Revista 89 / Enero a Marzo 2018

Aprendiendo de Cristo

Por la bendita gracia de nuestro Dios y Padre, iniciamos un nuevo año, agradecidos por la fidelidad del Señor, quien por medio de su Santo Espíritu nos sostiene en la batalla, nos alienta en la carrera, y sigue avivando el fuego de esta fe viva que él mismo encendió en nuestros corazones.

Fue muy sentida en Latinoamérica la repentina partida a la presencia del Señor de nuestro amado hermano Gino Iafrancesco, en noviembre recién pasado. En el año 2004 le conocimos en Chile, cuando nos visitó por primera vez. Él sirvió fielmente al Señor, compartiendo acerca de las inescrutables riquezas de Cristo. Confiamos en el fiel Consolador, el Espíritu Santo, que confortará los corazones de su familia, de sus colaboradores más cercanos, y de todos aquellos que hemos sido bendecidos con su rico ministerio.

Ante el desafío que tenemos como siervos y siervas del Señor, de ser un testimonio vivo a nuestra generación, nos encomendamos a él, para que, instruidos por sus sabias palabras, podamos cumplir la gran comisión. Los apóstoles aprendieron a predicar el evangelio mirando al Señor Jesús; junto con conocerle, también aprendieron la forma, tan espontánea y sensible a cada necesidad, con la cual el Señor llegaba al corazón de los hombres.

Las circunstancias han cambiado, pero el Señor es el mismo, y su poder para salvar al más perdido de los pecadores está vigente. Solo se necesita que los siervos de hoy estemos rendidos a Sus pies, antes de salir a entregar las buenas nuevas en el poder de Su fuerza.