Un incidente vergonzoso
En su juventud, el evangelista Brownlow North había vivido una vida turbulenta. Un domingo, antes de subir al púlpito, le entregaron una carta. Su autor relataba un incidente vergonzoso en la vida de North antes de su conversión, y decía que si North se atrevía a predicar, él se levantaría en medio de la congregación y proclamaría públicamente lo que aquél había hecho una vez. North llevó la carta consigo al púlpito y la leyó a la congregación. Les dijo que todo eso era cierto. Les dijo cómo había sido perdonado por Cristo, cómo había recibido poder para vencerse a sí mismo y dejar atrás el pasado, y cómo, por Cristo era una nueva criatura.
Usó su propia vergüenza para atraer a otros a Cristo.
William Barclay en Marcos
Sabiduría pastoral
Un joven predicador fue a la iglesia de un anciano pastor, y durante todo el sermón no hizo más que reprender a la congregación. Cuando terminó, le preguntó al anciano qué tal le había parecido la predicación. Éste le dijo: «En casa tengo una vaca. Cuando quiero leche, le doy de comer. Ni le grito ni la insulto».
Citado por D.L. Moody
Gozo en medio del dolor
En 1897, el misionero Samuel Zwemer, su esposa y sus dos hijas navegaron al Golfo Pérsico para trabajar entre los musulmanes de Bahrein. Las temperaturas alcanzaban de forma regular los 42 grados en la parte más fresca de la terraza. En julio de 1904, sus dos hijas, de cuatro y siete años, murieron en el plazo de una semana. No obstante, 50 años más tarde, Zwemer miraba atrás a aquel período y escribía: «Recuerdo el profundo gozo en medio de todo aquello. Con alegría volvería a pasar por eso».
John Piper, en Sed de Dios