Hay un peligro que se cierne sobre la familia cristiana, proveniente de los colegios, por la influencia de la Nueva Era.
Desde que me convertí al cristianismo dejé de trabajar con productos relacionados con Halloween y con cualquier otro artículo vinculado a temas ocultos – declaró Gary Grant, propietario de la juguetería “Entertainer”, la más grande de Gran Bretaña, con 28 locales a lo largo del país.
La declaración la hizo Grant al negarse a vender en su cadena de jugueterías los productos basados en la película “Harry Potter y la piedra filosofal”, cuyo estreno estaba fijado para este 4 de noviembre en Londres.
– Mi miedo – agregó – es que los niños comiencen a jugar con algo aparentemente inocente y que terminen siendo víctimas de algo mucho más peligroso. Como padre, no me gustaría verlos con tableros ‘ouijas’ y objetos relacionados con el ocultismo. 1
En Chile, una madre creyente nos ha llamado recientemente desde la ciudad sureña de Castro para pedir oración por su hija, a quien le han asignado como lectura obligatoria en el Colegio un tomo de la saga de “Harry Potter”. Ella leyó el libro y se quedó muy preocupada. Dijo que no estaba dispuesta a permitir que su hija fuera obligada a leer tales cosas.
Un comerciante inglés dispuesto a perder millones de dólares en ganancias por fidelidad a sus principios y una madre creyente preocupada por el tipo de educación que está recibiendo su hijo son aparentemente dos antípodas, pero ambos tienen algo muy importante en común, ambos tienen un mismo motivo de preocupación: “Harry Potter”, uno de los mayores ‘best-sellers’ de los últimos tiempos.
Un fenómeno polémico
“Harry Potter” es, con mucho, el producto editorial más publicitado de las últimas décadas, traducido a 28 idiomas y vendido en 130 países, cuando recién se han publicado cuatro episodios de siete que abarca el plan completo trazado por su autora J.K. Rowling.
El libro ha sido profusamente elogiado por unos, pero también criticado por otros. Un obispo austríaco tachó la obra de satánica, pero otro sacerdote, el chileno José Miguel Ibáñez Langlois, quien es también crítico literario de gran influencia en este país, ha dicho: “El libro no induce a nada negativo, sólo estimula la fantasía de los lectores”.
Según la prensa inglesa, un sacerdote de Bristol, director de una escuela católica comentó: “Por supuesto que hay peligros en el ocultismo, pero hay riesgos de toda clase de cosas, y pienso que eso depende de cómo se las maneje. No creo que la magia sea un problema. Y los chicos son capaces de separar la fantasía de la realidad.”
Cuando se le consultó a J.K. Rowling, de 35 años, acerca de si la brujería que aparece en sus libros podría ser nociva para los niños, contestó: “Eso no es nada. Esperemos a ver lo que pasa en el último libro. La serie será sombría, muy sombría.” 2
El estreno de la película “Harry Potter” –como es ya costumbre hoy en día con los grandes estrenos cinematográficos– vendrá asociado con una serie de productos que abarca desde muñecos, juegos de cartas, peluches, disfraces y, en este caso, hasta con cursos de magia.
¿De qué se trata?
“Harry Potter” es una historia cuyo personaje principal es un niño, hijo de padres brujos, que asiste a un colegio de magos. Allí en los pasillos del mágico “Hogwarts” vagan fantasmas, su bosque alberga monstruos y los objetos son semianimados. En este mundo “mágico” los magos y brujos conviven amistosamente con los “muggles” (humanos no brujos).
La trama nos muestra a los magos y brujos –el protagonista a la cabeza– formando parte del mundo de los “buenos”.
Extrañamente, los dos personajes más crueles del libro son dos personas “normales”, los tíos de Harry, que han criado a Harry en el peor de los infiernos.
En el segundo episodio de la saga, titulado “Harry Potter y la cámara secreta”, el protagonista se enfrenta a una mortífera serpiente, que es “liberada de su prisión gracias a la magia negra” – según reza una publicidad.
En fin, una historia aparentemente cándida, heroica y entretenida, pero que muestra también algo esencialmente peligroso: la iniciación y el camino de la hechicería.
