». En otras palabras, la vida de nuestra familia, nuestra vida personal, nuestros negocios, nuestra vida de comunión, pueden redimir el tiempo; no obstante si fuéremos insensatos, como las vírgenes insensatas, tendremos gran pérdida. Estas palabras no son para los inconversos; son para los hijos de Dios, para la iglesia de Dios. «Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor». En toda la generación de la iglesia, en toda la generación del pueblo de Dios, desde Abraham, ha habido creyentes insensatos y creyentes con discernimiento. Aquellos que tienen discernimiento comprenden cuál es la voluntad de Dios para su generación. Ellos son los sabios; ellos ponen las prioridades en primer lugar. Ellos dan al Señor su debido lugar; ellos comprenden las prioridades de Dios en su generación.

Alguien argüirá: ‘¿Estás diciendo que no debemos trabajar? ¿Es que no nos debemos casar? ¿Tal vez deberíamos ser como monjes y monjas?’. No, yo no estoy diciendo nada de eso. Si tú quieres casarte, cásate; no obstante, recuerda dar al Señor su lugar. Permite que tu hogar y tu familia sean un lugar donde Dios es conocido. Redime el tiempo. Es claro, tú puedes trabajar. Gana tanto dinero como puedas; pero da al Señor el lugar que le pertenece. No permitas que el dinero dicte las normas en tu vida. No dejes que el éxito te gobierne. Da al Señor su lugar, y entonces tu negocio irá a redimir el tiempo.

De hecho, el corazón de Dios está en todas estas cuatro prioridades – el evangelio, la novia, tú e Israel. Él quebrantará todas las cosas haciéndolas pedazos a fin de cumplir el deseo de su corazón; y él va a cumplir, teniendo en vista su deseo. ¿Cuál es nuestra responsabilidad en estos últimos días? «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos … Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor».

Tomado de «The last days», Versión portuguesa de Jotta Enne.