Al verte en esa cruz por darme vida,
se confunde mi mente, Jesús mío.
¿Cómo dejaste gloria y señorío
por redimir un alma ten perdida?
Un amor como el tuyo, sdin medida,
unido a tu bondad y poderío,
te mueve con libérrimo albedrío
a salvarme de muerte con tu herida.
Canten otros del sol los resplandores,
la hermosura del alto firmamento,
la belleza del campo y de las flores.
Yo cantaré con admirable acento
tu amor que es el mayor de los amores,
sublime causa del mayor portento.
Carlos Araujo