La primera cosa del tabernáculo en ser mencionada por Dios es el arca (Éx. 25:10-22). Dios había expresado su deseo de que le construyeran una casa donde habitar; había dicho que debían reunir los materiales y, muy en especial, que todo debía hacerse conforme al modelo que le sería mostrado a Moisés en el monte.
Las instrucciones ahora comienzan, y la primera cosa en ser mencionada es el arca. ¿Tiene importancia el orden en que los muebles del tabernáculo se mencionan y describen? Indudablemente, porque el arca tipifica a Cristo. El tabernáculo en su conjunto representa a la iglesia (compuesta por ex-judíos y ex-gentiles), y dentro de ella lo más importante es el Señor Jesucristo. El centro de la atención de Dios es Jesucristo.
Sabemos que el arca debía ubicarse en el Lugar Santísimo, y éste , a su vez, era el lugar más importante de todo el tabernáculo. En efecto: El tabernáculo era el punto central del campamento en el desierto. Dentro del tabernáculo, el lugar principal era el Lugar Santísimo, y dentro de este Lugar, el centro de toda la atención era el arca del testimonio. Todo parte del arca; si el arca estaba en su lugar, todo lo demás estaba bien.
El fundamento en toda edificación de Dios es Jesucristo. El Señor dijo a Pedro: «Sobre esta roca (la revelación de Cristo) edificaré mi iglesia» (Mat. 16:18). Pablo dijo: «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1 Cor. 3:11). Pedro dijo, citando al profeta: «La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser cabeza del ángulo» (1 Ped. 2:7), y esa piedra es Jesucristo.
El arca era de madera de acacia, recubierta enteramente de oro, por dentro y por fuera; lo cual representa la perfecta humanidad (madera) del Señor Jesucristo, y también su perfecta divinidad (el oro). El arca tenía cuatro anillos, por los cuales pasaban dos varas, para transportarla. Esto significa que el arca se movía. Es la presencia de Dios que va en medio de su pueblo, en su caminar cotidiano. Así también, Cristo es transportado por sus sacerdotes, sobre sus hombros, como en aquel episodio del cruce del río Jordán. Cristo no acepta ser llevado sobre un vehículo, como aquella carreta que usó David, y que Dios reprobó, sino sobre los hombros y el corazón de los que le aman.
Cuando se transportaba el arca, se ponía sobre ella el velo de la tienda y la cubierta de pieles de tejones, pero sobre todo ello iba un paño de azul (Núm. 4:5-6). Era el único mueble del tabernáculo que lucía el azul por fuera, tipificando con esto el carácter resucitado del Señor Jesucristo, a diferencia de todo lo demás, que llevaba el paño azul por dentro, porque la vida divina aún está oculta en los creyentes.
Dentro del arca iban tres cosas, a manera de testimonio: las tablas de la ley, un arca con maná, y la vara de Aarón que reverdeció. Ellas nos muestran tres aspectos preciosos de Cristo: Cristo, como expresión del carácter de Dios; como pan de vida; y como la resurrección. Los que tienen a Cristo tienen a Dios en plenitud.
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