No toquéis las palomas
La corrupción había alcanzado el mismo lugar santo. Los mercaderes y cambistas habían mancillado los atrios de Dios – los mismos que había deseado tan ardientemente el alma del salmista. Por eso aquel día cuando el Señor subió al templo, dejó de lado su normal mesura. Al encontrar allí a los que vendían bueyes, ovejas […]