Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta”.
– 1 Samuel 15:29.
En el libro de Samuel, cuando se habla de la gloria de Israel, la expresión gloria también puede ser traducida como esperanza o victoria. La victoria de Israel, es decir, la victoria de los hijos de Dios, no es algo que se logra a través de muchas experiencias o circunstancias. La victoria es en realidad una Persona: Cristo.
Gloria es también equivalente a fuerza. A veces tenemos mucha fuerza natural, y el Señor tiene que debilitarnos. Eso es correcto. Ahí cobra sentido la palabra de la cruz, del quebrantamiento, porque el Señor ya está dentro y es necesario que él sea expresado.
El Señor propicia distintas circunstancias para que seamos debilitados. Solo entonces él puede manifestarse mayormente y hacerse fuerte en nosotros. He aquí, él es la esperanza, es la gloria, la victoria, la robustez, la consistencia, la solidez, la tenacidad, la resistencia, la virilidad, la pujanza, la energía, la virtud, la eficacia, la potencia, el poder, la fortaleza, la consolidación de Israel. ¡Todo esto es Cristo! No somos nosotros, sino “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27).
La victoria no es un asunto a tratar, una doctrina de la cual hablar, ni un método a seguir, sino una Persona bendita, ¡Jesucristo! La victoria, en consecuencia, no es el producto de nuestra experiencia carnal. El Señor viene a ser nuestra experiencia, porque él vino a nuestro espíritu y desde allí él se manifiesta cuando consentimos a ello voluntariamente.
La victoria tampoco depende de lo que somos, sino que ella radica en que Cristo viva en nuestro lugar. Y eso no es una utopía, sino una realidad. Es todo posible, porque el Señor es real, su obra es real, su muerte es real, su resurrección es real y su exaltación es real. Y el derramamiento de su Espíritu también es real.
Por tanto, no estamos sin armas, ni sin defensa, ni sin gloria, ni sin fortaleza. ¡Tenemos a Aquel que es la fortaleza, el poder, la vida y la victoria de Israel, para que se alienten también nuestros corazones, y para que el Señor encuentre un pueblo preparado!
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