David Wilkerson, un profeta norteamericano contemporáneo, ha anunciado desde hace décadas, juicios severos de Dios sobre Estados Unidos. En la actual coyuntura, Wilkerson reitera su convicción de más y mayores juicios por venir.
El Hombre más indeseable del mundo
¡El Hombre más indeseable del mundo todavía está vivo hoy! No ha muerto. En realidad, está muy activo en la actualidad. Aun tiene familiares en casi todo lugar. Apenas ayer pasé varias horas con Él hablando respecto de este mensaje. Muchos de ustedes también lo conocen. Sin lugar a duda, el Hombre más indeseable del mundo es ¡Jesucristo, el Hijo del Dios Viviente!
En la Plaza Roja de Moscú hay cuadros enormes con las imágenes de Lenin, Stalin y otros líderes comunistas; todos adornados con terciopelo rojo. Deberían colgar otro cuadro en la Plaza Roja: Una imagen de Jesucristo, rodeada de estopa negra con las siguientes palabras debajo: “El Hombre más indeseable de Rusia: ¡Jesucristo!” Si uno va a Inglaterra, a los salones del Parlamento o a las grandes catedrales inglesas, verá todos los cuadros de reyes y reinas del pasado. Algunos fueron amados, otros odiados, pero allí también falta un cuadro. Deberían colgar allí, donde todos los ingleses pudieran verlo, un cuadro enorme de Jesucristo, con el letrero: “¡El Hombre más indeseable de Inglaterra!” En Washington D.C., la capital de Estados Unidos, se ven todos los retratos de los presidentes del pasado en el Capitolio y en los salones del Congreso. Hay monumentos a Lincoln y a Washington. Deberían construir un monumento especial solamente con un cuadro de Jesucristo y estas palabras: “Este Hombre es el verdadero Padre del país! ¡Él lo plantó, regó y prosperó, pero hoy en día es el Hombre más indeseable de esta sociedad!”
Entremos a las bibliotecas y aulas de casi cualquier Seminario en el país. Escuchemos a los teólogos impíos que aborrecen a Cristo; veamos que los libros de alta crítica se deleitan en robar y destruir la fe. Entremos a las grandes catedrales y miremos las ventanas con imágenes de Jesucristo en los colores de sus vidrios, luego oigamos lo que ellos llaman evangelio. No predican al Jesucristo verdadero, sino a otro. ¿Por qué no son sinceros? Deberían poner una placa de bronce debajo de los vitrales de Jesucristo que diga: “¡Indeseable!
Sabemos demasiado bien que el mundo secular no lo quiere. Cristo es objeto de la burla de los borrachos. No lo maldicen en Rusia, ni en China (pues ellos maldicen a sus ancestros y dioses o líderes caídos en desgracia). Sin embargo, aquí (en Estados Unidos) se maldice a Cristo. Los soldados romanos se burlaron de Él poniéndole una corona de espinas en la cabeza. Ahora esta nación se burla de Él con el arte: Los productores de películas con sus mejores talentos y cantidades enormes de dinero producen películas acerca de Jesucristo que son una burla ingeniosa de su divinidad, la cual pretenden quitarle.
Ni siquiera el “mundo religioso” lo quiere. Creo que a Jesucristo lo desean menos los descarriados, los líderes eclesiásticos corrompidos, las organizaciones eclesiásticas liberales y los cristianos transigentes y dominados por las pasiones. Hay una idolatría de Jesucristo en la religión actual que es tan real y fea como la idolatría de Baal y todos los demás ídolos del Israel antiguo. Han dejado el verdadero Jesucristo de santidad, la cruz, el arrepentimiento y la separación, y se han tallado otro Jesús en su imaginación. Su “Jesús” es como ellos, que toleran el pecado sólo con palabras de hermandad, amor y unidad. Le han puesto el nombre de Jesucristo a la imagen mala y corrompida que hicieron. Ese no es el evangelio de Cristo ni el Jesús verdadero. Usan las palabras correctas, pero no adoran al Cristo que conocemos.
