Revista 55 / Enero – Febrero 2009

Las prioridades de Dios

Agradecemos a Dios el habernos concedido las fuerzas para iniciar el décimo año de la revista. Lo hacemos con la conciencia de que nos adentramos en tiempos decisivos, llenos de pruebas, desafíos y esperanzas.

En esta especial coyuntura, nos conviene ver cuáles son las prioridades de Dios, para no ser hallados nosotros haciendo una obra paralela, a nuestra propia medida. Hay propósitos claros, hay metas definidas por los cuales Dios trabaja hoy. No sólo proveyó para nosotros una preciosa salvación –y sacarnos así de nuestro gran déficit– sino que, sobre todo, nos incluyó en un propósito eterno, con miras a la preeminencia y exaltación del Hijo de su amor, Jesucristo.

La vida cristiana suele caer en rutinas diversas, sobre todo en juegos y entretenciones religiosos, para sostener un cierto estado de cosas. Ellas delatan el anquilosamiento y la falta de renovación, y hacen perder la dirección y el propósito. Por eso es fundamental realizar una permanente revisión de nuestros caminos, un retorno a la visión y a la palabra profética. Muchos cristianos conocen cuáles eran las prioridades de Dios en el siglo XVI, pero no saben cuáles son las prioridades de Dios en el siglo XXI. Para conocer lo primero sólo se requiere ir a la historia de la iglesia; en cambio, para conocer lo segundo se requiere tener los ojos ungidos.

El Señor, en su gracia, nos mantenga siempre con la mirada clara y el entendimiento abierto, para conocer Sus obras, Su camino y Su propósito hoy.