BOCADILLOS DE LA MESA DEL REY

Mucho se ha escrito acerca de por qué la Biblia contiene cuatro evangelios aparentemente repetitivos, y no uno solo, amplio e integrador.

Es evidente que un carácter tan rico y multifacético como el de nuestro Señor Jesucristo sólo podía expresarse a través de la visión plural de varios relatos. Alguien ha dicho que para conocer fielmente la fisonomía de un desconocido, son mejores cuatro fotos de distintos ángulos que una gran toma de frente. En este caso, la visión particular de uno solo era absolutamente insuficiente. Dos o tres de ellos tampoco bastaban; tenían que ser cuatro, como veremos.

Los cuatro evangelios muestran una visión cuádruple de Cristo. ¿A qué principio obedece? En la Biblia, que es armonía pura, hay también una cuádruple visión de seres vivientes en Ezequiel y en Apocalipsis, la cual armoniza perfectamente con esta cuádruple visión de los evangelios. Así, entonces, Cristo es presentado como el león (el Rey), como el becerro o buey (el Siervo), como el hombre (el Hijo del hombre), y el águila (el Hijo de Dios).

Sí; en Mateo, Cristo es el Rey de reyes que ruge como león, cuya palabra es con autoridad; Rey por derecho propio, porque es Creador y sustentador de todas las cosas. En Marcos es el Siervo por antonomasia, que vino a la tierra, no para ser servido, sino para servir, y para ofrecerse sobre el altar como el Becerro perfecto. En Lucas, Cristo gusta de denominarse el Hijo del Hombre, porque él fue el hombre perfecto, que encarna todos aquellos ideales que Adán no supo plasmar. En Juan, Cristo es declarado el Hijo de Dios, que, como el águila, vuela en las alturas, yendo y viniendo raudamente, coeterno con el Padre, en esa comunión inefable desde antes que el mundo fuese.

En esta visión cuádruple de Cristo está también la síntesis de dos pares de antípodas. En él se dan la mano dos extremos aparentemente irreconciliables: el Rey y el Siervo, y Dios y el Hombre.

Así pues, gracias a los cuatro evangelios, podemos ver a Cristo con estas sorprendentes perfecciones que ahora podemos admirar.