Una nación malvada
Este país se fundó como tierra de justos. Dios nos favoreció y nos demostró su bondad para guiarnos al arrepentimiento. No obstante, nuestra nación se volvió malvada y no reconoce el poder de Dios y su obra a nuestro favor. Por eso Dios va a mandar juicios repentinos: “Con mi alma te he deseado en la noche (postreros días), y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.” (Isaías 26:9). Una noche de juicio aparece en la visión profética de Isaías, y un pueblo ve la caída de esa noche de tinieblas y se vuelve en busca del Señor con todas sus fuerzas.
“Anda pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.” (Isaías 26:20-21). Dios nos advierte que su indignación va a venir sobre la tierra. “Indignación” significa aquí la furia intensa y el enojo candente contra el pecado. El Señor se está conmoviendo al aumentar su enojo. Viene en su caballo blanco y hará un juicio rápido.
Dios va a abrir las entrañas de la tierra y derramar corrientes de sangre; ¡la sangre de niños inocentes! Cada gota de sangre que esta nación homicida ha derramado ha ido acumulándose en una represa poderosa de sangre inocente, y cada célula viva de esa corriente de sangre clama venganza. La tierra vomitará de sus tumbas hasta los huesos, y los brazos y piernas diminutos ya no se ocultarán. ¡Cien millones de bebés que lloran, un océano de sangre derramada! Cuando nuestra economía se vaya al suelo, las personas espirituales oirán el crujido de aquellos huesecitos. Cuando la luna se convierta en sangre, será un reflejo de aquel mar de sangre de inocentes.
¡Los mendigos son una señal!
Permítame usted comentarle sobre lo que creo que Dios me ha mostrado acerca de sus juicios en este país, los cuales ya han comenzado. Recientemente, mientras oraba profundamente, estas palabras se repetían en mi espíritu: “¡Los mendigos son una señal! ¡Los mendigos son una señal!”
Pensé en los más de 60.000 desamparados, muchos de los cuales son mendigos que vagan por las calles. Si uno detiene su coche en una intersección de la ciudad de Nueva York, los mendigos rodean el carro, cerrando la vía con avisos, sacudiendo el polvo del parabrisas con trapos sucios y pidiendo monedas.
Millares de tales mendigos son chicos o jóvenes que duermen en carros y camiones abandonados y en edificios dilapidados e infestados de ratas. Se hallan perdidos en un mundo loco por las drogas y enfermedades como el SIDA. Muchos venden su cuerpo por un poco de droga, y ofrecen favores sexuales por muy poco dinero.
Cuando uno mira sus ojos y sus rostros enjutos, ve un cuadro del infierno. Algunos ansían la muerte para escapar de su prisión de drogas. Otros ya están moribundos, consumidos por el SIDA, la sífilis, la tuberculosis, la neumonía y diferentes tipos de cáncer.
La ciudad y sus agencias están confundidas. “¿Qué pasa?” se preguntan. “¿Cuál es la razón de esta aparición repentina de un ejército de mendigos desamparados en los últimos años?”
Durante el juicio que le sobrevino a Israel, Isaías clamó: “Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo.” (Isaías 51:20).
Los mendigos son una señal evidente y grande del juicio inminente.
Uno no tiene que ser místico ni profeta para conocer el castigo que Dios está a punto de dar a este país, pues todo está en Deuteronomio 28. ¡Las maldiciones que Moisés profetizó abatieron a Israel, y están hundiendo a este país!
Examine usted otra vez a los mendigos jóvenes. ¿Qué ve usted? Yo veo una señal de Dios advirtiendo e implorándonos que tomemos nota: esa imagen del mendigo es nuestro país bajo juicio. Es un cuadro profético de lo que el país se está volviendo y será: Una nación enloquecida por las drogas y perdida. Dios parece decir: “¡Miren a los mendigos! ¡Miren su rostro! Ese es el futuro del país si no se arrepienten.”
