Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados».
– Isaías 53:5.
¡Dolor! Dolor de Cristo que me abraza,
que no puedo contenerlo y lo contengo.
Dolor, locura de piedad y muerte:
es Cristo el que a la llaga se somete.
Dolor de las extremidades febles.
Dolor en vísceras y huesos.
Dolor en las entrañas blandas,
violetas y rosadas, sin aliento.
Dolor de Cristo que no sabe de protesta.
Dolor que sube por su sangre,
la sangre que salvó nuestro planeta.
Dolor de muchos malos sobre un Bueno.
Dolor de Cristo que conmueve al Padre.
¡Dolor que abraza la tragedia humana!