Aunque el libro parece plantear la lucha entre el bien y el mal (y el bien venciendo al mal), el verdadero mensaje del libro está puesto en boca de uno de los profesores del “Hogwarts”: “No hay ni mal ni bien, sólo hay poder.” Para hacer más digerible el mensaje, J.K. Rowling lo disimula moralizando sobre asuntos de ética como el racismo, la discriminación, la injusticia y la falta de ideales.
¿Qué sucede con la literatura infantil y con la industria del entretenimiento? ¿Es “Harry Potter”, con su consagración de brujos y magos, con su ambigua presentación del bien y el mal, una excepción? ¿Sabrán sus noveles lectores –como pretende el educador católico de Bristol– “separar la fantasía de la realidad”?
Finalmente, un libro como éste ¿es apto para ser asignado en los colegios?
La Nueva Era
La explicación de la literatura como ésta, así como de la filosofía educacional que la acompaña, hemos de buscarla en un fenómeno espiritual y sociológico de creciente influencia: la Nueva Era.
Definir la Nueva Era es muy difícil porque es amplia, multifacética, camuflante y omnipresente. La expresión “Nueva Era” es el disfraz con que se ha vestido una rara mezcla de creencias paganas, humanismo, filosofías orientales, ocultismo, ecología, etc., y que se ha divulgado con una rapidez digna de una mejor causa, como un audaz y pernicioso “evangelio”.
Es tan antigua como la torre de Babel. Es la religión del tercer milenio.
A la manera de un gran saco de ropavejero, esta corriente globalizadora incluye áreas tan diversas como la música, el arte, la literatura, la medicina, la gastronomía, etc. y ha impregnado ya cada faceta de la vida contemporánea. Usted puede hallarla entretejida inocentemente en las historias infantiles, en los dibujos animados, en los juegos electrónicos, en las canciones de moda, en las escuelas, e incluso … en las dietas de la mamá.
Es un gran movimiento, pero es más que un movimiento –en verdad no hay una súper organización que la impulse, o que le dé forma y coherencia–. Es, hablando con verdad en Cristo, una conspiración del infierno, organizada tras bambalinas, más allá de lo visible, a fin de crear las condiciones perfectas para la instauración del misterio de la iniquidad en el mundo.
La Nueva Era es una religión, pero una religión sin Dios, sin Cristo y sin sangre. Sostiene que, como no hay pecado original, no hay necesidad de un Salvador. El hombre sólo tiene que despertar la divinidad que lleva adentro para alcanzar la plena unidad con el dios que subyace en todo el universo.
Así, la humanidad es deificada, la muerte es negada, el enemigo de nuestras almas ya no es el maligno, sino la ignorancia. Todos los hombres tienen a Dios adentro, sólo que deben despertarlo mediante técnicas como la meditación, el yoga, la música, las drogas, el misticismo, el esoterismo, la hipnosis, las artes marciales, las sicoterapias, etc. En este contexto, Jesús no es el Cristo, sino uno más entre muchos maestros iluminados.
Esta religión pretende crear un “nuevo orden”, un cielo sobre la tierra, una humanidad unida, un mundo transformado, una nueva dimensión humana más clara y generosa.
Su ropaje es atractivo, su mensaje es pacífico y aparentemente inocuo: la ecología (“la naturaleza y Dios son uno”), la paz mundial, el desarme nuclear, los alimentos ‘light’, la medicina natural. Entre sus metas está solucionar el problema del hambre, humanizar la tecnología, patrocinar estilos de vida comunitarios, organizar una política global, crear un mundo sin fronteras con un gobierno central y una religión universal sin sectarismos.
Esto, que suena bastante bien, tiene un trasfondo espiritual bastante diferente, que esperamos ir revisando en la serie de artículos que iniciamos aquí.
Así que, ¡cuidado, hijos de Dios, y padres creyentes! Esta es la mano negra que está detrás de “Harry Potter”, y de muchos libros que hoy leen nuestros hijos en los colegios, es el mensaje y el espíritu que está detrás de muchas películas “infantiles”, de videos, y juegos electrónicos.