Jeremías culpó a los predicadores de paz
Los predicadores le dicen a la iglesia que “todo está bien”, porque son dados “a la codicia” (Proverbios 1:19). Han pecado al no predicar la verdad, no advertir a la gente y adormecer a los creyentes ante el juicio inminente. (Vea Lamentaciones 4:13 y Jeremías 5:31).
Los que predican el mensaje de “paz y prosperidad” se burlan de Jeremías. Socavan su mensaje y profecías de dos maneras, al decir, en efecto: “Hemos oído eso por años y nada pasa. ¡Antes bien, estamos prosperando! Las cosas han mejorado, en vez de empeorar.” Y “sí, puede suceder, y probablemente suceda, pero dentro de mucho tiempo, alguna vez en el futuro.” Sin embargo, ¡el juicio de Dios está a las puertas!
¡Este país va a sufrir un juicio peor que el de Sodoma!
“Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías.” (Lament. 4:6).
Voy a decir algo que tal vez haga enojar a algunos, pero es verdad y tiene su fundamento en lo que Dios dice aquí: ¡Creo que en el juicio, lo más misericordioso que podría hacernos es dejar que el enemigo descargara sus bombas sobre nosotros, para borrarnos del mapa, como le sucedió a Sodoma, en un momento! (Ver Lament.4:9-10).
A menudo decimos que Dios nos juzgará como a Sodoma. Amados: Ese juicio fue misericordioso si se compara con lo que le sucedió a Jerusalén. En Sodoma no había hambre, ni madres que se comieran a sus bebés, ni mendigos famélicos comiendo basura, ni una generación de jóvenes muriendo lentamente, torturados por el pecado y asolados por las enfermedades. A Jerusalén la humillaron, mataron de hambre, quemaron, debilitaron, atormentaron, esclavizaron y pusieron en prisión. Dios destruyó a Sodoma en un instante, mientras que Israel fue entregada en manos de impíos. Y el juicio de nuestro país está en manos de Satanás: “¡Ay de los moradores de la tierra …! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira.” (Apoc.12:12).
Primero, la casa de Dios; después, toda la sociedad
La destrucción repentina puede significar algo más que un holocausto causado por una bomba de hidrógeno. Con un solo evento repentino, una sola catástrofe, el sueño del hombre se puede convertir en una pesadilla horrible. El juicio que ha caído tan de repente sobre la casa de Dios caerá también sobre la nación. La Iglesia tuvo un día un escándalo horrible. Nos sonrojamos al saber que un predicador del evangelio gastaba millones de dólares en autos de lujo, joyas, casas elegantes y vinos caros. Los impíos se reían y burlaban, y el nombre de Jesús se volvió un chiste y una sátira. Jesucristo fue la burla de los borrachos. Luego se le dijo a todo el mundo en una hora, en un noticiero, que el que predicaba contra el pecado había sido hallado en pecado. Ahora seguimos viendo la disolución aterradora de algunos ministerios. En medio de todo, estas palabras terribles son tan verdaderas: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1ª Pedro 4:17).
Los juicios de Dios en su casa son tan repentinos y terribles, que los oídos de los hombres retiñen cuando los oyen (Ver 1 Sam.3:11,13; 2 Reyes 21:12; Jer.19:3). “Retiñir los oídos” significa en hebreo “oír en los oídos el sonido como de cascabel que los pone rojos de vergüenza.”
Si Dios hace retiñir los oídos de esta nación por lo que ven y oyen de su juicio sobre la iglesia, ¿qué clase de juicios repentinos y terribles caerán sobre esta sociedad? Los medios de comunicación de masas de esta nación se han deleitado en burlarse de las cosas de Dios. Han hecho que la nación desconfíe de toda predicación de santidad, diciendo que todos los ministros del evangelio son charlatanes y criminales. En las cantinas bulliciosas se ríen y brindan: “¡A la salud de todos los predicadores de infierno y fuego!”
