Fracasar no sólo es la primera lección que todo discípulo debe vivir en su seguimiento de Cristo, sino que es la lección fundamental y absolutamente necesaria para una vida victoriosa. Sin ella no es posible crecer ni menos vencer.
De la misma manera podría llamarte la atención que la segunda gran lección que todo discípulo debe pasar en su vida sea esperar. Probablemente esto tampoco es lo que esperabas escuchar. Al fracaso debería seguir: Luchar, esforzarse, actuar, obedecer; pero no esperar. Esto es lo que comúnmente pensamos. Que fracasar y esperar sean las dos primeras y fundamentales lecciones del discipulado cristiano, no es lo que seguramente esperabas encontrar.
No obstante, no sólo ésta será la tesis de este libro, sino que el autor postula que ella da cuenta exacta del discipulado que practicó Jesús. Nos desafía, por tanto, a revisar y a comparar nuestros modelos de discipulado con el de nuestro Señor. Nos invita a re-descubrir el discipulado de Jesús para ver si acaso no hemos pasado por alto, precisamente lo más importante. Por lo demás, Jesús no hizo otra cosa que seguir el mismo modelo que usó su Padre celestial cuando le dio la ley al pueblo de Israel.