Al comparar 1 y 2 Timoteo nos da la impresión de que la primera es como un disco ‘Pare’, y la segunda es la catástrofe resultante de no haberlo respetado. En Chile, cuando hay un disco «Pare» junto a una línea férrea, hay que detenerse. Si no, se corre el riesgo de ser arrollado por el tren.
En 1 Timoteo, el disco ‘Pare’ es una serie de solemnes advertencias. Pablo percibe que una catástrofe está por ocurrir. Hay hombres impíos que están introduciendo doctrinas extrañas, hombres con conciencias cauterizadas y con una fe no auténtica, que se enredan en las minucias teológicas. Entonces Pablo comienza a repasar los distintos aspectos de la vida de un creyente, rogando para que estas advertencias sean tomadas en cuenta y se produzca un retorno a la sencillez de la fe, y al caminar con un corazón limpio, porque vienen días de apostasía.
Ahora bien, ¿Se obedeció la advertencia, se acató el disco ‘Pare’ del apóstol? Para saberlo tenemos que ir a 2 Timoteo. Esta carta tiene pasajes como éste: «Me abandonaron todos los que están en Asia … Demas me ha desamparado amando este mundo … Alejandro el calderero me ha causado muchos males … En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado». 2 Timoteo es una carta que nos muestra un panorama sombrío. La apostasía anunciada ha llegado. No se respetó el disco ‘Pare’.
Es que, en algún momento nuestras grandes revelaciones, nuestra fe y nuestras palabras tienen que ser probadas, y entonces se ve si la fe es genuina, o está corrompida. Entonces se ve si el mensaje de Pablo a Timoteo –este mensaje dramático de la primera epístola a vivir una vida piadosa– fue tomado en cuenta o no. Seguramente Himeneo y Alejandro, Demas, Figelo y Hermógenes, y todos los demás apóstatas que aparecen aquí, recibieron una y otra vez la amonestación del Señor, pero no la atendieron.
Los días que hoy vivimos son muy parecidos a aquellos días. Tenemos la fuerte impresión de que estamos viviendo los días de 1 Timoteo, y que dentro de muy poco el mundo cristiano va a estar sumido en la situación que presenta 2 Timoteo. Por tanto, esta epístola es un llamado dramático a detenerse, a considerar nuestros caminos y decidirnos a vivir una vida piadosa.
Es tan lamentable y triste –más que para nosotros, para el Señor– ver cómo en el caminar la fe es negada y los santos principios son descuidados. Cómo el testimonio es mancillado. Y entonces pareciera que el Señor nos dice: «Hijo mío, no solo me importa que tú conozcas mi plan y propósito eternos. No solo me importa que tú tengas conocimiento, sino también que lo que tú sabes se traduzca en una conducta santa y piadosa».
Después de 1 Timoteo –el disco ‘Pare’– viene 2 Timoteo – la ruina, la catástrofe, el tren que arrolla al vehículo. Nosotros estamos todavía a tiempo para detenernos y examinar nuestro camino. Aún es tiempo para enmendar. Si no lo hacemos, tal vez zozobremos en el mismo naufragio de Himeneo y Alejandro.
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