Sin embargo, bueno será que saquen provecho de eso porque todo va a cambiar de la noche a la mañana. Dios hace retiñir los oídos del mundo ahora porque a la sociedad, al país, a nuestro gobierno y las instituciones financieras les toca el próximo turno. La palabra “destrucción” como se usa aquí se refiere a la ruina y la muerte repentinas. El juicio en la casa de Dios es un disparo de cañón que Dios hace sobre el barco del estado como advertencia. ¡Pronto ordenará un tiro directo! Los hombres no querrán oír y se taparán los oídos. ¡Las noticias serán tan increíbles y desagradables!
Como los dolores a la mujer encinta
“… Entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Tes.5:1-3). Esta es la Palabra inspirada de Dios; y se escogió con cuidado cada palabra. La destrucción viene de repente como los dolores de parto a una mujer a punto de dar a luz un hijo. La mujer aquí representa a la sociedad impía, mala y perdida, a punto de dar a luz un monstruo. El juicio viene de su propio vientre. Tan cierto como que una mujer embarazada no puede ocultar su preñez, los juicios inminentes deben ser evidentes a todos. Una mujer tiene nueve meses de preparación. Los juicios vendrán como dolores de parto. Cuando el momento del nacimiento se acerca, los dolores aumentan en número e intensidad. Pueden venir cada hora, cada media hora y después cada diez minutos. Llevan a la mujer a un hospital y los dolores siguen aumentando. De repente, los dolores de parto son constantes. La aplicación espiritual es que la destrucción final comenzará con avisos dolorosos que se intensificarán y acelerarán. ¡Yo creo que nuestro país ya está en camino a la sala de partos!
El Espíritu Santo también toca la trompeta bastante alto. La trompeta suena con más claridad y más presagios. Nunca hemos oído tantos avisos. Nunca hemos tenido más atalayas gritando desde el muro. En realidad, ha habido tantas advertencias que muchos del pueblo de Dios han puesto oídos sordos. La sociedad tiene dolores de parto, el juicio comienza, y ellos se vuelven a los ídolos y juguetes. Cristo dijo que debemos regocijarnos cuando veamos que ocurren todas estas cosas, pues eso significa que nuestra redención se acerca; pero ¿quiénes son los que pueden regocijarse en la víspera de la destrucción?
Los pecados de Sodoma fueron más pequeños que los nuestros
He recibido cartas de personas diciendo, ‘Usted ha estado profetizando por años acerca de ‘nubes tormentosas que se ciernen’ y de un crash inminente. Sin embargo, lo único que ha hecho es asustar a un montón de cristianos que confían en su palabra. La verdad es, lo opuesto ha ocurrido. En lugar de vivir una tormenta, hemos visto una explosión, con una prosperidad que ha batido récords. No hay ningún signo en el horizonte que sugiera una crisis venidera.
Amado, Dios ha juzgado cada sociedad en el pasado por pecados menores que los de Estados Unidos. Considere:
· Ninguna otra nación ha matado a más bebés que los Estados Unidos a través del aborto. ¡Nuestra tierra clama por la sangre de estos niños! Nosotros más bien salvamos la vida de una ballena que la de nuestros propios niños.
· Estados Unidos tiene el nivel más alto de embarazos ilegales en el mundo.
· El crimen en los adolescentes es el más alto del mundo libre.
· Los estadounidenses gastan ahora más dinero en comida para perros que en las misiones extranjeras.
· Nosotros hemos comenzado a glorificar la homosexualidad y el lesbianismo. Nuestros medios de comunicación aplauden la ‘braveza’ de los homosexuales que declaran su orientación sexual … ¡Pero nosotros tenemos la obligación de llorar por ello! La protagonista del programa de televisión ‘Ellen’ fue una heroína cuando exhibió su homosexualidad en la televisión nacional. Sin embargo en ese mismo momento, los cristianos alrededor del país deberían haber estado postrados sobre sus rostros clamando a Dios por misericordia ante semejante inmoralidad.
· Las cadenas de noticias mostraron imágenes de mujeres lesbianas semidesnudas en Florida celebrando ‘La semana del orgullo lésbico’. Un estimado de 30.000 mujeres se reunieron con indulgencia en orgías y borracheras nocturnas durante una semana completa. Y los oficiales aplaudieron y dijeron, ‘Es maravilloso que ellas estén todas juntas aquí’. ¡Pero ello debe haber estado quebrando el corazón de Dios!