Primer objetivo: los colegios
Fue nada menos que Adolf Hitler quien dijo: “Quien controla a la juventud, controla el futuro.” Este aserto parece hallar perfecto eco en los promotores de la Nueva Era. Los esfuerzos más serios están siendo enfocados hacia los niños y hacia las escuelas. Comenzaron preliminarmente hace un par de décadas en las Universidades de Estados Unidos, con clases de autohipnosis, telepatía, percepción extrasensorial, clarividencia y sicoquinesis, pero el objetivo final es filtrarse en la escuela básica, en los kindergarten y aun en los niños desde que están en “los brazos de la madre”. 3
El nuevaerista John Dunphy en su ensayo “Una religión para una nueva era”, plantea lo que es su “declaración de principios” al respecto: “Estoy convencido de que la batalla para el futuro de la humanidad debe ser llevada a cabo y ganada en el aula de la escuela pública, por maestros que correctamente perciben su papel como proselitistas de una nueva fe: una religión de la humanidad que reconoce y respeta la chispa de lo que los teólogos llaman divinidad en cada ser humano.” 4
El primer paso ha sido marginar de la escuela la fe cristiana. Luego se ha agregado una capa de humanismo y se le han agregado otras varias de religión oriental y de ocultismo, hasta formar una nueva religiosidad amplia, sin Dios, cuyo centro es el yo “divinizado” o “divinizable”. Desde hace más de una década en Estados Unidos, y en estos últimos años en Chile se ha notado la presencia sutil de esta nueva (y falsa) “espiritualidad” en la capacitación de profesores, en el diseño de los nuevos currículos, en las metodologías de clase y en los textos escolares.
La escritora cristiana Berit Kjos ha denunciado cómo en las Escuelas norteamericanas se ha introducido esta “espiritualidad” en los talleres de perfeccionamiento de profesores. Bajo los acápites de “comunicación” y “autoestima” han sido introducidos en las técnicas del yoga, en la ESP (poder extrasen-sorial) y en la meditación de corte oriental, bajo los suaves sones de una envolvente música.
También se ha introducido en los libros de texto y en los currículos de los colegios, quitando todo lo que oliera a principios éticos cristianos, a valores familiares, para introducir en su lugar una educación éticamente relativista en que se enseña el sexo libre, se respalda el aborto, y se admite el homosexualismo.
En una investigación realizada en los libros de textos norteamericanos, Paul C. Vitz concluyó que en 670 historias de lecturas en los grados tercero a sexto, “ninguna presenta la motivación religiosa judeocristiana, aunque una usa como el tema central en la vida de una niña blanca la religión de los indios de Estados Unidos.” 5 En otros libros donde se hace referencia a la fe cristiana la presenta con un sesgo peyorativo o ridiculizante; por ejemplo, se la asocia con cultos aburridos, con pastores egoístas o evangelistas lujuriosos. En algunos textos suele aparecer Jesús a la altura de los dioses mitológicos o de los “profetas” orientales no cristianos.
Una escena típica de meditación nuevaerista
Una sesión típica de meditación nueva-erista en las escuelas reúne a los niños en círculo, sentados en el suelo con las piernas cruzadas, en torno a una vela encendida o a un retrato. Con el trasfondo de una música delicada y armónica, son inducidos a poner la mente en blanco y luego a meditar en la Fuente, en la Luz o en la Inteligencia. Ellos enderezan sus espaldas, cierran sus ojos, extienden sus brazos para “conectarse con los poderes del Universo” y ser luego canales de energía de la Fuente (o lo que sea), para lo cual se tocan unos a otros. Esta escena, con escasas variantes, se está llevando a cabo en escuelas y centros educativos tan disímiles culturalmente como Estados Unidos y Chile, por ejemplo. 6
¿Es esto tan inofensivo como parece? No; no lo es. Cada invocación a fuerzas, personajes o entes es una invitación a espíritus demoníacos para que se introduzcan en las personas. Este es el inicio en el mundo del ocultismo, cuyas consecuencias son imprevisibles.
La doctora y educadora Shirley Correll, cuenta de una pequeña niña que se negó a orar en el nombre de Jesús después de que su sabia persona imaginaria, o espíritu guía, le dijera no hacerlo. 7
Ahora, con libros como “Harry Potter” sin duda, las técnicas de brujería y magia negra se van a popularizar.
