Una vislumbre en los libros de Génesis y Apocalipsis
En el Retiro de Rucacura (Chile), en el mes de enero de 2004, el hermano Christian Chen impartió una serie de cinco mensajes sobre el tema «El eterno consejo de Dios». Durante esos días, el hermano nos condujo en una mirada al maravilloso propósito de Dios en Cristo Jesús.
El propósito de Dios es reunir todo el universo en Cristo, el Cordero que fue inmolado, en la consumación de los tiempos. Su trono será el centro del universo en las edades futuras. Ahora bien, este propósito de Dios nos es revelado en las Escrituras, específicamente en el primer y en el último libro: Génesis y Apocalipsis. El Señor Jesús dijo: «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin». Concordantemente, el libro Alfa y el libro Omega de la Biblia –Génesis y Apocalipsis–, nos hablan de este propósito eterno, de su principio y su consumación.
Al unir estos dos libros y compararlos, especialmente los primeros capítulos de Génesis con los últimos de Apocalipsis, se ve cómo se complementan y explican, configurando una simetría de espejo, una correspondencia de uno a uno. Así se develan claramente misterios como, por ejemplo, el huerto de Edén, las bodas de Adán y Eva, el árbol de la vida, la serpiente, Babel, Nimrod, la batalla de Abraham contra los cuatro reyes, entre otros muchos. Necesitamos de Apocalipsis para interpretar Génesis – nos dirá el autor. Igualmente, necesitamos de Génesis para interpretar Apocalipsis. Esta es una importante lección que la simetría entre estos dos libros de la Biblia nos enseña.