· Estados Unidos descaradamente ha pateado a Dios fuera de las escuelas y de las cortes. ¡Ahora hay incluso un movimiento que pretende remover Su nombre de la ‘Promesa de lealtad’ y de toda las monedas estadounidenses!
· Cincuenta millones de estadounidenses ahora fuman marihuana y muchos millones más están enganchados con heroína, crack y otras drogas duras.
· Nuestras escuelas se han transformado en bastiones de blasfemia y agnosticismo. A nuestros niños les han sacado todos los estándares morales, denegado todo el acceso a Dios … y ellos han reaccionado convirtiéndose en más violentos y rebeldes.
Amado, Dios destruyó la generación de Noé, así como Sodoma, por pecados menores que los nuestros. ¡Que arrogancia pensar que mientras que estas sociedades fueron juzgadas severamente, nosotros podremos ser perdonados!
La tormenta se va a desatar de repente, vendrá como un ladrón en la noche, trayendo repentino pánico y descreimiento. Ahora mismo muchos de ustedes deben estar pensando ‘¡Déjela venir!’ Si la calamidad golpea, yo voy a tratar con ella. Después de todo, yo estoy en las manos de Dios. Yo voy a estar preparado … así que no me voy a preocupar por ello. Jesús me va a ver atravesarla’.
Sin embargo, permítame preguntarle: ¿Por qué Dios le dice a sus profetas que clamen sus advertencias de los techos de las casas? El quiere advertirle a Su pueblo … ¡Que nos conmovamos a buscarle! El quiere convencernos de nuestra culpa por todos nuestros intentos de sacudirnos el yelmo de Cristo y de acomodarnos al mundo. El quiere que mantengamos nuestros ojos sólo en Jesús – para buscar las cosas santas – ¡Porque esas son las únicas cosas que van a mantenerse en la tormenta venidera!
Es hora de vigilar y estar sobrios
Dios pide a su pueblo que vele y esté sobrio mientras el día de la destrucción se acerca. “Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1ª Tes.5:6). Pablo exhorta a los hermanos: “Vosotros … no estáis en tinieblas … todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1ª Tes.5:4-5). Lo que dice en otras palabras es: “Lo que para el mundo es una noche trágica de tinieblas y destrucción, para ustedes que velan y son sobrios es el amanecer de un nuevo día. Este día de oscuridad y juicio de fuego no tiene nada que ver con nosotros.” Como no somos de este mundo, no estamos destinados a las tinieblas ni a la destrucción, “porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo (1ª Tes.5:9).
El aumento de los dolores de parto significa algo glorioso para la esposa de Cristo. Es una crisis más cerca del hogar. Para ellos es la cuenta descendente hacia la destrucción; para nosotros, hacia la gloria. Es la cita de ellos con la ira de Dios; es la nuestra con la resurrección. Ellos llorarán y rechinarán los dientes; nosotros nos gozaremos y gritaremos de alegría. Los hijos de esta densa oscuridad, esta noche de destrucción se embriagan y duermen (1ª Tes.5:7), pero “nosotros, que somos del día, seamos sobrios” (5:8). Pablo nos advirtió que no nos embriagáramos con las cosas terrenales en la víspera de la destrucción, ni nos entusiasmáramos demasiado por nada que no fuera Cristo. Debemos estar ocupados hasta que Cristo venga.
Mi equipaje está empacado; estoy listo y ansioso de ver a Jesucristo cara a cara. Me estoy separando de este mundo. ¡Qué maravilloso es saber que no tenemos que temer los días horribles de ira e indignación que están por venir! Ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Es seguro que la destrucción repentina viene sobre los malos; pero la gloria repentina espera a los vencedores.
Extractado y condensado de “David Wilkerson exhorta a la Iglesia”, Edit. Vida, 1991, y de www.tscpulpitseries.org