Descubriendo al director tras la escena
¿Qué haremos, los hijos de Dios, ante tales amenazas sobre nuestros hijos? Tal vez haya quienes digan que nuestras advertencias son infundadas, y que no hay suficientes pruebas como para derivar de ellas tantas y tan terribles conclusiones.
Sin embargo, creemos que la astucia del diablo es tal, que deja ver sólo una parte: lo inocuo y superficial. Sus fines de muerte permanecen escondidos de los ojos de los hombres. Lo infernal y terrible de sus obras y maquinaciones sólo es visible espiritualmente.
Pablo decía a los corintios: “Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). La derrota de Satanás comienza en el instante mismo en que descubrimos su juego y le quitamos la máscara. Su victoria sólo es posible cuando permanece oculto, cuando vemos lo que ocurre en la escena y no vemos al director detrás de ella. El mundo ve sólo hechos inconexos entre sí, pero los que tenemos la luz de Dios vemos los hilos invisibles que unen esos hechos y vemos la mano que los mueven.
A Satanás no le conviene venir a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Pero los que somos de la verdad, venimos a la luz y traemos las obras de tinieblas a la luz para que los que son de Dios las conozcan y las reprendan. (Juan 3:20-21).
Fuerte ciudad tenemos
Pero ¡gloria al Señor! porque tenemos todos los recursos en Dios para resistir esta acometida del diablo. El profeta Isaías, aun en medio de las desoladoras circunstancias que le tocó vivir, tenía un cántico de victoria por la protección de Dios. El podía alzar la voz y proclamar con firmeza: “Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro” (26:1). Y luego, podía expresar su confianza en la protección futura de Dios: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (26:3-4)
Tales promesas no eran privativas de Isaías. También son para nosotros. Cristo es nuestra ciudad fuerte; Cristo es nuestra salvación, nuestro muro y antemuro. Cristo es la fortaleza de los siglos. Él guarda en completa paz nuestros pensamientos y los de nuestros pequeñitos, que Él nos ha dado.
¡Qué seguridad tenemos en Cristo! Un hogar basado en esta bendita Roca es un bastión inexpugnable para las acometidas del Hades. Sus saetas se quiebran, sus lanzas se cortan, sus planes son burlados, sus maquinaciones son deshechas. Los pequeños, hijos de los hijos de Dios, son guardados en perfecta paz.
La fe y el amor de Cristo envolviendo los corazones, la verdadera piedad adornando las vidas de los padres ofrecen a los hijos la confianza para abrir el corazón, para buscar ayuda en el día malo; sí, la confianza extiende un puente de comunicación fluida y permanente que ofrece oportuno y fiel socorro cuando la tentación viene.
Es preciso que el padre y la madre sean también como atalayas sobre su casa para advertir a tiempo el peligro, y luego hacer uso de sus derechos en la defensa de sus hijos. Una tuición permanente, una supervisión atenta a las materias de estudio (en los niños que cursan la enseñanza básica) es absolutamente necesaria a la luz de los hechos que hemos denunciado.
En esto, y en todo lo que concierne a la vida de los hijos de Dios, hemos de tener al Señor siempre delante de nosotros, como nuestro escudo y defensa, como nuestra sabiduría, esperanza y gloria, como el Señor de nuestras vidas y de nuestro hogar.
Para que las plagas que vienen sobre el mundo no nos toquen. Amén.
1 Diario La “Tercera” de Stgo. de Chile, 26/09/2001, p. 42.2 En Revista de Libros, de “El Mercurio” Nº 616, del 24/2/2001, p.2.
3 Rusell Chandler, op. Cit. p. 135.
4 Citado por Rusell Chandler, op. Cit., p. 135.
5 Citado por Berit Kjos, en “Su Hijo y la Nueva Era”, Edit. Betania, 1995, p. 24
6 Una madre cristiana de Temuco lo pudo comprobar hace poco en una escuela particular subvencionada en que estudiaba su hijo.
7 Citado en Berit Kjos, op. Cit., p. 31.